El centenario de un hombre récord

Stuani rompe moldes en Montilivi

Stuani rompe moldes en Montilivi / EFE

Carles Rosell

Quedará para la posteridad saber, a ciencia cierta, quién le ha sacado más partido a quién. Si Cristhian Stuani al Girona o viceversa. Está claro que el delantero le ha venido como anillo al dedo al equipo. Con él se han sumado un sinfín de puntos y el colectivo es mucho más competitivo, tanto en Primera como en Segunda. Pero el charrúa, tras poner el punto y final a su aventura en Inglaterra, tuvo la difícil tarea de escoger un nuevo destino. Y eligió bien. En Montilivi ha encontrado su casa. Tres años después de su fichaje, la historia la conocemos todos. Los números, más o menos también. Stuani alcanzaba el lunes su partido oficial número 100 con la elástica rojiblanca. No es, ni por asomo, el jugador con más encuentros. Ni le alcanza para el podio. Pero lo que ha logrado durante este periodo es, simplemente, para enmarcar.

El de Tala juega otra liga. Lo hace desde que llegó a Girona. En Primera y también en Segunda no ha hecho otra cosa que cosechar unos números estratosféricos. Algo nunca visto en Montilivi. Son 100 partidos en los que ha marcado 66 goles. Una barbaridad. Se le añadiría uno más, si se cuenta el que logró en la Supercopa de Catalunya del año pasado, ante el Barça y en la Nova Creu Alta. Es cierto que ha perdido más encuentros (38) de los que ha ganado (34), cifras que se completan con 28 empates. Como también que no existe otro goleador como él, capaz de alcanzar los dos dígitos por temporada como quien pestañea.

Logró 21 dianas para arrancar. Casi nada. Se aupó hasta las 20 el año siguiente. Y en este ha roto su propio techo. Decidió quedarse en Girona pese al descenso y no ha fallado ni a la afición, ni tampoco a sus compañeros. 25 goles en 33 partidos le convierten en el pichichi de la categoría. Cumplirá 34 años en octubre, pero tiene firmado un contrato de oro hasta el 2023. Si se sube, se quedará. Si el equipo no consigue el ascenso, su futuro está en el aire. Quizá más fuera que dentro. Aunque meses atrás se pensaba lo mismo y Stuani no tuvo dudas: se quedó.