ESPANYOL
Dani Solsona: "Claro que habría jugado en el Barça, aunque yo siempre seré del Espanyol"
El exjugador blanquiazul es un enamorado del fútbol: "Puedo ver un Olympiacos-Pafos"

Dani Solsona posa en el exterior del campo del Espanyol. / Zowy Voeten / EPC
Dani Solsona (Cornellà, 18 de enero de 1952) fue un fino estilista, un jugador muy técnico, que contrastaba en un fútbol físico en aquella época. Repartió su vida entre el Espanyol, el club de su corazón, el Valencia, donde ganó sus únicos títulos, una estancia en Francia y un final en el Sant Andreu. Perico de pura cepa, patrimonio del Espanyol, lleva décadas mirando las vicisitudes del club desde fuera.
¿Le gusta el fútbol de hoy en día?
Sí. El fútbol es lo que más me gusta. Miro muchos partidos, no solo los del Espanyol, por supuesto, del Barça o el Madrid. Puedo mirar hasta un Olympiacos-Pafos.
¿Para disfrutar o con el instinto profesional activado?
Es mi defecto. Me gustaría mirar los partidos para disfrutar, como el del Barça-PSG. Pero me meto dentro del partido, lo analizo, y me gustaría estar simplemente mirando.
El juego ha evolucionado.
Sí, sí. Comparado con mi época, ha mejorado todo: los terrenos de juego, los balones, las botas, la táctica… Ya no se ven agujeros en el campo ni barro. A veces ni se ve el agua cuando ha llovido.

Solsona posa tras la entrevista con El Periódico. / Zowy Voeten / EPC
¿Nació demasiado pronto? Se lo pasaría mejor ahora.
[Risas] Por mis características me adaptaría mucho mejor al fútbol actual, donde hay jugadores más habilidosos y técnicos. No escoges cuando quieres nacer, y en aquella época tuve mis dificultades.
¿Por el físico?
Más que físicas, por los terrenos de juego. Pero jugué muchos años y me adapté, evidentemente.
Se hizo famoso ganando un curso de técnica individual. ¿Qué le pidieron?
Conducción en zig-zag, desplazamientos con precisión, disparos a partir de un ángulo… Yo era juvenil. Se inventaron, la federación o no sé quién, un concurso de habilidad y técnica. Iba un jugador de cada equipo de Primera. El Espanyol me escogió a mí. El día que debuté, antes de empezar, el presidente me impuso la insignia de oro y brillantes en el centro del campo, delante de todo el mundo.

Dani Solsona, frente a la puerta número 8 del RCD Stadium con su nombre. / Zowy Voeten / EPC
Su familia es perica de toda la vida.
Sobre todo mi padre. Hace años que murió y me quedó la pregunta que siempre quise hacerle: cómo es que era perico. Por qué era tan perico. Y mi madre igual. Ella se quedaba más en casa. Teníamos una vaquería en Cornellà.
Cuando había vacas y prados en Cornellà.
Vivíamos en la casa y el establo con las vacas estaba detrás. A las cuatro de la mañana ya estaba en marcha mi padre para cortar la alfalfa. Las vacas no perdonan: no hacen fiesta, comen cada día y había que ordeñarlas dos veces al día.
¿Usted sabe por qué es perico?
Por la familia. Es lo que veía. No quiero ni pensar si mi padre hubiera visto una camiseta del Barça en casa.
¿Tan extraño era ser perico en aquella época?
No tanto, pero lo parecía. Yo iba a los escolapios de la calle Diputació, y si éramos 30 en la clase, 29 eran del Barça. Yo era el raro.
¿Cultivó un sentimiento de rivalidad o animadversión?
Entré en el Espanyol a los 12 años, cuando se creó la categoría infantil. Fui a hacerme la prueba al campo del Martinenc. Empezó entonces la rivalidad, cuando nos enfrentábamos al Barça, pero ninguna animadversión.
"Hace años que murió mi padre y me quedó la pregunta que siempre quise hacerle: cómo es que era perico. Por qué era tan perico"

