El Superclásico y el regreso de los hinchas

River y Boca se miden en el Monumental ante la incerteza de cómo volverá el público a los campos

El equipo de Gallardo llega en un momento dulce al partido tras sumar 16 de los últimos 18 puntos disputados

El River Plate

El River Plate

Vero Brunati

Vero Brunati

Un año, seis meses y 23 días después, los hinchas volverán a las tribunas de los estadios argentinos en los partidos del torneo local. Será este fin de semana, que no es un fin de semana cualquiera, porque llega con el valor añadido del Superclásico, un River-Boca que se jugará en el Monumental con la mitad -o tal vez algo más- del aforo permitido y un estricto protocolo de ingreso que incluye la obligación de haber recibido al menos una dosis de vacuna contra la covid-19, o la presentación de un test de antígenos con resultado negativo, aunque casi nadie se atreve a asegurar que el control sea demasiado estricto.

La exitosa prueba piloto realizada el 9 de septiembre con ocasión del Argentina-Bolivia por las eliminatorias al Mundial de Catar alentó el fin del extensísimo período de ausencia del público en las canchas, cuya base es el pronunciado descenso de contagios e ingresos hospitalarios por culpa del coronavirus registrado en los últimos dos meses. Sin embargo, como suele ocurrir en casi todas las cuestiones relacionadas con el fútbol en Argentina, las cosas no son tan diáfanas.

Durante las últimas semanas, la medida estuvo en medio de un tira y afloja entre las autoridades deportivas nacionales, los dirigentes de la Liga Profesional de Fútbol, los dueños de los derechos televisivos y, aunque parezca increíble, los integrantes de las barras bravas, esos grupos radicales instalados en cada club cuyo poder es capaz de resistir hasta la peor de las pandemias. Como debía ser, el Gobierno nacional, tal vez necesitado de hacer un guiño a socios y simpatizantes tras la dura derrota electoral del 12 de septiembre, fue el que puso fin a las discusiones y decidió levantar la veda.

Mientras los directivos de los canales de TV pedían por favor la vuelta de la gente para que las imágenes apasionadas y los cantos ayuden a mejorar la apariencia del producto que se ofrece a través de la pantalla (porque sobre el césped manda la mediocridad), sus pares de los clubes y la Asociación del Fútbol Argentino pateaban el balón hacia adelante tratando de evitar el gasto de los costosos operativos policiales que deben montarse en cada partido y los problemas que suelen ocasionar los ‘ardientes’ muchachos que gobiernan las gradas. Estos, por su parte, presionaban a favor del regreso por un simple motivo: sus finanzas tocan fondo luego de tantos meses sin poder lucrar con la reventa de entradas, los aparcamientos de coches en los alrededores de los estadios, los puestos de comida y bebida en el interior y demás fuentes de ingresos.

A SALVO DE LAS PITADAS

A su vez, jugadores y entrenadores viven en plena contradicción. Se manifiestan públicamente a favor de la vuelta, pero por lo bajini reconocen que este tiempo fue una especie de “descanso por vacaciones” que vivieron a salvo de silbatinas e insultos de sus propios fanáticos en casos de crisis futbolística. De hecho, en numerosas situaciones (Racing, San Lorenzo, Rosario Central, tal vez Independiente, y unas cuantas más) la gran pregunta es el modo en que serán recibidos cuando asomen nuevamente por el túnel.

Marcelo Gallardo es uno de los pocos que no tiene de qué preocuparse. Como en los últimos ocho años en el fútbol argentino, no habrá presencia de parcialidad visitante el mañana en el Monumental (aunque acabar con esa prohibición en una fecha cercana también estaría en estudio) y los hinchas del River Plate sienten un amor incondicional por su entrenador. Además, el equipo llega en un momento dulce al Superclásico tras sumar 16 de los últimos 18 puntos disputados y situarse segundo, a dos unidades del líder, Talleres de Córdoba.

Ayer, en el Aldosivi-Unión de Santa Fe que abría la jornada 14, los hinchas retornaron a las tribunas del fútbol argentino después de un año y medio. Mañana, a las 22.00 horas (hora española), el River-Boca será la guinda del postre para celebrar el ansiado regreso. Solo cabe esperar que la fiesta termine en paz.