Historia SPORT

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Y al décimotercer día de Juegos, Tokio nos regaló a Sumio, el mejor taxista de la ciudad

Simpático, hablador y risueño... algo inaudito entre los taxistas tokiotas

Ha visitado Madrid, Barcelona e Ibiza y es amigo del diseñador de joyas Joaquín Berao

Sumio ha sido el único taxista que nos ha hablado en 13 días en Tokio

Sumio ha sido el único taxista que nos ha hablado en 13 días en Tokio

Àngels Fàbregues

Àngels Fàbregues

La mayoría de trayectos en Tokio los realizamos en taxi, el medio de transporte más eficaz en una inmensa ciudad donde las sedes paralímpicas quedan muy lejos unas de otras y donde los horarios de los buses paralímpicos no siempre coinciden con nuestros intereses.

Cuando llegas a la capital japonesa y coges el primer taxi sorprende que las puertas son automáticas y sobre todo las fundas de ganchillo de color blanco que todos, absolutamente todos, llevan impecables en sus asientos.

Pero si por algo se distinguen los taxistas es porque no hablan inglés, bueno, mejor dicho, porque no hablan. Ni una palabra en cuanto has perdido aproximadamente 10 minutos para que entiendan tu destino. Es muy curioso oírles repetir exactamente la misma palabra que les has dicho tú cuando por fin, mirando nuestro móvil con el nombre del destino en japonés, descubren dónde queremos ir. Pero bueno, será cosa de acentos... Una vez aclarado el punto de llegada, puedes hacer un trayecto de diez minutos o de tres horas, como lo que tardamos hasta Izu para ver el ciclismo, pero ellos no hablan, cero conversación.

Cuando ya estamos tocando el final de nuestro desplazamiento para cubrir los Juegos Paralímpicos, con 13 días a nuestras espaldas, nos subimos a un taxi para que nos lleve al hotel y... ¡sorpresa! Un taxista de unos 55 años (imposible situar la edad exacta de los japoneses) nos empieza a preguntar cosas en inglés, se ríe constantemente y es dicharachero. Parece haber nacido en tierras latinas más que en territorio nipón. Es Sumio y es el mejor taxista que hemos conocido.

Cuando se entera de que somos españolas la alegría es máxima. Nos explica que ha estado en Madrid, Barcelona e Ibiza y que enseguida se enamoró de nuestro país. Conoció al diseñador de joyas Joaquín Berao durante un servicio en Tokio y se hicieron tan amigos que Berao, que tiene tiendas en Madrid, Valencia, Milán y en la misma Tokio, le invitó a su casa en Madrid si algún día viajaba a España. Sumio no se lo pensó dos veces y en cuanto pudo visitó nuestro país: "¡Joaquín me vino a buscar al aeropuerto!", recuerda con su sonrisa permanente.

Le gustó el sol, la comida -"paella y sangría" recuerda siempre riéndose-, la playa de Barcelona e Ibiza... todo lo que visitó.

Amigo de otro periodista de As durante los Juegos Olímpicos

Pero no solo Berao y nosotras somos ya amigos de Sumio, de pronto nos enseña la foto de la acreditación de Pablo M. Díez, periodista de ABC que vino a cubrir los Juegos Olímpicos unos días antes que nosotros. Entre las cuatro periodistas que íbamos en el taxi está Laura Marta, también de ABC y compañera de Pablo en deportes "¡¡¡pero si es Pablo!!! Alucinamos las cuatro, no dábamos crédito porque en Tokio hay miles de taxis. ¡Vaya casualidad!

Son simplemente las pequeñas cosas que hacen más agradable el trabajo a los enviados especiales. Gracias por todo Sumio y sobre todo por tu simpatía.