Solsona, durante la entrevista con El Periódico. / Zowy Voeten / EPC
Usted era un pelotero.
Sí, sí. Todo lo contrario al fútbol de mi época. Mi físico era inferior al estándar de mi edad. Igual con otras características habría debutado antes, pero me veían tan frágil y por el miedo que me hicieran daño… Las condiciones las tenía de sobras. Con 18 era un niño casi por hacer. Era el más esquifit [pequeño] del equipo. Era el capitán y los que venían detrás de mí medían dos palmos más que yo.
Su primer gol en Sarrià fue de cabeza.
No me acuerdo. Me debía tocar el balón en la cabeza. Nunca iba a rematar, normalmente sacaba las faltas. Igual metí dos en mi carrera. Debía ser bastante fácil, no fue una pugna con un defensa [risas].
Ese futbol era muy salvaje comparado con el de hoy.
De mucho contacto, también porque los campos no estaban bien, el balón botaba mal… Había jugadores duros y no había cámaras de televisión. Hoy los grandes jugadores están mucho más protegidos. No del todo, porque siempre hay un defensa que te suelta alguna garrotada.
¿Recuerda a alguno?
Si empiezo a pensar, seguro que me sale alguno. Cuando ibas al norte, los campos eran más pesados y ante la pelota dividida tenías que saltar. Una cosa es que el jugador sea contundente y otra que vaya con intención. Todavía hoy ves a alguno que suelta una patada para dar, no para romper nada, pero sí para dar.
Había menos patadas en el centro del campo…
Pero alguno lo tenías pegado todo el partido. Diría que Molinos, que luego fuimos compañeros en el Espanyol, Víctor, Neeskens… Por insistentes, no por violentos.
"Igual con otras características habría debutado antes, pero me veían tan frágil… Las condiciones las tenía de sobras. Con 18 era el más 'esquifit' [pequeño] del equipo. Era el capitán y los que venían detrás mío medían dos palmos más que yo"

Solsona, Cruyff, Marcial Pina y Caszely, con la selección catalana el 9 de junio de 1976, en su partido contra la URSS en el Camp Nou. / FCF / EPC
"Iriondo me mandó a calentar a falta de 20 minutos. Y salgo y paso por delante mi padre. “Nen, on vas?”, me dijo. “Vigila que són molt grans i et poder fer mal”. Era un partido de Copa con el Barça. Ganamos 2-1 y en la vuelta perdimos 3-1. El Espanyol estaba en Segunda, pero había ascendido ya.
¿Y los arbitrajes?
Si ahora nos quejamos… Antes no te quejabas porque no tenías elementos para discutir, aunque había jugadas escandalosas. Los árbitros eran muy autoritarios. Te los mirabas un poco y ya iban con la tarjeta en la mano. Te miraban hasta mal. Igual me hacían cuatro o cinco faltas, levantabas los brazos y venían corriendo y te enseñaban la tarjeta a ti. Ahora son más dialogantes, hay muchas cámaras.
¿Se lo pasó bien?
Sí, fui feliz. Me gustaba ir a entrenar. Nunca llegaba tarde.
Su padre le vio debutar sentado detrás el banquillo.
En Sarrià. Las vallas, que eran de madera, estaban muy cerca de la línea de banda. Iriondo me mandó a calentar a falta de 20 minutos. Y salgo y paso por delante mi padre. “Nen, on vas?”, me dijo. “Vigila que son molt grans i et poder fer mal”. Era un partido de Copa con el Barça. Ganamos 2-1 y en la vuelta perdimos 3-1. El Espanyol estaba en Segunda, pero había ascendido ya.
"Los árbitros eran muy autoritarios. Te los mirabas un poco y ya iban con la tarjeta en la mano. Te miraban hasta mal. Igual me hacían cuatro o cinco faltas, levantabas los brazos y venían corriendo y te enseñaban la tarjeta a ti"

Carles Rexach y Daniel Solsona posan en el Tenis Barcelona antes del derbi entre el Barça y Espanyol. / RICARD FADRIQUE / Delegaciones
"Con el derecho de retención, no te podías marchar ni cuando acababa el contrato. Te daban un 10% de aumento. Me querían muchos equipos y me decían que no era verdad, hasta que fue verdad. El Espanyol siempre se cerró en banda"
Ocho temporadas con el Espanyol y cada verano sonaba como transferible.
Cuando se acercaba el verano se hablaba del Barça y el Madrid. Con el derecho de retención, no te podías marchar ni cuando acababa el contrato. Ni protestar. Te daban un 10% de aumento. Me querían muchos equipos y me decían que no era verdad, hasta que fue verdad. El Espanyol siempre se cerró en banda.
Y tan feliz, siendo perico.
Por supuesto, desde los 12 años y siendo capitán. Pero, al final, tú tienes objetivos. Te vienen a buscar y pretendes mejorar deportivamente. En el Espanyol me he sentido siempre querido y considerado.
El Barça insistía cada verano.
Cada temporada, y la última vez lo hizo todo para ficharme, pero el presidente siempre se negó. Que no y que no decía Manuel Meler. Incluso ante un cheque en blanco.
¿Habría jugado en el Barça?
Claro. Eres un profesional y viene un club que te quiere fichar, no sales de casa, estás en Barcelona… Claro que sí.
"Al final, tú tienes objetivos. Te vienen a buscar y pretendes mejorar deportivamente. En el Espanyol me he sentido siempre querido y considerado"

