Una espina bien clavada

Descartadas la primera y segunda plaza, el Girona fija el play-off como la única vía posible para alcanzar la Primera División. En Montilivi todo el mundo es consciente de que el camino no será fácil. Nunca el club ha logrado subir a la máxima categoría mediante una promoción. Ni en su primera experiencia, hace ya décadas, ni tampoco en sus precedentes más recientes, todos disputados con el formato actual. El vestuario espera que a la quinta vaya la vencida. Empezando por superar el Almería, el primer escollo. 

En la actual plantilla hay futbolistas como Aday, Granell, Ramalho, Borja García y Pedro Alcalá que han vivido algunas de las últimas promociones del Girona. No la del curso 12/13, pero sí a partir de la temporada 14/15 y la siguiente, cuando tampoco fueron capaces de lograr el objetivo. En el equipo hay doce futbolistas que alguna vez han disputado una fase de ascenso a Primera. Pero solamente hay uno, el portero Juan Carlos, que ha conseguido llevarse el gato al agua.

Lo logró en 2014, con un Córdoba que subió en Las Palmas en un desenlace para el recuerdo: el gol definitivo llegaba en la última jugada del tiempo añadido y tras una invasión de campo de una parte de la afición local.

El resto, nada de nada. Jordi Calavera se quedó en semifinales cuando era jugador del Sporting ante el Valladolid. Por su parte, Pape Diamanka, entonces en el Numancia, perdía con el mismo rival en la eliminatoria final. Ambos, en el curso 17/18. Un año antes, Samu Sáiz y Brian Oliván jugaban el play-off con Huesca y Cádiz, respectivamente.

El primero se quedó sin premio al caer en semifinales ante el Getafe (3-0) tras empatar en el Alcoraz (2-2). Oliván perdía con el Tenerife que entonces dirigía Pep Lluís Martí, con pasado reciente en Montilivi. Otras experiencias negativas son para Johan Mojica con el Valladolid, Borja García con el Córdoba y el propio Juan Carlos con el Hércules.