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La opinión de Sergio Pérez

El futuro de Gabi Fernández y el peligroso porvenir del Real Zaragoza

El tiempo apremia ya al entrenador. Las dudas sobre su figura son ya todas

Gabi Fernández, en la banda del Ibercaja Estadio contra el Córdoba.

Gabi Fernández, en la banda del Ibercaja Estadio contra el Córdoba. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Zaragoza

Los números habitualmente no mienten en el fútbol. Al final de la Liga, son unos números, la cantidad de puntos conseguidos y la posición definitiva, los que deciden destinos y ponen calificativos. A la temporada 25-26 le resta un mundo por jugarse, prácticamente entera, pero después de ocho jornadas los números del Real Zaragoza son muy malos.

El equipo de Gabi Fernández ocupa la penúltima posición, la 21ª, con seis puntos logrados de 24 posibles. Este domingo, contra el Córdoba, sumó su cuarta derrota de la temporada en un partido en el que se manifestaron sus serios problemas para hacer gol: en ocho encuentros ha marcado solamente cuatro. Solo ha ganado un partido.

Es decir, el proyecto, el primero construido a imagen y semejanza de Gabi Fernández, ha empezado de manera totalmente torcida. Después de conseguir la permanencia la temporada pasada, atribuible a su figura de manera absoluta, el entrenador madrileño renovó por un año con el objetivo de tutelar la construcción de un Zaragoza que respondiera a su idea futbolística, no a lo que había heredado sobre la marcha en marzo pasado.

Así, la SAD reformó la plantilla a fondo este verano para fortalecer la defensa con numerosas incorporaciones, cambió los dos porteros y buscó físico para el centro del campo. Fueron las principales peticiones del técnico, que quería edificar un Zaragoza seguro desde atrás hacia delante, que no recibiera goles por encima de todas las cosas.

En casi dos meses de competición, el equipo está fallando y el entrenador, también. La plantilla tiene taras manifiestas: contra el Córdoba se puso en evidencia de nuevo la falta de gol. No es que haya malos delanteros, para diferentes menesteres del ataque hay varios jugadores útiles, pero ninguno tiene el don del gol en su ADN. Además existen problemas de calidad futbolística pura en el centro del campo y no hay ningún jugador que sobresalga sobre el resto. El Zaragoza no tiene estrellas de Segunda y sí un conglomerado de futbolistas con los que hay que trabajar mucho táctica y personalmente para exprimir rendimientos.

Tampoco el entrenador es élite de la categoría ahora mismo. Por el momento, Gabi no está dando con las soluciones a los problemas que se está encontrando. El tiempo le apremia ya. Las dudas sobre su figura son todas. El Zaragoza tiene defectos que saltan a la vista, pero también algunas virtudes que explotar mejor. No es un equipo para andar penúltimo. Esa podría ser la primera conclusión. Cuando algo no funciona, la tarea del entrenador es buscar otros caminos para llegar al destino que todos buscan, las victorias. Victorias que el madrileño necesita como el comer para seguir en el cargo y el Zaragoza, para cambiar radicalmente de rumbo en sus resultados y evitar otra temporada de episodios tormentosos y de gran peligro para su integridad.

Vía: El Periódico de Aragón