Fàbregas no mejora a un Mónaco en ruinas

Fàbregas disputando el balón con Thomasson

Fàbregas disputando el balón con Thomasson / AFP

Sebastián Vargas Rozo

El Mónaco sigue, cual avestruz aterrado, sin poder levantar la cabeza. Los de Thierry Henry sumaron una derrota más, esta vez en casa ante el Estrasburgo en la presentación de Cesc Fàbregas con su gente. Poca fortuna tuvo el de Arenys al vestir por primera vez los colores rojiblancos en el Principado, sufriendo una goleada 1-5 y pudiendo hacer poco por reconstruir a un equipo en ruinas.

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Ligue 1 - Jornada 21

1
5
Alineaciones
Mónaco
Benaglio; Glik, Naldo, Badiashile; Henrichs (Sidibé, 55'), Tielemans, Fàbregas, Ballo Touré; Rony Lopes, Golovin (Sylla, 66'); Falcao.
Estrasburgo
Sels; Kone, Mitrovic, Martínez; Lala, Martin (Lienard, 81'), Sissoko, Fofana, Caci; Ajorque (Da Costa, 78'), Thomasson (Carole, 73').

Para inciar con pie izquierdo, el Mónaco sufrió la expulsión de Naldo apenas 7' después de iniciar el compromiso. Un empujón del brasileño sobre Ajorque cuando este marchaba solo hacia portería fue el detonante de su marcha. Para colmar sus males, dos goles en ráfaga cayeron a los 12' y a los 17'. Un par de testarazos de Thomasson y del propio Ajorque vaticinaban un desastre en el Louis II.

No parecía del todo perdida la esperanza gracias al capitán Falcao. El colombiano recibió en el área y, de zurda, hizo danzar la pelota lentamente hacia las piolas de Sels. Pero no fue más que un espejismo, un sueño del que Sissoko les iba a hacer despertar a los 63' de la segunda mitad con un golazo a colocar en el ángulo.

Aún traía más el Estrasburgo debajo de su manga. Ajorque quiso volver a decir 'presente' en el marcador y, tras una cabalgada desde mitad de campo, soltó la zurda con un remate raso que Benaglio no pudo repeler. Faltaba uno en la fiesta: iba a Fofana, que bajó el telón del partido con la 'manita' a los 93'.

Fàbregas, que jugó todo el compromiso, habita ahora con su Mónaco la posición 19 de la tabla. Un descenso directo, de momento, con la peor pinta posible. No por los puntos, pues el primer salvado está apenas tres unidades por encima. Lo de Henry va más allá: un equipo sin alma que no ve forma para renacer de sus cenizas.