Cristhian Stuani, cinco años de felicidad

108 goles es el balance del uruguayo en Montilivi tras cinco temporadas como jugador rojiblanco

Dos Pichichis en Liga Smartbank y un ascenso para continuar con la ilusión intacta en su vuelta a Primera División

Stuani, durante la celebración en Girona

Stuani, durante la celebración en Girona / EFE

Tatiana Pérez

El 21 de julio de 2017 no es una fecha cualquiera. Como mínimo, no por Girona. Hoy hace exactamente cinco años que se hizo oficial el fichaje de Cristhian Stuani, un jugador que es historia viva del Girona FC y que lo será por siempre jamás porque, a no ser que en el futuro alguien sea capaz de superarlo, el delantero uruguayo es el máximo goleador de todos los tiempos del club rojiblanco. Se acaban los adjetivos para describir qué representa el Matador de Tala en Montilivi. Es la insignia del equipo, un mito, un ejemplo, el capitán, el héroe... Todo el mundo lo tiene como referente.

Stuani llegó el verano de 2017 procedente del Middelsbrough inglés, comprometiéndose con los gerundenses por tres temporadas. Su idilio con el Girona, sin embargo, sería tan fuerte que primero ampliaría su contrato por un año más y después, a principios de julio del año pasado, renovaría hasta el 2026. Se incorporó coincidiendo con el debut en Primera y, desde entonces, las ha vivido de todos colores. Durante todo este tiempo ha habido decepciones, sí. Pero, sobre todo, alegrías y momentos llenos de felicidad. Vamos por partes.

El primer curso del charrúa en Montilivi no fue precisamente discreto (2017-18). Autor de 21 goles, Stuani acabó quinto en el ranking de Pichichis de La Liga por detrás Iago Aspas (22), Luis Suárez (25), Cristiano Ronaldo (26) y Leo Messi (34). Aquel equipo dirigido por Pablo Machín, que consiguió mantener la categoría con una meritoria décima posición, incluso soñaría con Europa. Sin embargo, el siguiente (2018-19) tendría un desenlace fatídico a pesar de las 22 dianas que marcó entre Liga, Copa del Rey y Supercopa de Cataluña dando un título al Girona con una victoria contra el Barça en Sabadell (0-1). Aquello representaría el inicio de una pesadilla que no se rompería hasta el pasado mes de junio en Tenerife. El conjunto rojiblanco dirigido por Eusebio Sacristán perdió la máxima categoría, viendo como se le escapaba de las manos. Aquel sacrilegio costaría muy caro. Stuani lo sabe de primera mano.

A raíz del descenso a Segunda, el delantero uruguayo se autoexigiría el deber de devolver el club a la élite. Más allá de colectivo, que también lo era, fue un reto personal. La temporada 2019-20, en la división de plata, superó todos los registros de su carrera deportiva. Ni los cambios al banquillo con Juan Carlos Unzué, Pep Lluís Martí i Francisco Rodríguez lo distrajeron de su objetivo. Stuani hizo un récord con un total de 31 goles y a pesar de que ser el Pichichi de Segunda sirvió para acercar el equipo al ascenso, los gerundenses finalmente se jugarían el premio gordo en el play-off y perderían la final contra el Elche (en la cual fue expulsado).

El ejercicio 2020-21 viviría, seguramente, una de las etapas más delicadas de su trayectoria. Los problemas físicos le impidieron participar y ayudar al Girona tanto como desearía. Aun así, se rehizo disputando 29 partidos y marcando 10 goles. Los rojiblancos volverían a jugar el play-off y se plantarían otra vez a la final, pero tampoco se saldrían con la suya, siendo el Rayo Vallecano quien subiría. Ah, y como el Elche, también lo haría en Montilivi.

La pasada temporada (2021-22), por fin, la suerte sonrió en Girona. El punto de inflexión fue la llegada de Míchel Sánchez. Con el entrenador de Vallecas, Stuani consiguió recuperar su mejor versión. No solo repetiría como Pichichi de Segunda con 24 goles, sino que alcanzaría los 100 goles con el club rojiblanco para acabar convirtiéndose en el máximo goleador de la historia de la entidad superando Arcadi Camps (105) -desde el 2019 que ya era el máximo realizador en el fútbol profesional por delante Jandro (37) y Felipe (35)-.

Ahora bien, el mayor éxito que logró fue, sin ningún tipo de duda, el ascenso a Primera División con un triunfo en la final del play-off ante el Tenerife (1-3). Stuani fue el encargado de abrir la lata en el Heliodoro con un gol de penalti en el minuto 42. Nunca falla en los momentos decisivos, siendo infalible desde los once metros casi siempre.

Teniendo en cuenta todo el camino recorrido para devolver el Girona a Primera, Stuani celebró el ascenso como nadie. «Manos a la obra Girona!!!», gritó a pleno pulmón en el acto de Montilivi ante la afición. «Esto es muy especial. Una lucha constante de todo el equipo y todos vosotros, que nos habéis acompañado durante todo este tiempo. No sabíamos si pasaría, pero nos esforzamos cada día para lograrlo. Estos jugadores se lo han ganado y se lo merecen todo. Quiero agradecer a todo el mundo el apoyo. Estamos orgullosos de celebrar el ascenso. Es inolvidable. Hemos sabido soñar y hemos sabido luchar por este escudo con todas nuestras fuerzas para conseguirlo. Somos de Primera!», dijo. El delantero hablaba desde la máxima sinceridad.

Es el jugador con más galones del equipo. Stuani contó con el permiso del club para incorporarse dos días más tarde a la pretemporada. Una vez finalizadas las vacaciones, sin embargo, se ha puesto de nuevo el mono de trabajo con más ilusión que nunca. Nada lo frena. Ni los 36 años que cumplirá en octubre. En mente tiene mantener el Girona en Primera y pondrá todo de su parte para intentar conseguirlo. De momento, la fecha que tiene marcada en rojo en el calendario es el estreno en Mestalla el próximo domingo 14 de agosto. Será el inicio de una temporada para continuar ampliando su leyenda. Con goles y muchas alegrías más.

Durante estos cinco años, el «uruguasho» se ha ganado el corazón de los gerundenses, que reclaman una estatua en su honor a la alcaldesa de Girona, y ha sido temido en cada campo que ha pisado. Teniendo en cuenta que lo ha logrado casi todo con el Girona, pocas cosas tiene pendientes. A pesar de que ya se sabe que Stuani no tiene límites y nada es imposible cuando se le pone una cosa entre ceja y ceja. Que la magia continúe por muchos años más.