Entrevista SPORT
Entrevista | Oier Sanjurjo Excapitán de Osasuna
El jugador con más de 200 partidos en Primera que superó el síndrome del impostor: "Enseño a respirar y protejo el euskera"
Oier Sanjurjo, capitán durante años de Osasuna, luchó contra el día después de retirarse que afecta a muchos profesionales, incapaces de tener un plan alternativo después de finalizar sus carreras deportivas

Oier Sanjurjo, capitán de Osasuna, el día de su retirada, que se produjo el 29 de mayo de 2023. / JESÚS DIGES
El día después de un deportista profesional es un partido que se juega sin focos. La presión mediática desaparece, pero el rival no. Está dentro del jugador o el atleta, al que durante años le ha rondado una pregunta: "¿Ahora, qué?". Cuestión que termina devorada por una rutina que no para. Una carrera corta, pero intensa, para la que se necesita un 'plan B' posterior. Oier Sanjurjo (Lizarra, 1986), capitán de la resurrección de Osasuna, dio respuesta, en apenas cuatro meses -colgó las botas el 28 de mayo de 2023-, a las dudas que atormenta a tantos compañeros.
Lo hizo gracias a saber lidiar con la incertidumbre. A saber que aunque uno llegue a Primera, eso no va a ser eterno. Así, después de más de 380 partidos vistiendo la camiseta 'rojilla' (superando los 200 en la máxima categoría, sexto con más duelos en la historia de Osasuna), encontró un camino alejado de los banquillos y otros cargos que propone el embudo del fútbol. Ejerce como instructor de respiración, una acción que nos mantiene vivos, pero que ni en el deporte de alto nivel tiene un cuidado propio. Y, de paso, mejora la capacidad torácica del euskera desde la presidencia de la Federación Navarra de Ikastolas. Respira, inspira, suspira, pero nunca pierde el oxígeno.
P. ¿Cómo entra el fútbol en la vida de Oier Sanjurjo?
R. Como muchos otros niños y niñas, desde que nací tuve cierto interés por todo lo que fuese una pelota. Mis primeros pasos son en el patio de la ikastola, donde el mayor interés que tenía era por jugar al fútbol. Me voy dando cuenta de que tengo cierta coordinación y movilidad. Se me da bien eso de jugar a lo que es el fútbol. Era de los que mejor me manejaba en el curso, después también vi que pasaba eso en el pueblo y, así, fui subiendo etapas.
P. ¿Cuándo te das cuenta de que el fútbol puede ser un mecanismo de vida?
R. Todo va cogiendo color cuando llevas a Liga Nacional y subes a División de Honor con el Izarra, en una situación histórica para el club. Ahí es cuando me llama Osasuna. Entonces, empieza a coger un poco más de seriedad el asunto, porque ya te plantas en una edad en la que estás cerca de poder estar en categoría profesional. Pero siempre he ido con cierta humildad y respeto hacia todos los compañeros que tenía alrededor, porque siempre tuve la percepción de que los demás eran mejores que yo en todos los sentidos. A la vez, yo tenía ese amor propio y ganas de demostrar, cada vez que podía, que ahí estaba yo con mis condiciones. Quizás no son las del futbolista que sale más en la televisión: calidad, regate, buen toque de balón, pero tuve otros atributos que supe explotar y me dieron la oportunidad de competir al más alto nivel.

Oier Sanjurjo disputa un balón con Raúl Tamudo en un Espanyol-Osasuna de 2008. / JOSEP MARIA AROLAS
P. Ya que hablas de la etapa del fútbol juvenil. Antes, con 17 años, estabais en formación, pero ahora, jugadores de esa edad como Lamine Yamal, lideran equipos de primera fila como el Barça. ¿Cómo se gestiona esa presión temprana?
R. No es nada fácil. La pregunta que me haces es muy complicada, pero te tengo que decir que yo he sido una persona con mucha suerte, en el sentido de que mis padres lo han gestionado tan bien. En ningún momento les ha podido esa emoción y esas ganas de que “quizás mi niño pueda ser…”. Al revés: han apaciguado esa emoción que podría generar un salto a medio plazo. Me han animado, pero para ir despacio, estudiando por si el fútbol no salía bien. Con la naturalidad de 'lo que tenga que ser, será'. No se nos caen los anillos si no llegas, porque estamos viendo, año tras año, la de compañeros que se están quedando en el camino, y tú también puedes ser uno de ellos al año siguiente.
