La entrevista

Osama Abdul Mohsen: "El fútbol transmite un mensaje de paz"

Una zancadilla cambió su vida. Siendo refugiado fue derribado con su hijo Zeid en brazos y ahora ejerce de técnico en Getafe. Historia con final feliz

Osama Abdul Mohsen, en su estreno

Osama Abdul Mohsen, en su estreno / sport

David Salinas

¿La zancadilla que recibió de aquella periodista húngara en un paso fronterizo fue penalti y expulsión?

Desde luego. Ambas cosas. Pena máxima sin discusión alguna y tarjeta roja merecida.

¿Qué recuerda de esa acción?

El mero hecho de recordarlo ya es desagradable, especialmente para mi hijo. Es un trauma para él y, como tal, complicado de superar. Pero el tiempo es un buen aliado y lo irá diluyendo, seguro.

Ha pasado del anonimato a estar en el foco mediático... ¿Cómo lo lleva?

Distingo entre lo positivo y lo negativo. De lo positivo me quedo con que he conocido a mucha gente, he encontrado un trabajo y ello me ha llevado a mejorar mi vida. En cuanto a lo negativo, que me he quedado prácticamente sin intimidad... Es una situación compleja porque no dispongo de toda la tranquilidad que me gustaría tener.

Usted era entrenador de fútbol cuando dejó Siria. ¿A qué equipo dirigía?

Estaba al frente del Al-Fotuwa Sport Club, de la Primera División de mi país, el equipo de mi ciudad natal, Deir ez-Zor.

¿Cuánto tiempo estuvo en el banquillo?

Nueve años.

¿Inició allí su carrera?

Primero empecé con los chavales y, después, con los mayores. En total, veinte años.

¿También jugó?

Sí, en este mismo equipo, el Al-Fotuwa, pero por poco tiempo. Era centrocampista.

Lo dejó…

Sí. Me interesaba más aprender el juego, entrenar. Tomé esa decisión.

¿Qué valores inculcó a sus jugadores?

Cuando hablaba con ellos les decía que lo más importante era tener conciencia de lo que hacían, qué papel jugaba cada uno en el equipo. El fútbol es un juego colectivo y todas las piezas son básicas. Quería que tuvieran sentido de misión. También, en ocasiones, entrábamos en temas personales, pero ni mucho menos quería controlarlos. Los ayudaba si me pedían consejo. Algunos eran como mis hijos.

¿Qué ídolos tenían sus jugadores?

En Siria el fútbol internacional pasa por Messi y Cristiano Ronaldo, también por algunos jugadores de la Premier, pero básicamente por los cracks del Barcelona y Real Madrid. Así que se fijaban en ellos.

¿A quién le daría usted el Balón de Oro 2015?

Cristiano Ronaldo es un gran jugador pero… Messi es el mejor del mundo. En la familia somos de los dos equipos...

¿El fútbol es un idioma universal?

Para mí es el mejor lenguaje que existe porque transmite un mensaje de paz entre los pueblos, como todo el deporte en general. Ayuda a unir pueblos.

¿Cómo le salió el trabajo en Getafe?

Estaba en Alemania y contactaron conmigo desde el Centro Nacional de Formación de Entrenadores (Cenafe). Me dijeron que vieron el incidente en Hungría, que sabían que había entrenado en Siria y me ofrecieron el trabajo.

Jugar el partido amistoso contra el Sant Cugat, debutar y ayudar a difundir un mensaje de ayuda y esperanza a todos los refugiados habrá sido otra gran experiencia, ¿verdad?

Claro. Desde aquí quiero dar las gracias a la ONG CESAL, al Centro Nacional de Formación de Entrenadores (Cenafe), al Sant Cugat FC, al Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès y a la Universitat Ramon Llull por esta oportunidad. La verdad es que no tengo suficientes palabras de agradecimiento...

¿Calará el mensaje?

Ese es el propósito... Entre todos tenemos la voluntad de formar personas responsables y sensibles en la solidaridad y la justicia social y uno de los canales era organizando un partido amistoso de fútbol para ayudar a los refugiados.

¿Ya ha podido reunir a su familia en España?

Desgraciadamente, todavía no. He estado hace unos días en Turquía, donde he visitado a mi mujer y a mis otros hijos. Me ha faltado un papel... Tendré que volver a empezar los trámites. Vivimos momentos de incertidumbre. No sé qué va a pasar, pero estamos mejor que hace unos meses, seguro.