Un año del caso Soule: de Villar a Luis Rubiales

Ángel María Villar a su salida de la prisión

Ángel María Villar a su salida de la prisión / EFE

Ramón Fuentes

Nueve de la mañana del 18 de julio del 2017. La mañana parecía tranquila en la sede de la RFEF en la Ciudad del Fútbol hasta que el caso Soule saltaba por los aires. La sede federativa era cercada por miembros de la UCO dando inicio a un procedimiento que acabó llevando a la cárcel al "eterno" presidente Angel María Villar y su hijo Gorka además del vicepresidente económico Juan Padrón. Era el principio del fin de los casi 30 años de reinado absoluto de Villar.

Desde entonces no han dejado de producirse cambios en cascada dentro de las paredes de la sede federativa. El primero fue la inhabilitación desde el CSD al propio Villar que abría la puerta a la presidencia al eterno tesorero Juan Luis Larrea. Desde ese momento Luis Rubiales, entonces presidente de la AFE, tuvo claro que era el momento del cambio en la Federación Española de Fútbol.

Su primer intento llegó a principios de diciembre presentando una moción de censura a la gestión de Juan Luis Larrea. Tan claro lo tenía que renuncio a su cargo al frente del sindicato de futbolistas. En plena pelea por las fechas que la RFEF había impuesto para la celebración de la misma, el 22 de diciembre tuvo lugar un hecho que precipitó el cambio. Ese viernes prenavideño el TAD inhabilitaba a Angel María Villar como presidente de la RFEF. Decisión que rompía de un plumazo la hoja de ruta eliminando la moción de censura y obligando a la convocatoria de elecciones a la presidencia de la RFEF. Unas elecciones bajo los 139 miembros de la Asamblea que respaldó a Villar en mayo del 2017. De nada sirvieron los intentos del CSD ante el Consejo de Estado de repetir todo el procedimiento.

Un proceso electoral que Luis Rubiales tenía ganado desde el principio después de un intenso trabajo visitando casa a casa a todos los actores de la Asamblea: entrenadores, clubes, árbitros, jugadores, Fútbol Sala. Cuando Juan Luis Larrea quiso sumarse a la batalla aprovechando su púlpito presidencial y el respaldo de la patronal, ya era muy tarde. Rubiales tenía amarrado perfectamente el voto.

Dos meses del nombramiento de Luis Rubiales

Hasta el punto que nada afectó el aplazamiento de la primera fecha electoral del 9 de abril por orden del TAD. El 17 de  mayo la Asamblea de “Villar” daba el respaldo mayoritario al expresidente de la AFE. Dos meses han pasado desde entonces y la RFEF ha dado un giro de 360 grados. Poco queda de la herencia dejada por Ángel Maria Villar. Quizás lo más curioso es el regreso de José María Castillón, ex administrador general en la época de Villar, y que el mismo echó al explotar el caso por el uso indebido del dinero para las escuelas de la Fundación en Haití.

En estos dos meses ha cambiado por completo el Comité Técnico de Árbitros, la Junta Directiva, Secretaría General, departamentos Jurídico, marketing y comunicación. Y aún queda designar a los futuros Comités de Competición y Apelación. Esto en el aspecto institucional porque en el deportivo también el cambio es total. Luis Enrique tomará este jueves las riendas del banquillo en lugar de Fernando Hierro, quien a su vez tuvo que asumir el cargo de manera express tras la destitución de Julen Lopetegui. Un Fernando Hierro que renunció también hace pocas fechas a su cargo inicial de director deportivo dejando esta responsabilidad en manos de José Molina.

Apariciones fugaces de Ángel María Villar

Así es la Federación que este 18 de julio despierta en la Ciudad del Fútbol. Nada que ver con la que existía hace un año. De Ángel María Villar poco hemos sabido en estos 365 días. Una aparición esporádica en rueda de prensa para defender su inocencia y alguna entrevista esporádica en algún medio de comunicación. Un año después Angel Villar forma parte de la historia del fútbol español y fuera de los ámbitos de UEFA y FIFA. Su última aparición fue en la pasada final de la Liga de Campeones. Atrás dejado un legado intachable de éxitos deportivos y sombras sobre su gestión.