Polarización política
Donald Trump pide rebajar el precio de los medicamentos mientras desfinancia los seguros de salud
El presidente tiene previsto lanzar un portal de venta directa al consumidor, llamado “TrumpRx”, y un acuerdo con Pfizer para abaratar el coste de sus fármacos, según adelantó ‘The Wall Street Journal’

El president de EEUU, Donald Trump, habla con los medios este martes en la Casa Blanca / JIM LO SCALZO / EFE

Donald Trump prepara un nuevo golpe de efecto, con un plan que pretende reducir el precio de los medicamentos en EEUU, mientras la desfinanciación pública de los seguros de salud para los estadounidenses de rentas más bajas tiene en jaque a su Gobierno, incapaz de aprobar unos presupuestos en la fecha límite, que es la medianoche de martes a miércoles.
Trump tiene previsto lanzar un portal de venta directa al consumidor, llamado “TrumpRx”, y un acuerdo con Pfizer para abaratar el coste de sus fármacos, según adelantó ‘The Wall Street Journal’. Los detalles del pacto con Pfizer no se han hecho públicos, pero el nombre de Trump en la plataforma – en lugar de llevar una insignia oficial– levanta suspicacias.
La desarticulación de Medicaid es una de las reformas más impopulares de Trump, que regresó al Gobierno con promesas de frenar el aumento del coste de vida pero reformas como esta llevan la tendencia en sentido contrario. Unos 15 millones de personas podrían perder su cobertura médica y otros 24 millones verían aumentar las primas de sus seguros de salud en un 75%.
Presión a las farmacéuticas
En este contexto, Trump ha hecho de su causa el control de los precios de los medicamentos, que en EEUU cuestan casi tres veces más por sus medicamentos que ciudadanos de países comparables, de acuerdo con un informe del Departamento de Salud publicado el año pasado. Trump ha prometido reducciones drásticas de precios —incluso del 1.500%—, algo imposible matemáticamente, según expertos.
La ofensiva se produce después de meses de presión presidencial. Trump presentó un plan al que ha llamado “Nación Más Favorecida” y a través del cual busca que las farmacéuticas ofrezcan en EEUU los mismos precios más bajos que aplican en otros países. En mayo, firmó una orden ejecutiva obligando a las compañías a aplicar esas tarifas o enfrentarse a sanciones, como la revocación de aprobaciones de la FDA para fármacos que calificó como “inseguros o mal comercializados”, aunque no precisó a cuáles se refería.
Ante la falta de avances, en julio envió cartas a 17 grandes farmacéuticas con una lista de exigencias, incluyendo aplicar los precios de su plan “Nación Más Favorecida” a los medicamentos de Medicaid (subsidios de salud para rentas bajas) y Medicare (personas mayores de 65 años) con tal de que las aseguradoras comerciales paguen lo mismo en nuevos lanzamientos. El plazo de cumplimiento venció este lunes.

Las vacunas de Pfizer fueron unas de las más comercializadas contra el virus del COVID-19 / BRENDON THORNE / EFE
Aranceles como amenaza
La tensión se agrava porque este miércoles entrará en vigor un arancel del 100% a las importaciones de fármacos que no se fabriquen en EEUU. Las importaciones procedentes de la UE, gran proveedor mundial, estarán sujetas a un 15% gracias a un acuerdo comercial firmado este año.
La industria ha defendido que la bajada de precios “socavaría el liderazgo estadounidense y dañaría a pacientes y trabajadores”, afirmó Alex Schriver, vicepresidente senior de PhRMA. El secretario de Comercio, Howard Lutnick, confirmó que la Administración utilizaba la amenaza de aranceles a la industria como mecanismo de presión adicional.
Desafíos legales y económicos
En su primer mandato, la Administración intentó aplicar la regla de “Nación Más Favorecida” en 2020, pero fue bloqueada por los tribunales y posteriormente rescindida por Joe Biden en 2021. Los especialistas dudan de que Trump tenga autoridad legal para imponer a las farmacéuticas precios internacionales. Algunos prevén que, en lugar de abaratar en EEUU, las compañías opten por encarecer sus productos en otros mercados.
Ejemplos recientes lo confirman: Eli Lilly anunció en agosto una subida de precios de su medicamento Mounjaro en Reino Unido para compensar costes en EEUU, mientras que Bristol Myers Squibb informó que su fármaco para la esquizofrenia Cobenfy tendrá el mismo precio de lista en Reino Unido que en territorio estadounidense.
Iniciativas paralelas
Algunas compañías han respondido con programas de venta directa. Novo Nordisk ofrece desde agosto su popular antidiabético Ozempic a 499 dólares al mes, la mitad de su precio de lista, a través de una farmacia propia que envía directamente al consumidor. Y el lobby farmacéutico PhRMA lanzó el lunes AmericasMedicines.com, un portal que conecta a pacientes con planes de compra directa de distintos laboratorios.
“Algunos fabricantes están respondiendo con nuevos programas de compra directa, más convenientes y con precios transparentes para pacientes y empresas”, señaló PhRMA en un comunicado.
La posición del presidente respecto a la industria farmacéutica también ha sido cambiante en este segundo mandato, sobre todo desde que abrazó en su plataforma electoral al negacionista Robert F. Kennedy Jr., su actual secretario de Salud, que consiguió aglutinar un electorado en redes sociales a costa de difundir teorías de la conspiración en contra de toda evidencia científica, como que ciertas vacunas provocan autismo.
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Vía: El Periódico
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