Oblak: "No me callo lo que pienso"

Jan Oblak repasa el arte de su profesión desde la óptica de uno de los mejores porteros del mundo

"Soy feliz impidiendo que se marquen goles y no es un trabajo, es mi vida", asegura el meta del Atlético

Las paradas de Oblak en Stamford Bridge

Las paradas de Oblak en Stamford Bridge / MEDIAPRO

Guillem Balagué

Guillem Balagué

Justo cuando se juega LaLiga, el portero del Atlético de Madrid Jan Oblak repasa el arte de su profesión con el perfeccionismo y la calma extrema de uno de los mejores guardametas del mundo.

¿Cuándo fue la última vez que pensó ‘por qué soy portero’?

(Risas) No me suelo preguntar eso. Lo he querido ser desde que era un crío. A veces desde la portería no puedes influenciar mucho el juego, pero puedes ayudar a no perder lo que hemos ganado. Soy feliz impidiendo que se marquen goles. Y no es un trabajo, es mi vida.

Algunos nos hicimos porteros porque vestíamos diferente al resto, porque era una manera de destacar…

De pequeño todos queremos que se nos identifique, ser únicos. Pero en mi caso, yo me hice guardameta porque mi padre también lo era. Siento que hubiera sido imposible cambiar de camino. Si alguien me quisiera de centrocampista o delantero, no sería futbolista. Nací para ser portero.

José Francisco Molina debutó con la selección de jugador de campo.

No es algo que haya soñado, la verdad. Tampoco me acaba de gustar cuando un portero le marca a otro, me siento incómodo. Pienso más en el portero rival que en otros jugadores. Tenemos una relación especial.

"MI PADRE FUE MI PRIMER ÍDOLO"

¿Admiraba a su padre?

Fue mi primer ídolo. Le seguía detrás de la portería y me tiraba cuando él se tiraba. En ningún momento me obligó a ser portero, sino que siempre me dijo que fuera lo que yo quisiera. 

¿Fue profesional?

Amateur. Pero tenía la necesidad de hacer algo para dar felicidad a la gente. No vivía de esto, sino que lo hacía por amor al fútbol. Era amateur, pero se entrenaba realmente como si fuera guardameta profesional. He aprendido mucho del mundo amateur, nunca he olvidado la pasión con la que viven el juego.  

"NO HAY NADA MÁS HERMOSO QUE LLEGAR"

A usted el profesionalismo le llegó muy pronto.

Debuté con 16 años en el Olimpija Ljubljana, me dio paso el entrenador de porteros que también era el portero titular, Robert Volkkal, que tenía 43 años. Pero cuando empiezas a entrenar con el primer equipo dejas de ser un adolescente, pasas a ser un adulto sobre el césped. Incluso cambias en tu vida privada. Necesitas pensar de otra manera. No todo el mundo acepta ese cambio, pero yo nunca olvidé que era lo que había soñado de crío. No hay nada más hermoso que llegar. No noto la presión, para mí todo lo que siento es puro disfrute. Y desde entonces quiero más: mejorar, ganar más, hacerlo mejor.

¿Recuerda su primer error?

No. Se me olvidan. Siempre hay que estar en el mismo plano emocional, pase lo que pase. El fútbol está lleno de subidas y bajadas, en la carrera de uno, en un partido. Pero hay que ver los errores como la oportunidad de mejorar. He aprendido mucho de gente profesional que he tenido al lado, como mi agente, Mila Mlakar, que fue jugador de hockey hielo y me ayudó a perfeccionar esa mentalidad de atleta de élite. En Eslovenia, hay muchos de ellos por kilómetro cuadrado, seguro que tiene que ver con esa calma emocional que tenemos en nuestra cultura. 

SCHMEICHEL, VAN DER SAR, BUFFON Y CASILLAS

¿Cuáles fueron sus referencias en la portería?

Crecí en una era sin Internet, así que dependía de lo que se veía por televisión. Admiraba mucho a Peter Schmeichel y Van der Sar -seguíamos al Manchester United por la tele-, Buffon, Iker Casillas... Son jugadores que hay que admirar porque, debido a la evolución del fútbol, tuvieron que cambiar su estilo para adaptarse. Nos cambian la pelota cada dos por tres, pero es normal porque la gente quiere ver goles, no tanto las paradas. 

Su rol es cada vez más importante: el ataque empieza con ustedes.

Es verdad, aunque los entrenadores no dedican tanto tiempo a hablar con los arqueros. Me gusta discutir de tácticas con los compañeros. En el descanso, por ejemplo. No me callo lo que pienso.

¿Ha estudiado en profundidad el proceso por el que pasa antes de tomar una decisión?

No sueles pensar en lo que va a pasar. Miras alrededor y te preparas para cualquier circunstancia. Te fijas en el balón, en tu posición, en la del rival. El problema es que los grandes jugadores pueden hacer un gesto hacia un lado, pero envían el balón al lado contrario. Lo más importante es seguir la pelota y tener la posición adecuada. Si la tienes, no necesitas hacer un paradón. Luego debes mantener la calma y, si puedes, ¡detener el balón!

Así que, ¿las grandes paradas son a menudo errores previos?

Muchas veces te toca hacer paradas extraordinarias, porque no estabas bien colocado. Las paradas fáciles son las que merecen el elogio.