Bakambu agranda la crisis de resultados del Girona

Carles Rosell

Sigue sin ganar el Girona, que ha encajado la tercera derrota seguida en casa ante un buen Villarreal. La culpa la tuvo un pésimo arranque de partido, en el que encajó dos goles demasiado pronto. Pese a mejorar con el paso de los minutos y de recortar distancias, la necesaria remontada nunca llegó. 

Obligado como lo estaba el Girona, se esperaba algo más del equipo. Al menos, de salida. Se venía de perder ante Sevilla y Barça de manera consecutiva y Montilivi pedía a gritos una alegría. Pero el equipo salió dormido. Y eso que recuperaba la esencia de las primeras jornadas, en las que mejor imagen se mostró. Por lo que a nombres se refiere, eso sí. Volvía Granell al once una vez recuperado de su lesión. Ramalho aparecía de inicio para cubrir las bajas en defensa. Y arriba, otra vez con un solo punta para reforzar el centro del campo, aunque la práctica fue muy diferente a la teórica.

Ni por asomo el Girona tuvo el control de inicio, como se pretendía su técnico. No le puso chispa, ni intención, ni nada. Fue quizá porque el Villarreal se lo impidió. Se dedicó a tocar, tocar y tocar el conjunto de Calleja, que lo bordó en la primera media hora. Sólido en defensa, se dedicó a rechazar cualquier centro desde las bandas; en el centro del campo, se dedicó a marear a Pere Pons y Granell. Y arriba, fue letal. Juanpe y Bernardo sufrían lo que no estaba en escrito cada vez que Fornals y Castillejo pensaban. Solo así se explica que Bakambu se plantara solo en el área hasta tres veces en 19 minutos. En la primera, su centro no encontró rematador. En las dos siguientes, el balón acabó en el fondo de la portería situando el 0-2.

No fue hasta bien entrado el primer acto que la cosa se animó. Para el Girona, claro está. Se calentó el partido y eso permitió a los de Machín subir revoluciones. Bernardo conectó un centro de Granell con la cabeza pasada la media hora. Tímido, pero un primer aviso. Más clara fue la de Stuani en el 39; entre Barbosa y el larguero evitaron el tanto. Un minuto más tarde, Montilivi sí que cantó el gol. En un córner, Stuani conectó la asistencia de Bernardo con un estético remate de tacón. Había partido.

Lo entendió a la perfección el Girona, que salió a por todas tras el descanso. Machín añadió más mordiente en ataque con la entrada de Kayode por Granell. Las ocasiones no tardaron en llegar. En el 49, claro contragolpe para los de casa y mala decisión de Stuani, con un mal pase para Maffeo cuando Kayode entraba solo. En el 64, cambio de portería: esta vez Bacca, que entró por Sansone, obligó a Iraizoz a poner una mano salvadora. Ya en los compases finales, el empate no ha llegado de milagro cuando Víctor Ruiz ha desviado un centro de Douglas hacia su propia portería y el balón ha impactado en el larguero. El palo también repelió el chut de Soriano en el 93. No hubo manera y al reacción se quedó a medias.