Roglic demuestra que es de otro planeta

El ciclista esloveno gana en solitario la etapa de los Lagos tras saltar a 61 kilómetros a rueda de Bernal, que luego sucumbió

Enric Mas vio el ataque de sus rivales en la distancia sabedor que era imposible seguirlos y guardó la ropa para ascender a la segunda plaza de la general

Roglic celebró el triunfo y liderato por todo lo alto

Roglic celebró el triunfo y liderato por todo lo alto / EFE

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Los ciclistas eslovenos comen carne humana, la misma dieta que hace 50 años convirtió a Eddy Merckx en un Caníbal. Qué pena, qué dolor, qué lástima que no se pueda dar marcha atrás y entrar en un túnel o una puerta del tiempo para ponerle un colchón a Primoz Roglic el día que se cayó y lastimó en el Tour, porque el duelo entre el compatriota joven y el supuestamente viejo en la ronda francesa habría sido de los más grandes, Roglic contra Tadej Pogacar, que ganase el mejor, y los demás viéndolo desde la barrera.

Pogacar demostró en el Tour que era de otro planeta, que no se llama Marte o Venus, sino Eslovenia, porque allí también ha nacido un ciclista excepcional, castigado muchas veces por las caídas, el Roglic que no se arruga, el que actúa con arrojo, el ambicioso y el que ayer respondió sin mirar atrás cuando Egan Bernal, un terrestre que ha ganado el Tour y el Giro, atacó al resto de corredores nada menos que a 61 kilómetros de la cumbre de los Lagos de Covadonga, en un nuevo descubrimiento de la Vuelta, una subida tan dura como el clima de Asturias cuando llueve, y que se llama la Collada Llomena. Se fue Bernal. Tenía margen Roglic para que el corredor colombiano viviese una aventura. Pero no se lo pensó dos veces. ¡A por él! ¿Una locura, una fantasía? Rotundamente, no, solo ciclismo, el que nunca se puede perder, el que gusta a la gente, el de ataques lejanos y lejos de las vallas con las que se protegen metas como la de los Lagos.

Enric Mas no fue a por ellos. Superman murió en el intento cuando trató de seguirlos. Mas hizo lo que pudo, porque él es un terrestre, un buen corredor, pero no come esa carne humana con la que se alimentan los corredores eslovenos, los que se pueden comparar a Merckx y a una corta lista de super figuras en la que también se incluiría a Miguel Induráin. Pogacar lo dejó claro en el Tour, donde ganó tres etapas como ya ha hecho Roglic aquí, en la Vuelta. Si Mas no contrarrestó a Roglic, si prefirió nadar y guardar la ropa y no volverse loco es porque sabía que sus fuerzas estaban para lo que estaban ayer y era para subir a la seguna plaza de la general y ver el jersey rojo con el que se vistió Roglic tras su gesta en solitario en la distancia, a 2.22 minutos, a la espera de que lo que suceda mañana en el Gamoniteiru, en la etapa reina de la Vuelta, muchísimo más dura que la vivida ayer en los Lagos

Roglic vio a Bernal y salió a su caza y captura, a pasárselo bien y a pedalear rápido para entrar en la leyenda de la Vuelta, que no tendrá tantos libros como la del Tour pero sí páginas cargadas de la mejor magia ciclista. "He disfrutado y hemos vivido todos un gran día de ciclismo", dijo Roglic con alegría. Bernal saltó creyendo que nadie lo seguiría y menos el nuevo líder. "Salí a divertirme y a llevar el cuerpo al límite sabiendo que no tenía nada que perder", respondió el corredor colombiano. "Bernal atacó y no pensé nada. Solo fui a por él". Juntos bajaron la Collada Llomena jugándose el pellejo y juntos llegaron a los pies de los Lagos, donde está el santuario a la Virgen de Covadonga, con minuto y medio para que Bernal cediera por el esfuerzo a 7 kilómetros de la meta. Allí se quedó Roglic solo para enfilar la subida a lo más alto de la cima asturiana como si circulase por una autopista.

OTRAS PIERNAS, OTRO RITMO

Mas atacó por detrás, ¿demasiado tarde? Pues no, cuando pudo, a 4 kilómetros y sin mucho éxito, la verdad, pero fue cuando sus fuerzas humanas le permitieron por lo menos capturar con el grupo de perseguidores a Bernal. "No esperaba ese ataque de Roglic y puedo estar más o menos contento", confesó Mas. Cuando no se puede, cuando no se tiene equipo, cuando las piernas se mueven mucho más lentas que las de tu gran adversario solo se puede felicitar al rival. "Hay que darle la enhorabuena a Roglic". Sin más, un ciclista de otro planeta contra un terrícola. Y mañana más madera.