Un Girona irregular en el estreno del año

El Girona empieza el año con irregularidad

El Girona empieza el año con irregularidad / EFE

Carles Rosell

Año nuevo, vida nueva... y resultado incierto. Por lo que al Girona se refiere, por supuesto. ¿Cómo empezará el equipo el 2019? Es una verdadera incógnita. Hay conjuntos en los que la inercia de este primer partido oficial de enero puede dar a uno una ligera idea de lo que puede pasar. No se da este caso en Montilivi. Porque los rojiblancos dan una de cal y una de arena. Al menos, desde que dieron el salto al fútbol profesional, allá por el 2008. Entre Segunda y Primera, han habido resultados para todos los gustos y colores. Eso sí, el balance presenta más tropiezos que no victorias. Aunque no hay que ser negativos, porque los buenos resultados son mucho más recientes que no el resto. Una cosa está clara: el objetivo para la cita de mañana en el Ciutat de Valencia no es otra que ganar, coleccionar así tres puntos más y dar otro paso hacia la permanencia.

Si se toma el precedente más inmediato, mal asunto. El único en Primera, hace justo un año, también se produjo en Valencia. Esa vez, en Mestalla. El día de Reyes del 2018, se regresaba de vacaciones con derrota: 2-1, pese al gol inicial de Portu, en una tarde para olvidar en la que el equipo fue de más a menos y no pudo frenar el ataque del conjunto ‘che’. Es este uno de los cuatro tropiezos que el Girona ha registrado en los últimos diez primeros partidos del año. El resto, todos llegaron en la categoría de plata.

También se estrenó enero con derrota en 2013. En aquella ocasión, ante el Almería y en Montilivi. Un doloroso 1-0 contra un equipo que le acabaría birlando el ascenso en la promoción del siguiente verano. El gol de Chumbi en el descuento dejó helada a la parroquia local. Un año antes, en 2012, otra jarra de agua fría. 1-0 en Córdoba y, curiosamente, el gol lo marcó Borja García, ahora en las filas del Girona. También se empezó perdiendo el 2009. En aquella ocasión, con un doloroso 3-0 en el campo del Nàstic.

No todo han sido malos resultados. El año también ha empezado con buen pie. Pasó en 2017, en la temporada del ascenso, ganando por 0-2 en Zaragoza. O un curso antes, con un valioso 1-0 ante el Valladolid que servía para empezar una remontada que permitiría al Girona clasificarse para el ‘play-off’. Fueron tres las victorias consecutivas, porque en enero del 2015, más de lo mismo. Esta vez, en el campo del Llagostera, en un derbi de lo más ajustado que terminaría con un 1-2 en el electrónico. Todos estos triunfos llegaron con Pablo Machín en el banquillo. Además de cuatro derrotas y tres triunfos, también han habido tres empates. En 2014, con un 1-1 ante la Ponferradina en casa. El mismo resultado del 2011, esta vez frente al Cartagena. Y el más lejano, en 2010: un 2-2 en Huelva, el día que debutó (y marcó) Antonio Calle.