Ciclismo

Los favoritos del Giro tiran a la basura la etapa del Gran Sasso

El italiano Davide Bais se impuso en la primera gran llegada en alto del Giro a sus compañeros de escapada, el checo Vace y el italiano Petilli

Sergi López-Egea

El ciclista italiano Davide Bais (EOLO-Kometa) ganó este viernes la séptima etapa del

Giro de Italia

, disputada entre Capua y el Gran Sasso d'Italia sobre 218 kilómetros, al ser el más rápido del trío de fugados, que se exhibieron en una jornada decepcionante y sin ataques entre los favoritos, por lo que sigue líder el noruego Andreas Leknessund (Team DSM).

Hay etapas ciclistas que son una maravilla, que se pueden enmarcar y hasta colocarles un lacito; días para fomentar las tertulias con gestas para recordar. Y hay jornadas que son decepcionantes, lo peor de lo peor, ni siquiera el condimento para una buena siesta, un desperdicio de montañas y porcentajes, en donde hasta parece que se añore un buen esprint que por lo menos sirve como apetitoso postre a una comida para tirar a la basura.

No es que el Gran Sasso de Italia fuese el Mortirolo italiano, el Tourmalet francés o el Angliru asturiano. Pero de ahí a echar por la borda una subida final con casi cuatro kilómetros donde se podía atacar, donde casi se obligaba a demarrar, hay un abismo. Todo se podría resumir en el hecho de que tres ciclistas Davide Bais (ganador de la etapa), Simone Petilli Karel Vacek, que precisamente no son una estrella de este deporte, atacaron de salida, hicieron más de 200 kilómetros en perfecta armonía y juntos llegaron a la cima de los Apeninos para jugarse la victoria al esprint. Y punto, nada más, ni siquiera el hecho de poner en apuros al líder circunstancial del Giro, el corredor noruego Andreas Leknessund que habría firmado de salida una etapa tan plácida y horrible para llegar con la ‘maglia rosa’ a cuestas y subir al podio del Gran Sasso.

Por detrás, hasta se permitió como un espejismo que fuese el equipo del Movistar, con Carlos Verona a la cabeza, el que impusiera de forma sorprendente el ritmo del grupo de perseguidores a dos kilómetros del final, con los ayudantes de Remco Evenepoel y Primoz Roglic en la retaguardia, como si ambos hubiesen perdido las ganas de competir; lo dejamos para otro día que no importa desaprovechar una etapa de montaña, que total el público no paga y acude gratis a las cunetas para animar a los corredores.

Solo un pequeño conato de furia en los últimos 100 metros cuando Evenepoel se puso al frente, Roglic a su rueda y quisieron cruzar la meta los primeros para demostrar que, pese a todo, ellos son los líderes del Giro.

Ellos mandan supuestamente en una ronda italiana donde aparte de la exhibición del corredor flamenco en la contrarreloj inicial no ha pasado nada, a la espera de lo que ocurra con otra ‘crono’, la que aguarda este domingo a los ciclistas con el campeón del mundo nuevamente como único favorito.

El recuerdo de 2022

El Giro año a año quiere demostrar que tiene carácter y personalidad propia y guarda para la última semana una dureza descomunal mientras Tour y Vuelta reparten la emoción de forma más proporcionada durante los 21 días de competición. El año pasado la carrera italiana defraudó de forma clara y absoluta. La prueba se resolvió en tres kilómetros, en la penúltima etapa y en La Marmolada. Cada vez el Giro dista más de ser la más emocionante de las tres grandes rondas y buena parte de las mejores figuras se reservan para ir al Tour y hasta no le hacen ascos a la Vuelta tras la disputa de la ronda francesa. Jornadas ciclistas como la de este viernes no ayudan a promocionar al ciclismo sino a cubrirlo de sopor.