El cambio de chip de Jairo en el Girona

El jugador canario se ha reconvertido definitivamente esta temporada, y con buena nota, de extremo a lateral zurdo

El curso pasado ya jugó en Primera División con el Cádiz en posiciones más bien defensivas que ofensivas

Jairo Izquierdo, en un encuentro con el Girona

Jairo Izquierdo, en un encuentro con el Girona / LALIGA

Marc Brugués

Cuando el Girona fichó Jairo Izquierdo el verano del 2018, incorporaba a un extremo rápido y escurridizo que había marcado diferencias en Segunda B con el Extremadura. Con el equipo en Primera, aquella temporada 2018-19, Jairo jugó cedido en el Cádiz, ya en Segunda A, con quién disfrutó de minutos y continuidad (34 partidos y 3 goles). A raíz del descenso, los gerundenses lo repescaron y Jairo tuvo muchas oportunidades tanto con Unzué como con Martí y, menos con Francisco (39 partidos).

El equipo no subió pero Jairo encontró destino en la máxima categoría en el Cádiz, otra vez cedido (33 partidos y un gol) y con un rol cada vez más defensivo. Este verano, volvió a Montilivi y el club a raíz de la salida de Mojica, Franquesa y Luna, decidió que uno de los laterales izquierdos del equipo fuera Jairo.

El canario, pues, abandonaba al empezar la pretemporada las posiciones de ataque para reciclarse defensivamente. El primer paso fue elegir el dorsal 3 a la espalda. El resto es un proceso en marcha que no es inmediato y que seguramente tendrá altibajos. De momento pero, la adaptación de Jairo al lateral es una de las buenas noticias que está dejando el equipo en este comienzo de temporada.

Al Jairo lateral le faltan cosas, es evidente. No se puede convertir de la noche a la mañana un extremo a lateral. De hecho, este es un proceso que se suele hacer de más joven como les pasó por ejemplo a Jordi Alba y Sergi Barjuan en el Barça y a tantos a los otros extremos que se acaban haciendo un lugar de laterales.

De más mayores también hay de ejemplos, y buenos, como es el caso de Jesús Navas, diestro en su caso, en el Sevilla. Un caso diferente fue el de Delfí Geli a quién Benito Floro, con el visto bueno de Cruyff, convirtió de delantero centro a lateral derecho.