Especial Juegos Olímpicos Londres 2012 - Estrellas olímpicas

Neymar, la mayor joya del deporte rey busca su consagración internacional

Londres 2012 se presenta como el escaparate ideal para que la perla del Santos se reivindique y se saque la espina de la decepción que supuso la derrota en la final del pasado Mundial de clubes

Alfonso Callejas

Después de despedirse prematuramente de la Copa Libertadores y perder así la oportunidad de volver a disputar otro Mundial de clubes con el Santos, Neymar aterriza en Londres con el objetivo de emular la actuación de Leo Messi en Pekín 2008 para liderar al combinado brasileño hacia la ansiada medalla de oro.

El maleficio olímpico y la experiencia europea

Para romper el maleficio del metal más preciado -Brasil no suma ningún oro olímpico ni en categoría masculina ni en femenina-, Neymar contará con la colaboración de numerosos compañeros que ya han hecho su debut con la selección absoluta. No en vano, la actual generación de la 'canarinha' es notablemente joven, tras el relevo que se produjo tras el criticado papel del combinado brasileño en el Mundial de Sudáfrica 2010 de la mano de Dunga.

Con su futuro desembarco en Europa cada vez más cercano, Neymar tendrá una gran toma de contacto en diversos estadios célebres de la Premier League. Dotado de una privilegiada técnica individual y de un descaro mayúsculo, el talentoso delantero del Santos tendrá que gestionar sabiamente sus acciones para deslumbrar a la grada como antaño hicieran Ronaldinho o Messi sin generar en ella sensaciones de prepotencia similares a las que evoca Cristiano Ronaldo entre las aficiones rivales.

Condiciones indiscutibles para triunfar

Neymar hace gala de unas prestaciones técnicas y unas condiciones físicas espectaculares al alcance de muy pocos jugadores. Su 1,74 de estatura y sus 60 kilos de peso son su único hándicap, ya que su consistencia física queda aún lejos de la de un referente como Messi, con un tren muscular más desarrollado que le otorga mayor potencia.

Su repertorio técnico no deja lugar a dudas. Estamos ante un genuino mago con el balón controlado que posee un envidiable repertorio de regates con los que hace las delicias de su hinchada. Su juego a día de hoy, aún mantiene algunos matices anárquicos debido a que el juego colectivo del Santos no precisa de un fútbol tan asociativo y, en esa tesitura, Neymar se mueve a las mil maravillas; un factor que podría resultar problemático cuando se fragüe definitivamente su pase al fútbol europeo, presumiblemente al Barça.

Mediático y humilde

Su mediática llegada al aeropuerto de Heathrow -ataviado con gorra, gafas y pendientes- y las sesiones de entrenamiento del combinado brasileño en tierras británicas han puesto de manifiesto que es un tipo que engancha a los aficionados y que aspira por derecho propio a disputarle el trono de figura indiscutible de los Juegos a los Bolt, Phelps o LeBron James.

A pesar de llamar la atención con sus prendas y con su archiconocida cresta -que ha aparcado desde hace unas semanas a favor de un 'look' más desaliñado con el pelo hacia abajo, sujeto por una cinta o gorra-, Neymar también sabe hacer gala de su humildad, lo que despierta cierta similitudes con Ronaldinho, cuando recuerda con cariño sus orígenes; a la vez que su madurez sobre el céspd es ya un hecho constatado después de enterrar definitivamente meses atrás algunas excentricidades más propias de pecados de juventud.

Líder indiscutible a dos años del Mundial

Apenas unos días de concentración con la 'canarinha' sirvieron para ratificar que la joya del Santos es el verdadero líder de una generación de futbolistas comandada por Mano Menezes que sueña con brillar en el Mundial que se disputará en su país en 2014. Su desparpajo dentro y fuera de los terrenos de juego resulta contagioso para el resto de sus compañeros y se traduce en una confianza total sobre Neymar en el césped, donde todos confían en que el delantero aparezca en los momentos clave.

Tras el borrón en su palmarés que supuso la final del Mundial de clubes en la que el Santos sucumbió estrepitosamente a manos del Barça y la decepción de la prematura eliminación de la pasada Copa América, Neymar tiene puestos los cinco sentidos en 2012 en proclamarse campeón olímpico. Sus últimas declaraciones en las que reveló que no tiene “miedo a nada” y que va a por el oro así lo demuestran.