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Cesare Prandelli, un renegado del catenaccio al rescate del Valencia

Cesare Prandelli tiene una amplísima experiencia en los banquillos italianos, sabe sacar el máximo rendimiento de sus plantillas pero su aventura en el Valencia será uno de los mayores retos de su carrera

Cesare Prandelli llevó a Italia a la final de la Euro 2012

Cesare Prandelli llevó a Italia a la final de la Euro 2012 / sport

Fernando Baquero

El Valencia ha decidido que el italiano Cesare Prandelli coja el timón de un equipo que lleva demasiado tiempo a la deriva por la propia incapacidad de sus gestores para elegir el hombre idóneo. Tras las aventuras con Nuno, Gary Neville o Pako Ayestaran, Peter Lim trasladará toda la responsabilidad a un técnico muy valorado en su país por saber obtener el máximo rendimiento de sus futbolistas pero que la Liga española sólo la conoce por la televisión. 

Este veterano entrenador, que si no lo echan antes cumplirá los 60 años en Mestalla, parece sobre el papel una elección si no acertada de momento al menos coherente.

El Valencia necesita a alguien con un currículum incontestable después de que los experimentos con novatos hayan resultado fallidos. Y si algo tiene Prandelli es experiencia

Integrante de una de las mejores Juventus de la historia, con la que ganó ocho títulos (Copa de Europa incluida) en seis temporadas y con la que vivió in situ la tragedia de Heysel, Prandelli desplegó una interminable carrera de entrenador que se inició en el club en el que se retiró, el Atalanta y que luego le llevó a Lecce, Hellas Verona, Venezia, Parma, Roma, Fiorentina, la selección italiana para concluir, hasta ahora en una corta y negativa experiencia en el Galatasaray. 

Desde el primer momento, Prandelli apostó por un tipo de fútbol opuesto al que él había vivido como futbolista 

Se opuso frontalmente al catenaccio y defendió una idea de fútbol que casi iba contra la genética italiana: buen trato del balón en un fútbol asociativo en el que la primera consigna es defender bien para que el talento se imponga en ataque. Esa forma de concebir el fútbol le permitió ir subiendo peldaños en el fútbol italiano. Sus mayores éxitos los protagonizó en la Fiorentina (2007-08), a la que llevó a una semifinal de la Copa de la UEFA y a clasificarse para la Champions League, lo que le valió ser elegido mejor entrenador del año y en la selección azzurra (2010-14), con la que jugó la final de la Eurocopa 2012 (que perdió contra España). Desde entonces, la suerte le ha sido esquiva. Dimitió por coherencia después de que Italia no pasara de la primera fase del Mundial de Brasil y fue destituido a los cuatro meses por el Galatasaray , tercero en la Liga pero eliminado de la Champions.

Prandelli no tiene un sistema de juego definido, aunque el 3-5-2 y el 4-2-3-1 son sus favoritos. Le da especial consideración al trabajo táctico y a la preparación física, valores que en su opinión contribuyen a una mejor organización del equipo en el terreno de juego. Sus equipos presionan muy arriba para recuperar el balón lo antes posible y minimizar las cualidades del rival. Es también un técnico que acostumbra a sacer el máximo rendimiento de sus futbolistas, como hizo con Mario Balotelli en la Eurocopa 2012, donde se vio la única gran versión del delantero italiano.  

Su equipo de colaboradores es el mismo de hace muchos años, lo que demuestra que sólo trabaja con personas de su absoluta confianza. A Mestalla se traerá a Gabriele Pin (ayudante), Giambattista Venturati (preparador físico), Vincenzo di Palma (preparador físico) e incluso con su propia jefa de prensa, Silvia Berti.

Cesare Prandelli es también un hombre de principios. Defendió a Balotelli contra todo y contra todos mientras pudo. "Mario tiene cualidades que muy pocos tienen, potencialmente se encuentra entre los 5 primeros en el mundo", llegó a decir. Hasta que se cansó de darle oportunidades que no apropvechó. "El fútbol no es su prioridad", se resignó.

El técnico lombardo es una persona que se suele significar a pecho descubierto en cuestiones sociales, como cuando se enfrentó a los ultras por sus cánticos racistas contra Balotelli o como cuando se posicionó públicamente contra la mafia y el crimen organizado. 

Si algo ha marcado profundamente la vida de Cesare Prandelli fue la muerte de su mujer. 

Un mes después de que le dieran el banquillo de la Roma, que entonces era uno de los escalones más altos del Calcio, dimitió para poder cuidar a su mujer, Manuela Caffi, a la que le habían diagnosticado un cáncer de pulmón. “Ella era mi prioridad. Quería estar cada minuto con ella. Muchos se sorprendieron por mi decisión, pero para mí fue una elección natural", explicó en una entrevista en La Reppublica. Manuela pareció recuperarse  y Prandelli aceptó una oferta de la Fiorentina; pero, finalmente, el 26 de noviembre del 2007, su mujer falleció. "No me imagino estar con otra mujer a mi lado. Pienso que una persona que hemos amado tanto vive dentro de uno, hasta que le toca morir a uno a su vez”, declaró Prandelli poco después. 

Así es Cesare Prandelli, un hombre que no oculta sus sentimientos, que no tiene miedo a expresar sus opiniones y que ha sido valiente para renunciar al fútbol primitivo del calcio y atreverse a innovar para que en Italia el fútbol también sea algo vistoso