Carapaz y después gloria

El ecuatoriano Richard Carapaz celebra su triunfo de etapa

El ecuatoriano Richard Carapaz celebra su triunfo de etapa / AFP

Jonathan Moreno

En cualquier esquina aguarda el peligro. En una etapa que invitó de nuevo al sesteo, a falta de poco menos de 6 kilómetros esperaba el giro argumental de la jornada. Montonera masiva y corte del pelotón. Primoz Roglic miró por el retrovisor y vio que todos sus rivales de la general quedaban afectados por la caída. En especial, Tom Dumoulin. El ganador de 2017 perdió toda opción, cediendo cuatro minutos en meta y, lo que es peor de todo, con una rodilla izquierda que nada bueno hace presagiar.

La criba fue total. Junto al líder de la general quedaron apenas dos decenas de corredores. Escabechina habemus. Entre ellos, Richard Carapaz. El ecuatoriano arrancó a falta de 600 metros para la gloria, suficiente para aguantar la acometida final de Caleb Ewan, que le echó el aliento en el cogote en las pedaladas finales. Mikel Landa, Simon Yates, Nibali y otros tantos favoritos perdieron tiempo. Roglic afianza el rosa.

Tres italianos fueron los grandes animadores de la etapa. Mirco Maestri, Damiano Cima y Marco Frapporti hablaron el idioma de la fuga y se entendieron para poner en jaque al pelotón. Frapporti incluso se vestía con la 'maglia' rosa virtual de líder durante muchos kilómetros. El Lotto Jumbo no lo permitió y se enfundó el traje de cazador. Colaboraron con los neerlandeses las escuadras de los esprínters. Deceuninck Quick Step, Bora y UAE entraron al relevo para menguar segundo a segundo la ventaja de los escapados.

Con más de 200 kilómetros de fatiga en los músculos, la escapada hincó la rodilla a falta de 10. Frapporti y Maestri se dieron la mano. Otra vez será. Con los nervios a flor de piel y los cinco sentidos activados, Movistar tomó la parte delantera del pelotón. Los telefónicos no pudieron impedir el corte de Landa, que continúa con su gafe particular. Carapaz dio la cara.