Joel González: "Mi secreto es buscar la felicidad en el taekwondo"

Ataviado con su blanco Dobok atado con el cinturón con el que siempre compite, Joel González, de tan solo 22 años, muestra una seguridad en sí mismo sorprendente: “Sí, aspiro al oro. Llevo desde el 2008 ganando los dos Mundiales que han existido y la verdad es que tenemos muchas posibilidades, hay que ser consciente de ello y lo único que queda ahora es poner la guinda en el pastel y poder hacer que en las olimpiadas se recuerde mi nombre y se recuerde el taekwondo. Es muy difícil, pero vamos a por ello”. Uff, menuda respuesta así de entrada.

Los resultados le avalan, este chico de Figueres ya ha catado los sabores de la gloria y le gustan. Así que en Londres quiere darse un festín. Argumentos no le faltan. Su carrera es meteórica, pero pese a ello “no vi posible Londres hasta que llegó el Mundial en 2009 y lo di todo de mí. Conseguí tener un oro ¡en mi primer Mundial y con 19 años! Me quedé asombrado y vi que podría estar en los Juegos”.

No considera que tenga ningún secreto especial que le suba constantemente al plano del éxito, simplemente asegura que “cuando hago este deporte busco divertirme. Creo que es un poco mental todo lo que lo envuelve. La clave es buscar la felicidad. Yo me siento feliz haciendo este deporte y esto me ha permitido llegar donde estoy ahora”. No hacía falta que nos lo contara, su cara le delata. No se cansa de dar patadas para que salga bien la foto. Mirando al frente, de lado, derecha, izquierda... Las primeras fotos no valen. Sube tanto su larga pierna que nos pilla desprevenidos. Eleva el pie hasta el infinito, e infinita es su ambición: “De momento no me he puesto ningún tope. Llevo una trayectoria que ni me la creo. Pero hay que ir poco a poco. Ahora lo principal son los Juegos y es ahí donde he de dar el do de pecho”.

En Londres aspira al oro pero asistir a los Juegos es para Joel “un sueño hecho realidad porque es la mayor fiesta a nivel deportivo a la que se puede aspirar. Los mejores deportistas de todas las disciplinas están ahí y es la única ventana que tenemos al mundo en el taekwondo. Es un sitio para aprovecharlo y para hacer grandes cosas”.