P. En tu caso, estando ya en Osasuna, te mandaron un año cedido al Burladés de Tercera División. ¿Cómo debe gestionar un jugador que es una promesa este tipo de apercibimientos?
R. Si te da un aviso es porque no lo estás haciendo todo lo bien que ellos creen que deberías. Con lo cual, al principio te sorprende y te molesta, pero, en mi caso, soy una persona con gran capacidad de adaptación. Hay que levantarse de un revés. Tener esa capacidad para que suponga una crisis o un derrumbe total. Somos seres humanos, personas en las que nos podemos equivocar. Tenemos también derecho a ello, porque eso es un proceso de aprendizaje. Y, a partir de ahí, precisamente con los procesos de aprendizaje, sacar el lado positivo y siempre el vaso medio lleno.
Ser un 'one club man' también implica más responsabilidad: eres una referencia en casa, para el aficionado y para el club. Lo conoces bien y a veces puedes llegar a creerte con más control del que en realidad tienes, con potestad para opinar o decidir más de la cuenta
P. ¿Cómo es estar toda una vida en un club? A excepción del año del Celta o de esta experiencia comentada, tu vida transcurrió casi enteramente en Osasuna.
R. Es una gran suerte la que he tenido. Hoy en día la mayoría de los jugadores pasan por diversos clubes: dos años aquí, uno allá, tres en otro. En mi caso, salvo el año en Vigo y el último de mi carrera, en Chipre, que fue un regalo, prácticamente he sido un one club man. Eso me ha permitido estar siempre en mi entorno cercano, en mi rincón de seguridad, con mis amigos y mi familia, sin tener que cargar con esa incertidumbre. Eso ayuda a mantener el orden y la concentración, y puedo decir que he tenido suerte.
Claro que ser un one club man también implica más responsabilidad: eres una referencia en casa, para el aficionado y para el club. Lo conoces bien y a veces puedes llegar a creerte con más control del que en realidad tienes, con potestad para opinar o decidir más de la cuenta. Hay que medir muy bien, porque aunque lleves mucho tiempo y seas capitán, todo debe gestionarse adecuadamente. En ese rol también me tocaron momentos difíciles, con el club en mala situación económica e institucional, y hubo que lidiar con circunstancias muy complicadas.

Oier Sanjurjo, a la derecha, en su etapa como jugador del Celta. / FARO DE VIGO
P. Sobre todo lo que hablas: ¿qué importancia tiene el entorno en la vida de un jugador?
R. Es muy buena pregunta, porque tener un entorno estable te ayuda a mantener una estabilidad emocional. Si tú y tu entorno estáis estables, rindes mejor: tu respuesta ante situaciones adversas será más equilibrada y tendrás más opciones de éxito para desplegar todas tus cualidades. Yo he tenido la suerte —o me la he ganado— de contar desde muy joven con un entorno que me ha asesorado de manera justa y objetiva. ¿Cómo lo logré? Probablemente por intuición, por fortuna o por una mezcla de ambas.
Hay que tener en cuenta que cuando damos el salto al fútbol profesional, cada vez más jóvenes, con 17 o 18 años (en mi caso fue con 22), no estamos preparados para saber elegir un representante fiable, un asesor financiero, manejar bien las redes sociales, expresarse en público o entender la relación con directivas, entrenadores y compañeros. Todo eso forma parte de aprender a no cometer errores, mantener los pies en el suelo y gestionar bien lo emocional.
P. Parece que uno nunca está del todo preparado para dar el siguiente paso. Siempre hay cambios: de club, agente, ciudad, compañeros...
R. Por eso yo soy defensor de que hay que enseñar a los jugadores y jugadoras, desde bien pequeños, cuál es el sitio donde han aterrizado, el mundo profesional, y qué repercute. Porque el jugador es como una empresa: está el fisio, el médico, el asesor financiero, el asesor inmobiliario, el de las redes sociales, el representante… Y tiene que tener las herramientas necesarias para poder, o saber, elegir bien cada uno de ellos. Para que le ayuden a ser un buen jugador, a rendir y a sacar todo su potencial. Y que, no por una mala decisión, desestabilice al jugador y le quite por tierra ese futuro prometedor que pueda tener. Algo que también suele pasar.
