Demasiada calma chicha en la Vuelta

Eiking llegará hoy de rojo a los Lagos de Covadonga después de cinco etapas en las que no ha ocurrido nada interesante entre los favoritos

Fabio Jakobsen se anota en Cantabria la tercera victoria al esprint en el día de su 25º cumpleaños

Imagen de la llegada de la decimosexta etapa de La Vuelta 2021

Imagen de la llegada de la decimosexta etapa de La Vuelta 2021 / EFE

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Cinco etapas son muchas etapas, un lujo que una carrera como la Vuelta no se puede permitir sin que haya un solo movimiento entre los cinco primeros de la general; dos invitados a la fiesta y tres corredores que son realmente los que se deben jugar el triunfo de aquí al domingo, de Cantabria a plaza del Obradoiro de Santiago. Algo está fallando.

No puede ser que Odd Christian Eiking, un corredor que hasta ahora no había presentado ninguna credencial interesante para liderar una carrera como la ronda española, esté al frente de la Vuelta. Hoy, camino de Santa Cruz de Bezana, donde ha acabado la 16ª etapa, totalmente por territorios cántabros no ha ocurrido nada, aparte de la fuga consentida y una caída múltiple a los 3 kilómetros de iniciarse la competición en la que se vio envuelto, entre otros, Enric Mas.

Pero es que no pasó nada interesante entre los favoritos el domingo en Ávila ni el sábado por Extremadura. En Cantabria estaba casi cantada una llegada al esprint, con la tercera victoria de Fabio Jakobsen, el gran triunfador en el escenario de los velocistas, en el día de su 25 cumpleaños, abrazo con su madre, que lo esperaba en la meta de Santa Cruz de Bezana. Pero la etapa no hizo otra cosa que unirse a esta colección de jornadas, desde que se superaron las calles en cuesta de Valdepeñas de Jaén, en las que no ocurre nada. Cinco etapas en seis días.

En unas ocasiones ha sido porque había viento de cara, en otras porque las rampas no eran suficientemente duras y en el resto porque no estaba programado el día para ejecutar una ofensiva. Pero, en condiciones normales, Eiking nunca habría llegado de rojo a los Lagos, hoy en Asturias. Y si se da el caso, si sigue fallando todo, que el corredor noruego resiste al frente de la general en lo alto de Covadonga entonces si que estará ocurriendo algo muy grave aunque él repita "que es imposible que aguante porque la etapa asturiana es demasiado dura para mí".

A Roglic le ha ido de perlas que el ciclista noruego haya estado tantos días líder porque ha ahorrado trabajo al Jumbo  y él se ha librado de asistir a las sesiones de podio y de conferencias de prensa; más horas de descanso. A Mas le ha faltado terreno, o igual fuerzas para atacar, o está tan fuerte o tácticamente tan decidido a jugarse la suerte de la Vuelta en las cumbres asturianas que ha querido tomarse con calma el viaje por parte de Andalucía, Extremadura y Ávila. Y en es su situación tampoco hay que olvidar que solo son seis en el equipo, que Alejandro Valverde es irremplazable y que más vale jugársela en una etapa marcada en rojo que ir tirando dardos, envenenados o no, el resto de días. Pero que no tenga que arrepentirse o que siga viéndose que algo está fallando a todos los niveles.