Pere Pons: 200 partidos y los que vengan

Pere Pons: 200 partidos y los que vengan

Pere Pons es toda una institución en el Girona / EFE

Carles Rosell

Pere Pons, con darle un balón ya es suficiente. Da igual si es en un campo de tierra o en un tapete en perfectas condiciones; si llueve o hace sol. Si el rival de turno es el Real Madrid o el Celrà. Él lo reduce a una sola cosa: es fútbol. Su pasión desde pequeño, lo que le ha movido a lo largo de los años. Esa misma idea le acompañó en el Molinón, en septiembre del 2012. Y lo hace ahora, cuando le toca pisar el Camp Nou o el Bernabéu.

Desde aquel día de finales de verano, cuando debutó con el primer equipo del Girona. Hasta el viernes, en Butarque y en su última aparición hasta la fecha. Su filosofía y manera de entender este deporte no ha cambiado. Sí sus números: ya lleva 200 partidos oficiales con el club de su vida. Ha llegado a esta cifra siendo importante dentro y fuera del terreno de juego. Es titular y también capitán. Y el equipo tiene la permanencia encarrilada salvo debacle mayúscula.  

Para Pons, haber logrado lo que acaba de conseguir no es otra cosa que “un orgullo”. Algo que le hace sentirse “muy feliz”. Ha vivido unos “años muy bonitos” en los que ha podido “ayudar al equipo” y eso no lo cambia por nada. No quiere, ni por asomo, pensar en un punto y final. Tiene 26 años, en Girona se siente como en casa y no hay ningún motivo para poner fecha de caducidad a esta etapa. Además, tiene contrato hasta el 30 de junio del 2020. 

“Poder jugar en Primera con tu equipo al que tanto sientes y quieres es una historia muy bonita. Me gustaría alargarla el máximo de tiempo posible. Trabajo para que el club siga muchos más años en esta categoría y yo esté presente”. Así se expresa en un vídeo que el Girona hizo ayer público en redes sociales.

Una particular entrevista en la que además de valorar el presente también echa la mirada atrás. Por ejemplo, para hablar de un “momento que recordaré siempre” como lo es el de su estreno con el primer equipo. “Rubi me dijo que me tocaba entrar y yo, que era un poco inconsciente, salí a jugar al fútbol. Sin más. No asimilé la situación, jugué y ya está. Cuando terminé recibí muchos mensajes, sobre todo de mi familia”. 

Explica que “muchas personas” le han “marcado” durante esta etapa. El propio Rubi, ahora al frente del Espanyol. Pero no es el único. “Con Machín vivimos una muy buena etapa, pero también me sirvió el tiempo que estuve cedido en Olot con Arnau Sala. Me equivocaría si sólo dijera un nombre. Me pasa lo mismo con los jugadores. Migue me ayudó desde el primer día. Como Jandro, Felipe, David García, Matamala...”. Y se define como un jugador “trabajador” y también “implicado” al que le gusta “darlo todo” y dejarse "la piel". Admite que ha “mejorado” desde el primer día pero se anima a seguir “creciendo” para ser “más completo”. En Girona, por supuesto.