P. Y este proceso continúa en el tan temido 'día después'. En más de una conversación, tras tu retirada, te hemos escuchado hablar del 'Síndrome del Impostor', que en los futbolistas surge como ese miedo a no saber qué hacer tras el final de carreras cortas e intensas. ¿Cómo dio Oier Sanjurjo respuesta a la pregunta de: "qué hago con mi vida"?
R. Eso va intrínseco en la forma de ser de cada uno. Hay que permitirse la incertidumbre y transitar por ella. En la vida no siempre se tiene todo claro ni la seguridad de saber qué hacer en cada momento. Llegan etapas de inseguridad y falta de autoestima, pero lo importante es entender que son pasajeras y no dejarse atrapar por ellas, sino mirar adelante con optimismo y ser proactivo: buscar algo que te impulse a seguir. No quedarse en el sofá, obviamente.
Yo siempre fui explorador, con inquietudes, y empecé a investigar qué podía hacer al terminar el fútbol. En medio de esa incertidumbre me encontré con la respiración. Vi que ahí había un nicho interesante, no tanto por ocuparme o justificar un trabajo tras retirarme, sino porque me parecía un campo fascinante
Yo siempre fui explorador, con inquietudes, y empecé a investigar qué podía hacer al terminar el fútbol. En medio de esa incertidumbre me encontré con la respiración. Vi que ahí había un nicho interesante, no tanto por ocuparme o justificar un trabajo tras retirarme, sino porque me parecía un campo fascinante. Experimenté en mí mismo sus beneficios y funcionaba. Y como siempre me ha gustado ayudar a los demás, pensé en explorar este camino para que otros también pudieran beneficiarse de estas técnicas.
P. ¿Cómo es entonces la vida de Oier Sanjurjo como instructor avanzado de respiración funcional para la firma Oxygen Advantage?
R. Después de mi último año en Chipre, en el AEK Larnaca, que fue muy bonito por la experiencia de jugar la Europa League, me topé por internet con la compañía de respiración funcional Oxygen Advantage. Me sorprendió darme cuenta de que, después de diez años en la élite cuidando el descanso, las cargas de trabajo, las intensidades o la alimentación, nadie me había hablado de la importancia de respirar adecuadamente. Es clave para regular todos los sistemas del organismo, con los beneficios que ello aporta. Por eso decidí hacer la formación, el examen teórico y la práctica. Aposté por poner ese conocimiento al servicio de los demás. Y en eso estoy muy contento, porque me siento realizado ayudando a la gente, viendo que funciona. Así que, ahora me dedico a cuidar a mi familia, a ser instructor de respiración y soy presidente de la Federación Navarra de Ikastolas, donde trabajo, desde la militancia por la defensa y protección del euskera, que es mi idioma.
P. ¿Qué importancia tiene el euskera y cómo ha configurado tu forma de ver el mundo?
R. Es clave desde el punto de la diversidad y la riqueza a nivel cultural. Cuando voy a la Bretaña francesa, me gusta ver cómo viven allí; son diferentes a nosotros. Cuando voy a Países Bajos, Inglaterra, India… me gusta ver lo que hay en cada sitio. Entonces, el idioma construye nuestra identidad. Nos hace diferentes, porque tenemos distintas culturas y costumbres. Eso siempre es riqueza. Siempre he tenido esa relación de amor hacia mi idioma porque vivimos en una comunidad, como Navarra, en la que es minoritaria, aunque sea cooficial y bilingüe. Tenemos también esa necesidad de perseverar, cuidar y mantener el idioma que viene desde nuestros antepasados. Un deber moral, conscientes de las dificultades de todo tipo que enfrentamos.

Oier Sanjurjo, a la izquierda, celebrando el pase a la Europa League. / AEK LARNACA
P. El fútbol es una vía muy potente en este sentido. Por ejemplo, el Celta, equipo en el que has estado, ha potenciado su imagen de marca a través del empleo del galego.
R. Es necesario. Los clubes de fútbol tienen una gran representación y son referencias, ya no solo para los jóvenes, sino, en general, para una gran parte de la sociedad, que es seguidora del fútbol. Entonces, que clubes fuertes hagan esa apuesta por el cuidado del idioma propio es importante y necesario. Ahora bien, a nivel institucional es un avance, a nivel de redes sociales, que, por lo menos, hagan apuesta y se use. Pero es cierto que el castellano es la lengua vehicular del fútbol, incluso en los territorios donde se hablan varios idiomas.
