Eddie “El Águila” el espíritu olímpico por excelencia

La increíble historia llevó a Taron Egerton a realizar la película que llamó “Eddie the Eagle”

Eddie “El Águila”  el espíritu olímpico por excelencia

Eddie “El Águila” el espíritu olímpico por excelencia

Miguel Centeno

Hace 20 días el diario SPORT organizó la 4ª edición de la Gala de los valores del deporte, un acontecimiento único que premia a los deportistas y aficionados al mundo del deporte que mejor han sabido transmitir valores deportivos y cívicos a lo largo del año. Se trata de una Gala que no se basa en las victorias deportivas de distintas disciplinas sino que va más allá para divulgar aquellas acciones que elevan al deporte a su máxima representación social. Y después de cuatro años el discurso de los ganadores hasta el día de hoy es muy similar, trabajo, compromiso, tesón, superación, confianza, alma, deportividad, etc…

Uno de los premios que entrega el diario SPORT en la Gala fue al “movimiento olímpico” y como dijo Lluís Mascaró (director del diario SPORT) en su discurso, las olimpiadas es un acontecimiento donde pasan las cosas más bonitas del deporte.

Os cuento la historia de superación que incluso Taron Egerton realizó una película que llamó “Eddie the Eagle” que no os la podéis perder.

Eddie “El Águila”  el espíritu olímpico por excelencia

Portada de la película que Taron Egerton  llevó al cine “Eddie the Eagle” / SPORT.es

Nos  trasladamos al año 1988, en los Juegos Olímpicos de invierno en Calgary, el único saltador de esquí de Gran Bretaña en la prueba de 70 y 90 metros, quedó último pero se hizo muy famoso por su historia, este saltador se llama Eddie Edwards.

Eddie tenía una obsesión sana y era trabajar duro, su objetivo era llegar a ser olímpico y vivir ese momento. A los 12 años jugaba a fútbol y una lesión de rodilla lo apartó de los terrenos de juego, estuvo lesionado dos largos años. En todo ese tiempo pensó que podía unirse al equipo nacional de esquí, Eddie era bastante competente y trabajaba duro y se puso la meta de participar en los juegos olímpicos de Sarajevo 1984, pero no lo logró, no pudo clasificarse y no se pudo unir al equipo nacional de esquí.

Lejos de abandonar Eddie decidió que quizás tenía posibilidad de acudir a los juegos olímpicos de Calgary como saltador de esquí, dado que no había nadie del equipo nacional británico que optara a esta plaza.

Eddie no se desanimó por tener que aprender un nuevo deporte porque tenía ante sí un gran objetivo por delante, prepararse para la competición más importante de su vida no fue fácil. Eddie recorrió el mundo, aceptó todo tipo de trabajos ocasionales y apenas podía llegar a fin de mes. Incluso por falta de dinero para una habitación, tuvo incluso que alojarse en un hospital psiquiátrico en Finlandia, curiosamente en ese hospital trabajaba uno de los entrenadores del equipo local, en un principio no quería entrenarle, era miope (se le empañaban las gafas por la altura), estaba pasado de peso, no tenía material, no tenía financiación, pero nuevamente el tesón de Eddie que trabajaba muy duro para conseguir su objetivo.

Participó en 1987 en el Campeonato Mundial de Esquí Nórdico en Oberstdorf en Baviera, ocupó el puesto 55. Volvió a casa y mientras trabajaba una tarde en casa con su padre poniendo yeso, recibió una llamada de teléfono donde le confirmaban la clasificación para competir en la especialidad de saltos de esquí de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1988 representando a Gran Bretaña.

Llegó el día y ya formaba parte de ese espíritu olímpico participando en  los JJOO de Calgary, Eddie ya había cumplido su sueño pero siguió luchando, su mejor salto fue de 73,5 metros en la prueba de 90 metros, quedó el último en ambas disciplinas tanto de 70 como de 90 metros.

Su actitud deportiva y perseverancia pese a las derrotas hizo ganarse la simpatía de los demás competidores. Se convirtió en una celebridad de los medios y apareció en programas de entrevistas en todo el mundo.

En la ceremonia de clausura, Juan Antonio Samaranch, entonces presidente del COI, dijo en el discurso final de las olimpiadas: “En estos Juegos algunos atletas han ganado medallas de oro, otros han batido récords y uno incluso ha volado como un águila”. El presidente del Coi no pudo seguir el discurso. Miles de gargantas que se encontraban en el estadio gritaban como uno solo: “¡Eddie, Eddie!