Van de Beek es un regalo

"Make me move like a freak, Donny van de Beek...", el estribillo que suena en la cabeza del aficionado 'gironí' cada vez que el balón llega a las botas de Donny van de Beek. Su incorporación generó un 'boom' descomunal, despertó la ilusión, la posibilidad de recuperar al Donny que la 'rompió' en aquel Ajax que pasó por encima del Real Madrid en la vuelta de los octavos de final de la Champions League 2018/19. Su 'caché' no importaba, pues venía a Girona después de vivir los años más difíciles de su carrera.

El 'bajón' del Girona: de colíder a media tabla

Las expectativas puestas en él eran enormes. No podía quedar en el olvido, sin embargo, que venía de varias temporadas ‘condenado’ al ostracismo en Old Trafford. O de vivir dos ‘erasmus’ poco provechosos en Everton y Eintracht de Frankfurt. Su fútbol era - es - una delicia, pero llegaba bastante 'castigado' por los problemas físicos. Como no jugaba apenas, se lesionaba con facilidad. No le quedaba otra que trabajar duro, porque las oportunidades iban a llegar tarde o temprano.

UNA ADAPTACIÓN A 'CÁMARA LENTA'

Tardó algo más de la cuenta en debutar durante la pretemporada. Y su estreno oficial en LaLiga también se hizo de rogar. Así lo decidió un cuerpo técnico que no iba a correr ningún tipo de riesgo con él. Fue uno de los varios futbolistas de la plantilla que pasó un cuadro vírico a principios de curso y, además, necesitaba adaptarse a un nuevo país, nuevo idioma y nuevo estilo de juego. Eso sí, le costaría poco 'empaparse' de la cultura local, pues "España le encanta", tal y como asegura su entorno a SPORT.

Su rol, como mínimo en un inicio, iba a ser secundario. Su traspaso había sido una 'ganga' (500.000 euros) porque tenía muchísimo que demostrar, y así el club no se la jugaba en exceso. Debutó con asistencia ante Osasuna, fue titular en el estreno en la Champions en París... pero aún estaba teniendo problemas para adaptarse en el equipo, pero por cuestiones físicas y tácticas, no por la ciudad o el idioma.

EUFÓRICO CON SU GOL AL FEYENOORD

La visita del Feyenoord marcaría un antes y un después para Donny. Un duelo que cobraba especial importancia para él, por la rivalidad con el Ajax ('De Klassieker'), una motivación 'extra' que se pudo palpar en el césped de Montilivi. Y puso la 'guinda' a un gran partido (lástima el resultado) con un gol que en aquel momento empataba el partido, y su reacción no pudo ser más emotiva. Extendió los brazos y se fundió en un abrazo con Danjuma, era incapaz de esconder su euforia. Pues necesitaba algo así, dosis de felicidad y energía, para seguir adelante.

Le vino como anillo al dedo ese gol. A partir de ese día, no se movería del once titular de Míchel, ya fuese de pivote o de mediapunta - según las necesidades del equipo -. Iba entrando cada vez más y mejor en el juego del equipo, demostrando en varias acciones que calidad tiene para rato y que tácticamente es muy inteligente, recordando a ese Donny que brillaba en el Ajax.

Está volviendo a ser diferencial de cara a puerta. Asistió a Krejci en el cuarto ante el Espanyol, lideró la reacción del equipo en La Cerámica con un tanto e inauguró el marcador en Son Moix con una volea de categoría. "Está muy contento con lo que ha jugado últimamente, pero cree que su rendimiento puede ser mejor. Le fortalece que el club le apoye, lo necesita para rendir al máximo nivel", cuenta su entorno más cercano a SPORT.

No quiere conformarse un futbolista que está trabajando muy duro para volver a ser el que un día fue. Y, ahora, el parón navideño le vendrá de maravilla para recuperar y arrancar el 2025 con fuerza y convicción de dar aún más en este Girona.