P. ¿Qué tipo de pacientes sueles tener en el servicio que prestas para mejorar la respiración?, ¿son solo deportistas?
R. Mi idea principal era trabajar con gente deportista que quisiera mejorar su rendimiento, descansar mejor, optimizar su esfuerzo. Pero me he dado cuenta de que acuden perfiles diversos a los que puedo ayudar y enseñar. Personas que necesitan respirar para poder descansar mejor, porque se medican para dormir o porque tienen problemas de insomnio. Gente que necesita regular su sistema nervioso, porque tienen ciertos grados de ansiedad y de estrés y necesitan equilibrado. Pacientes que, a nivel emocional, están muy inestables y necesitan regularse para dar una respuesta emocional más acorde a las situaciones que se presentan. Después, también, personas con afecciones respiratorias. Es decir, un abanico muy diverso.
P. Puestos a unir los dos mundos, el de la respiración y el fútbol, ¿cuáles han sido los momentos en los que lanzaste un suspiro de alivio?
R. Te voy a decir tres que se me ocurren. El primero, a nivel de connotación, de “salvar los muebles” del club. Porque si no hubiésemos salvado a Osasuna en Sabadell de descender a Segunda B, no existiría tal y como lo conocemos ahora. Todos respiramos aliviados aquel día. A nivel personal, otro momento fue cuando me rompí la derecha, por segunda vez, y se me infectó en el quirófano. Tuve que estar un mes con antibiótico por vía intravenosa, viendo que no había manera de progresar y que, de un día para otro, me iban a volver a operar para quitarme el alambre que me habían puesto.
Si llegaba a pasar eso, mi carrera se hubiese visto truncada del todo. Recuerdo perfectamente cuando me sacaron sangre para ver cómo estaba: si salía turbia, significaba infección; si salía clara, que estaba bien. Y salió limpia. Eso me permitió seguir jugando… y, de hecho, después vinieron mis mejores años de fútbol. Y el tercer momento de suspiro fue cuando pitó el árbitro el final del último partido que jugué con el AEK Larnaca, en Chipre. Fue una forma de decir: 'Ya ha acabado; ahora empieza otra vida'. Como cerrar un ciclo y respirar aire fresco a partir de ahora.
El día que más se me aceleró la respiración fue en mi debut, sin duda. Fue con Osasuna en El Sadar contra el Mallorca. Dos días antes, 'Cuco' Ziganda me dijo que iba a ir convocado y que quería que jugara, que iba a debutar. Cuando miré a mi alrededor y vi a jugadores hechos y derechos pensé: ‘¿Qué pinto yo aquí?’. Me invadieron miedos y complejos
P. ¿Cuándo se te aceleró más la respiración?
R. En mi debut, sin duda. Fue con Osasuna en El Sadar contra el Mallorca. Dos días antes, 'Cuco' Ziganda me dijo que iba a ir convocado y que quería que jugara, que iba a debutar. Cuando miré a mi alrededor y vi a jugadores hechos y derechos pensé: ‘¿Qué pinto yo aquí?’. Me invadieron miedos y complejos. Estuve dos días nervioso perdido. No lloré, pero mi respiración era extremadamente acelerada.”
P. Sé que el fútbol no ha salido de tu vida de un modo u otro, ¿pero te sigue suscitando la misma pasión y atención?
R. Sí, lo sigo viendo, sobre todo a Osasuna y algunos partidos de Europa y de Champions. Pero te admito algo: nunca he sido un fanático del fútbol que se quedase con fichajes o detalles. Ni siquiera veía mucho fútbol fuera de lo que me correspondía como jugador: me centraba en entrenar, jugar y en mi equipo. Disfrutaba también de otras cosas. En eso sigo igual: me gusta el juego, la estrategia, la táctica, pero con ver a Osasuna y su actualidad me basta.
P. ¿Que cosas no lograste ser que te gustaría hacer ahora? ¿Veremos a un Oier Sanjurjo meteorólogo?
R. (Ríe) ¡Es cierto que siempre me ha interesado la meteorología! Vivimos en Navarra, una tierra con gran diversidad climática, y eso siempre me ha llamado la atención; seguramente podría haber tirado por ahí. También la geografía me ha gustado siempre y es algo que me ha apasionado.
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