Dani Solsona, Fernando Molinos, Dani Sánchez Llibre y Manuel Meler, en 2004. / JOAN MONFORT / EDECASA
No existía esta animadversión como la actual.
El caso de Joan Garcia. A ver… Ha habido muchos jugadores que han ido del Espanyol al Barça y del Barça al Espanyol. Parecía que no se marcharía, la gente lo creyó se enfadó. Como profesional, ¿qué tienes que hacer? Nadie se iría de ningún club. Como profesional le entiendo; como socio, me toca las narices que haya ido al rival, pero le entiendo.
Puedes ser aficionado de un club y jugar en otro.
Yo seré del Espanyol siempre. Pero si tengo que defender otros intereses, los defenderé. En mi caso fue el Valencia: me fichó, se portó muy bien y lo defendí a tope. Mi equipo es el Espanyol. Luego viene el Valencia, pero primero el Espanyol.
Hubo un Espanyol-Valencia sonado con una Liga en juego en disputa con el Atlético y el Barça.
Sí, ganamos el partido y fue campeón el Valencia porque ellos empataron.
Y ganaron dinero. Tenían primas del Atlético y el Barça.
De los dos. Tenía 19 años. Era joven, no pintaba nada y mandaban los veteranos. A la hora de repartir, me llamaron. ‘Chaval, tú también cobras’.
"Ha habido muchos jugadores que han ido del Espanyol al Barça y del Barça al Espanyol. Como profesional entiendo a Joan garcia; como socio, me toca las narices que haya ido al rival, pero le entiendo"

Daniel Solsona, en un partido del Espanyol frente al Burgos, en Sarrià, el 9 de diciembre de 1972. / Archivo / EFE
"Quien negociaba con Meler era Joan Gaspart. El Espanyol insistía en que no y apareció Núñez sugiriendo que jugara cedido un año para comprobar si me había recuperado de una hepatitis que tuve. Echó leña al fuego y Meler dijo que ni hablar. Yo no habría ido cedido"
¿Vio cerca algún título con el Espanyol?
La Liga de la campaña 72-73. Estuvimos toda la temporada arriba y flojeamos en las últimas tres jornadas. Había buen equipo y las diferencias económicas respecto al Barça y el Madrid no eran tan abismales. De vez cuando les ganábamos, sobre todo en Sarrià.
Josep Lluís Núñez hizo el último intento.
Quien negociaba con Meler era Joan Gaspart. El Espanyol insistía en que no y apareció Núñez sugiriendo que jugara cedido un año para comprobar si me había recuperado de una hepatitis que tuve. Echó leña al fuego y Meler dijo que ni hablar. Yo no habría ido cedido.
Era humillante para usted.
Llevaba ocho años en Primera. Jugando, no saliendo ratitos. Jugando de verdad. O crees que es el fichaje o no. Lo de la hepatitis era fácil de aclarar. Eso lo acabó de romper. Esto funcionaba así. Los futbolistas hicimos dos o tres huelgas: una para abrir el derecho de retención, otra para entrar en la Seguridad Social, que no teníamos. No tengo cotización de 1970 a 1980. No constamos, como si no existiéramos.
El derecho de retención…
Si no llegabas a un acuerdo para renovar, te alargaban el contrato con un 10% de aumento y no te podías ir. Los presidentes tenían la sartén por el mango. No había representantes. Yo iba solo a hablar con el presidente, cuando firmé a los 18 fui con mi padre. Era otra película. Ahora, si quieren que renueves has de pagar lo mismo que otro.
Lo que ha pasado con Joan Garcia, que debían haberle renovado antes.
Claro, cuando empezó a jugar en Segunda. Si crees que es tu portero, y lo creían, has de renovarlo, le subes el dinero y le doblas la cláusula, pero en la última temporada…
"Llevaba ocho años en Primera. Jugando, no saliendo ratitos. Jugando de verdad. O crees que es el fichaje o no. Lo de la hepatitis era fácil de aclarar. Eso lo acabó de romper"

El exfutbolista Dani Solsona, frente a la tienda el Espanyol en el estadio blanquiazul. / Zowy Voeten / EPC
Usted acabó yendo al Valencia.
Cuando se rompió del todo con el Barça, vino el Valencia y en pocos días hablaron con el Espanyol, conmigo y hubo un acuerdo.
Allí logró títulos.
En cinco temporadas, ganamos la Copa del Rey al Madrid en el Calderón, la Recopa al Arsenal por penaltis y la Supercopa de Europa al Nottingham.
Fue muy pocas veces internacional con España.
Era la época de la furia. El hecho de jugar en el Espanyol influía también. Es lo único que lamento, que tendría que haber estado más en la selección. Se jugaba otro tipo de fútbol.
¿No fue convocado al Mundial-82 por Santamaría?
Lo había tenido cuatro o cinco años en el Espanyol.
¿No tuvo buena relación?
Me llamó a alguna convocatoria. Antes del Mundial recuerdo un España-Francia en el Calderón. Siempre estaba en todas las listas. No sólo la del 82, también la de 1974 y 1978. Aparecía en todas las listas, pero luego me caía. No quiero darle vueltas.

