Olga García, sal dulce

Ambiciosa. sacrificada. Competitiva. “Demasiado competitiva diría yo”, reconoce Olga García. Más de un entrenador le ha dicho que semejante nivel de exigencia acaba por no hacerla disfrutar ni siquiera de las victorias. “Me quedo con el error y casi no celebro el acierto. No soporto perder ni equivocarme. Cuando detecto el fallo lo trabajo hasta la extenuación. Sí, soy así”. afirma. Es una jugadora excepcional, un toque de distinción en el fútbol femenino y una mujer con mucha personalidad. Nació en el 92 y ese gen olímpico debe imprimir carácter. Más allá de la coincidencia, Olga es una miscelánea de dulzura y determinación. Se transforma con un balón en los pies y con una bolsa de caramelos en las manos. Vestida de rojo reafirma la pasión que le pone a todo lo que hace y a su forma de expresarlo. Le encanta que le digan que se parece a Neymar jugando. “¿Por qué? Imagino que por la alegría, por el descaro, por los regates cara a la galería”, explica entre risas. Más seria se pone cuando habla ciertas piedras en el camino., “Aquel desagradable comentario de que ‘el futbol femenino ni es femenino ni es fútbol’ empieza a perder fuerza. Nos estamos ganando a pulso el reconocimiento. Y el Barça, en concreto, es un ejemplo. El club ha apostado mucho por nosotras”. Algo que no hace el máximo rival, por cierto. “No entiendo por qué el Real Madrid no tiene un equipo -dice Olga-. A mí me volvería loca jugar un clásico, sería una pasada. Pero parece que no les interesa el fútbol femenino”. Aquí sí que tenemos la suerte de poder disfrutarlas. Este domingo en el Mini, por ejemplo. 

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