Los Lagos, una etapa con trampa

Antes de afrontar la última ascensión, el pelotón subirá en dos ocasiones la Collada Llomena

La etapa de los Lagos se fortalece en cuanto a dureza para evitar que el pelotón llegue entero

Bernal, Roglic y Mas, durante una etapa de la presente edición de La Vuelta

Bernal, Roglic y Mas, durante una etapa de la presente edición de La Vuelta / EFE

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

En palabras de José Enrique Cima, que fue ciclista profesional con dos triunfos de etapa en la Vuelta y una Setmana Catalana en el zurrón, “la Collada Llomena es un buen lugar para ir a comer pero no para subirla en bici”. Cima es asturiano y durante muchos años ejerció de periodista en ‘La Nueva España’. Conoce como pocos todas las trampas que encierra el Principado, quizás uno de los lugares peninsulares más agradecidos a la hora de ir en bici, siempre y cuando haga buen tiempo, lo que está hoy en riesgo en la trascendental cita de la ronda española con los Lagos de Covadonga.

Ha querido la organización de la carrera buscar una trampa antes del tradicional y duro ascenso a los Lagos. Y en esta ocasión parece que lo ha encontrado con dos pasos por la Collada Llomena, con circuito de propina incluido, antes de afrontar la subida habitual desde la basílica de Covadonga a los Lagos, la primera de las dos etapas asturianas que deben decidir la suerte en la clasificación general.

La Collada Llomena no es una subida sencilla y ahí, siempre que los corredores quieran, puedan y no decidan reservarse para los Lagos, que alegre o tristemente suele ser lo más habitual, hay terreno y desnivel para dar un toque de atención a la etapa con 8 kilómetros de subida y tramos que alcanzan el 14% de desnivel.

De esta manera la etapa de los Lagos se fortalece en cuanto a dureza para evitar que el pelotón llegue entero y en perfecta solidaridad al pie de los Lagos y a partir de ahí desatarse la batalla. La tradición hasta ahora dictaba que si se quería endurecer esta etapa había que superar antes de los Lagos la subida al Fito, el lugar donde empezó a descolgarse Miguel Induráin en 1996 para retirarse antes de llegar a Cangas de Onís, en el último día del cinco veces ganador del Tour con un dorsal oficial en la espalda.