Solsona, en un partido de veteranos jugado en Sitges hace 20 años. / JOAN IGNASI PAREDES / EDECASA
"Lo único que lamento es que tendría que haber estado más en la selección. Siempre estaba en todas las listas. No sólo la del Mundial del 82, también en la de 1974 y 1978. Aparecía en todas las listas, pero luego me caía. No quiero darle vueltas"
Dejó el Valencia para ir a Francia.
Fui de los primeros en salir al extranjero, ahora se van hasta Malasia. El Valencia me quería renovar a la baja y un representante me preguntó si iría a Francia. Había dos equipos. El Mónaco, donde estaba Lucien Müller, pero no cuajó, y el Bastia. Firmé tres años. Los dos extranjeros éramos Alberto Tarantini y yo.
Luego fue a París.
A media temporada de la tercera hubo problemas económicos y nos dieron libertad si queríamos marcharnos. Vino a buscarme el Racing Matra Paris. Estaba en Segunda, y jugaba en el Parque de los Príncipes.
¿Se marchó?
Sí. Mi mujer y mis dos hijas se quedaron. El vicepresidente del Bastia era un catalán que llevaba media vida alli. Jordi Sarri. Nos hicimos muy amigos. Fue el padrino de mi hijo. Venía a comer a mi casa.
¿El vicepresidente a casa del futbolista y no al revés?
Cada día. Disfrutaba con la escalivada que preparábamos. Él me prestó el apartamento que tenía en París, él cuidó de que a mi mujer y a mis hijas no les faltara nada.
¿Y por qué medio año?
Me habría quedado, pero me querían de tercer extranjero. Ficharon a Pierre Littbarski y Enzo Francescoli. A los 26 años no me habría dado miedo a competir con ellos. Vino el Rennes con las mismas condiciones y acepté.
"Me habría quedado en París, pero me querían de tercer extranjero. Ficharon a Pierre Littbarski y Enzo Francescoli. A los 26 años no me habría dado miedo a competir con ellos"

Dani Solsona y Ferran Martorell, en un coloquio sobre los derbis con el Barça en 2017. / VALENTI ENRICH / Enviados
"Fiché por el Sant Andreu por Gaspart. No quería jugar en Tercera. Si algo tiene es insistencia, y no paraba de llamarme. No sabía que decirle y pensé: le pediré una burrada de dinero, me dirá que no y listos. Me dijo que sí"
Y al regresar aún jugó en el Sant Andreu.
Por Joan Gaspart. “No te pude fichar para el Barça, pero te ficharé para el Sant Andreu". No quería jugar en Tercera. Si algo tiene es insistencia, y no paraba de llamarme. No sabía que decirle y pensé: le pediré una burrada de dinero, me dirá que no y listos. Me dijo que sí.
Lo dejó para ser secretario técnico.
Con Juli Pardo. Cogimos al equipo en Segunda y ascendimos después de la promoción con el Málaga.
¿Y luego entrenador?
Era por hacer algo, para seguir vinculado al fútbol. Pero no me lo planteé seriamente como un objetivo. Si volviera atrás, igual habría probado.
Hace años que está desenganchado del Espanyol.
Empecé a colaborar con medios de comunicación. Así llevo 20 o 25 años.
Una leyenda como usted que no sea consejero ni embajador…
Estas cosas no me gustan. Tener una obligación de hacer esto o lo otro, viajar, ir al palco… Prefiero estar en la radio. Soy del Espanyol y voy a actos cuando me lo piden. Rafa Marañón lo hace fantásticamente bien.
¿Cómo ha visto desde fuera las vicisitudes del club?
Mister Chen sufragó bastante la deuda, pero la gente quiere resultados, que el equipo funcione en el campo, y si hay cien millones de deudas o palancas… La gente estaba un poco molesta. Ha venido otra persona, y de momento todo va bien, parece que se ha integrado más, pero quiero ver cómo actúa cuando vayan mal dadas.
Vía: El Periódico
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