El Atlético se complica la Champions tras un empate de hierro

Athletic y Atlético empatan en un partido disputado

Lucas Cadete

Dos minutos de inspiración ofensiva sellaron el empate a uno final en un empate que complica las aspiraciones colchoneras de Champions. El duelo de San Mamés respondió a lo esperado, fútbol de hierro, partido cerrado, lucha por cada pelota hasta la extenuación y escasas concesiones al espectáculo. Mejoraron los de Simeone en el segundo periodo pero sin chispa arriba, quedando la contienda resuelta con un punto sufrido para cada uno.

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LaLiga Santander

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Alineaciones
Athletic de Bilbao
Unai Simón; Capa, Yeray, Íñigo Martínez, Yuri (Unai Núñez, 83'); Dani García, Unai López (Vesga, 63'); Raúl García, Muniain (De Marcos, 83'), Córdoba (Sancet, 63'); Williams (Kodro, 91').
Atlético de Madrid
Oblak; Trippier (Arias, 63'), Savic, Giménez, Lodi; Koke (Herrera, 78'), Thomas, Saúl, Carrasco (Lemar, 63'); Marcos Llorente (Correa, 68'), Diego Costa (Morata, 63').

Se planteaba el duelo con la presencia de Marcos Llorente en el juego más ofensivo de los colchoneros, segundo punta junto a Costa. Y el arranque obedecía al guión esperado, con más cemento que lienzo, más hierro que poesía. Lucha sin cuartel por cada centímetro, juego físico, sin florituras, balones en largo, pugnas aéreas y Raúl García metido siempre, hay que tener arte para ello, en medio de todas las batallas. 

Pocos chispazos rompían la dinámica de un duelo férreo. El primero a los doce minutos, un toque preciso de Marcos Llorente a la velocidad de Yannick Carrasco, quien se aprovechaba de un inoportuno resbalón de Unai Simón cuando salía a por el cuero para disparar cruzado, fuera por muy poco el intento del belga.

Pero el encuentro estaba para pocas delicadezas. El tapete de San Mamés era más campo de batalla en Stalingrado que escenario del Bolshoi. Avisos con poca pólvora, Yuri para los locales disparando con la derecha -no es lo mismo- y Carrasco percutiendo para forzar un córner, hasta que a los 25 minutos por fin irrumpieron en escena los porteros. Oblak tuvo que detener en dos tiempos un testarazo centrado de Williams, pan comido para el esloveno.

Parecía que el Athletic se hacía paso a paso con las riendas del encuentro. Los de Garitano se llevaban todos los duelos y habitaban en campo adversario, aunque si un equipo en este mundo vive feliz atrincherado es el de Simeone. Y es que con Oblak bajo palos, se explica. El arquero voló a los 33 minutos para sacar un remate peinado por Yeray, un señor paradón.

Pero ni siquiera Oblak pudo hacer nada poco después cuando Iker Munian remataba con el exterior del pie un centro raso de Yuri. Delicatessen directa a las mallas, la calidad imponiéndose a la siderurgia.

Pero poco disfrutó el Athletic de su renta. Al minuto, Koke habilitaba a Diego Costa en un error de la zaga vizcaína y el de Lagarto definía con calma en el borde del área chica. Tablas de nuevo en el desértico templo rojiblanco, y hermosa dedicatoria del ariete a Virginia Torrecilla, jugadora del femenino colchonero convaleciente de una delicada operación.

Tras el asueto, el Atlético daba un paso adelante y merodeaba los dominios de Unai Simón con más elementos ofensivos. Pero regresaba ese fútbol de hierro, de lucha cerrada por cada pelota sin huecos para el lucimiento. A la hora de juego, Yuri irrumpía por izquierda para estrellar su zapatazo en el lateral de la red, primer aviso local en la reanudación.

La nueva normalidad también es un quíntuple cambio, dos leones y tres colchoneros, aires de amistoso en New Jersey en una calurosa madrugada de agosto. Pero tras los minutos de reajuste para ubicar nuevos peones y estrategias, el encuentro no variaba ni un ápice su dinámica. 

Las imprecisiones en los pases y el juego cerrado, ni un milímetro cuadrado al adversario, hacían discurrir los minutos sin que Unai Simón ni Oblak sufrieran sobresaltos de importancia. Los depósitos de combustible flaqueaban a estas alturas, pero unos y otros seguían más a la expectativa, sin lanzar la caballería hacia adelante en pos de esa meta sabrosa que es el triunfo.

A diez del noventa, clarísima la oportunidad visitante cuando Unai salvaba in extremis el chut de Arias en el segundo palo tras un centro chut de Lodi que el arquero había despejado con apuros. Y de ahí hasta el final, más deseo de ataque en los de Simeone pero sólo eso, el deseo, ya que la incapacidad de unos y otros para generar acabó dejando el uno a uno en el simultáneo del Botxo. Poca recompensa para el Atleti si quiere su billete a la Champions.