Elecciones

Bosnia celebra elecciones entre la parálisis política y una abismal discordia nacionalista

Poco más de 3 millones de bosnios acuden a las urnas tras la escalada de la crisis por las pretensiones secesionistas de los serbobosnios | La guerra en Ucrania ha agudizado la división étnica, en un país en el que el mayor anhelo de los jóvenes es irse

Jornada de elecciones en Bosnia.

Jornada de elecciones en Bosnia. / Europa Press

Irene Savio

Bosnia celebra elecciones este domingo. El telón de fondo es la preocupación por el posible estallido de otro conflicto en un país fronterizo con

Unión Europea (UE)

y ya martirizado por una sangrienta guerra en los 90. La situación está particularmente enredada. Las amenazas de secesión de los serbios ortodoxos, una minoría croata católica que ve con malos ojos que se continúe en la senda de cohabitación con los bosníacos (los bosnios musulmanes), y una población desencantada y agotada por el desgobierno, alimentan el peligro de desestabilización de este país balcánico pobre y estructurado en torno a un endemoniado sistema de jefatura de Estado colectiva y tripartito, uno por cada grupo étnicolingüistico reconocido (precisamente: serbios, croatas y bosníacos).

“El Estado hoy en Bosnia está completamente paralizado. El Parlamento ha estado sin funcionar por meses desde que los representantes serbios dejaron de acudir a trabajar en represalia a la decisión del alto representante internacional de la ONU para Bosnia Herzegovina (Christian Schmidt) de obstaculizar el proceso de secesión del ente serbio de Bosnia”, explica a este diario Denis Dzidic, director del medio BIRN Bosnia. El problema es que “las elites políticas de los tres grupos no logran y no quieren un debate serio sobre el futuro del país”, añade el analista Adnan Huskić, de la Fundación Friedrich Naumann.

En el frente interno, el fracaso de la propuesta de reforma de la actual ley electoral bosnia, un anhelo que tenían los bosnios croatas y que fue torpedeado por los bosníacos musulmanes, han crispado aún más una campaña electoral dominada por la resignación de la población. De hecho, la principal disputa entre los partidos se debe a su visión opuesta de cómo debería ser su país. Serbios y croatas, que están decreciendo numéricamente, reclaman una mayor autonomía, mientras que los bosníacos piden un Estado centralizador. 

Secuelas de la guerra en Ucrania

La falta de una verdadera posibilidad de ingreso en la UE en tiempos breves y, este año, la guerra en Ucrania, han ahondado la división. Los representantes de cada grupo étnicolingüistico se han enfrentado por un sinfín de temas, pero el debate sobre el conflicto ruso-ucraniano ha sido particularmente incendiario. El principal líder serbobosnio, Milorad Dodik, ha apoyado rotundamente a Vladimir Putin, el presidente ruso. Lo ha hecho incluso en estos días. “La operación especial de Rusia se justifica por la necesidad de proteger a su gente”, ha dicho la semana pasada en una entrevista con la agencia rusa Tass. "Es la peor crisis política que vive el país desde la guerra", han resumido, ya hace meses, los analistas.

Todo esto con el añadido de las repercusiones de la crisis energética y la alta inflación que se sufre también en Bosnia, donde uno de los principales anhelos de gran parte de los jóvenes es irse. Tanto es así que tan solo en 2021, según cifras de ONG bosnias retomadas por la agencia francesa AFP, unas 170.000 personas abandonaron este país habitado actualmente por poco más de 3 millones de ciudadanos. 

El futuro no se anuncia esperanzador, según muchos expertos. “Dudo que estalle una guerra como la de los noventa, pero los incidentes no se pueden descartar. Y difícilmente se resolverá la crisis porque, después de las elecciones, los actores políticos serán los mismos”, insiste Dzidic. En este contexto, "lo que más preocupa es que el bloque europeo, tan indispensable para nosotros, no mantenga su influencia en la región", concluye Huskić.