El Valencia se descompone

Imagen de las protestas en Mestalla tras la derrota del Valencia en la Copa frente al Celta

Imagen de las protestas en Mestalla tras la derrota del Valencia en la Copa frente al Celta / sport

El ridículo en los octavos de final de la Copa del Rey frente al Celta (1-4) acelera la descomposición de un Valencia que ya ha puesto en el centro de la diana de todas las críticas la nefasta gestión de su propietario, Peter Lim.

El Valencia ha empezado el nuevo año futbolístico como acabó el 2016: crisis deportiva y de resultados. Ni el cambio de entrenador, el tercero en lo que llevamos de temporada y con la perspectiva que aterrizará pronto un cuarto inquilino, es ya un paraguas para los dirigentes. Esa carta ya se ha jugado y no sirve. Pako Ayestarán, Cesare Prandelli y ahora el 'bombero' Voro han pasado por el banquillo, pero ellos no son los culpables.

El malestar, la indignación y el cabreo en la afición es de tanta magnitud que el 'desaparecido' Peter Lim no puede ni estar tranquilo en su fortaleza de Singapur. La crisis es ya institucional...

La caída del Valencia es imparable. Dos años y tres meses escasos ha durado el enamoramiento entre los seguidores valencianistas y Peter Lim. En octubre del 2014 la llegada del empresario asiático desató una corriente de esperanza y optimismo, tras un ciclo muy difícil para la entidad, del que hoy en día ya no quedan restos. El crédito se ha agotado muy rápido, demasiado.

Mestalla estalló el pasado martes con el duro correctivo de Copa. El 1-4 encajado frente al Celta es solo el reflejo de lo que está ocurriendo en el club. Los problemas son de mucho más calado que uno o varios resultados adversos. Una plantilla descompensada, con problemas internos que se ven reflejados en el terreno de juego; un cuerpo técnico que dura escasos meses en el cargo; y una entidad que no tiene cabeza dirigente. Demasiados obstáculos para alcanzar los objetivos deportivos que siempre exige la difícil afición valencianista.

El estallido social fue evidente tras el golpe de Copa. El dueño y el director deportivo, 'Suso' García Pitarch, fueron señalados por los aficionados, con calificativos tan duros como 'estafador', 'canalla'. "Mestalla, despierta, esto es una mierda" refleja a la perfección el estado actual de la entidad.

Ni presidente ni líder

Pese a los intentos de la presidenta Layhoon Chan (puesta por Lim) por negar la evidencia, el Valencia es hoy en día una institución donde no hay ni presidente ni una persona que conecte con el valencianismo. No hay un líder al frente del clubEl Valencia se gestiona desde Singapur y, por poner un solo ejemplo, el 'affaire' con Prandelli se gestiono vía sms. Así no funciona el fútbol.

Y la propiedad está desaparecida. Peter Lim hace meses que no pasa por la ciudad y eso crea un desagarro con la realidad. El empresario es el dueño de las acciones y el dueño de la propiedad, sí; pero Valencia no es su casa. Cesare Prandelli, en su escapada, dejó muchas 'perlas' en la rueda de prensa, pero quizá la frase más acertada para explicar la situación actual fue que "el fútbol no son números, es pasión". Mucha pasión existe en las gradas, ninguna en la dirección.

Valencia necesita ahora un líder que tenga la capacidad de aglutinar a la gente, que sepa detectar los problemas para buscar soluciones y empiece a sentar las bases de un nuevo proyecto. ¿Liderado por Peter Lim? No parece que sea la persona más idónea. En el 2014 fue recibido como un auténtico Mesías, ahora lo mejor que puede hacer es buscar un comprador y salir rápido de Mestalla. La calma volvería a Valencia.