Garrote, de la caída del andamio al oro paralímpico

Un accidente desde un andamio le provocó una lesión medular en 2001 y le relegó a una silla de ruedas

Este martes debutó en unos Juegos Paralímpicos y lo hizo a lo grande, cumpliendo el objetivo de proclamarse campeón

Sergio Garrote dio sentido a su trabajo con un oro

Sergio Garrote dio sentido a su trabajo con un oro / RFEC

Àngels Fàbregues

Àngels Fàbregues

Sergio Garrote ha pasado de la oscuridad absoluta al éxtasis total. Para ello han tenido que transcurrir 20 años. Exactamente los que separan el accidente laboral en la construcción que padeció en 2001 y la medalla de oro en Tokio 2020. Un recorrido que ha valido la pena y que ha culminado con la mejor de las noticias: ¡¡¡Campeón!!!.

Pero que cuelgue hoy esta dorada medalla del cuello del ciclista catalán en contrarreloj H2 tiene una gran historia detrás. Una historia de decisiones, de trabajo, de ayudas, de familia, de sacrificio, de amigos, de casualidades y sobre todo de ambición y tenacidad.

Una maldita caída

Garrote, nacido en Viladecans hace 42 años, trabajaba en la construcción cuando en 2001 se cayó de un andamio. Nunca más volvió a andar. La columna se había partido. Fue un duro golpe porque Sergio era de esos 'chulitos' que pensaba que se comería el mundo pero como comentó en su día en Marca "el mundo me comió a mí". Su ambición se convirtió en resignación cuando le comunicaron que nunca más volvería andar.

Su afición a las bicis quedó aparcada. Garrote estaba convencido de que sería para siempre. El deporte se había acabado para él. Una vez aceptada su nueva condición de paraplégico decidió iniciar estudios de medicina y posteriormente de criminología, y también flierteó con otros deportes, pero hace 14 años se cruzó el ciclismo paralímpico en su vida y fue su salvación.

Probó una 'handbike' y la sensación que tuvo fue tan gratificante que ya no la dejó. Sentir de nuevo la adrenalina correr por sus venas fue lo que le movió a buscar toda la información posible, hacerse con una bici adaptada de segunda mano e iniciarse en este deporte.

Una progresión espectacular

Su progresión fue espectacular y a los seis meses de debutar ya ganó una Copa de España y una semana después fue campeón de Europa.

En 2016 llegaron resultados importantes y ya se puso como objetivo los Juegos Paralímpicos de Tokio. Llegaba a la cita en un gran momento de forma y se veía con posibilidades de ganar el oro, pero el aplazamiento por la pandemia del coronavirus fue otro duro golpe. Sin embargo, encontró la manera de aprovechar el confinamiento para mejorar aspectos y llegar a la cita paralímpica en óptimas condiciones.

Y así ha sido. Ha llegado al Dia D Hora H en plenitud lo que se ha traducido en una valiosa medalla de oro.

Una emoción más que justificada

La emoción de Sergio tras conseguirlo era total. "Ni en mis mejores sueños podía imaginar conseguir esto aquí. Reconozco que en cuanto vi el circuito se me movió algo por dentro de que era el terreno que más me gusta porque soy muy escalador y me gusta subir, pero no me lo imaginaba hace un mes y medio".

La medalla de oro llevaba consigo una dedicatoria especial: "Quisiera dedicarle todo esto a mi mujer, a mi hija y a toda mi familia que me han aguantado mucho para llegar hasta aquí, por todo el esfuerzo que han hecho. Esta medalla y este triunfo no habría sido capaz de conseguirlos sin ellos. Miriam, este triunfo es tuyo, yo solo lo he ejecutado", decía en un mar de lágrimas, pero lágrimas de las más bonitas, de las de emoción total.

El ciclista catalán reconoció que "venía aquí a desquitarme de todo y este era el culmen, el final de un trabajo y más en una prueba como la contrarreloj, una prueba reina en la cual se encumbran los grandes". Y así es. Sergio Garrote ya es uno de los grandes.

En la carrera de contrarreloj H3, Luis Miguel García Marquina logró la medalla de bronce. Un nuevo éxito pues en la matinal de ciclismo en el Circuito Internacional de Fuji.