FÚTBOL
Luis Enrique se pasa al rugby: el asturiano cambia el andamio por la tribuna y plantea un dilema al reglamento
La reglamentación en España no le permite abandonar el banquillo, en Europa no está tipificado como falta y en Francia está permitido hacerlo como en el rugby

Luis Enrique dirige a su equipo desde la tribuna en un partido de la Ligue 1 / Canal +

Luis Enrique se ha bajado del andamio para subirse a la grada. El flamante premio Cruyff 2025 en la gala del Balón de oro ha copiado el modus operandi de los entrenadores de rugby, de ver los partidos desde la tribuna para analizar con mayor perspectiva el despliegue de sus jugadores sobre el campo. El asturiano, que lleva el brazo en cabestrillo tras una aparatosa caída en bicicleta que le produjo una lesión en la clavícula, explicó en los micrófonos de Canal + Francia su decisión. "Es algo que he visto en Francia que hacen los entrenadores de rugby y he querido probarlo. Y la realidad es que desde arriba, recopilo mucha información que puedo utilizar en el descanso", manifestó al ser preguntado por ello. Un hábito que realiza en la primera parte, mientras que en la segunda ya ocupa su lugar habitual en el banquillo.
Desde la tribuna de prensa se mantiene en contacto con su ayudante Rafel Pol a través de unos auriculares por una línea interna. A su lado aparecen los analistas del París Saint-Germain, emulando a los entrenadores de rugby que se rodean de sus técnicos de ataque y defensa, o de los especialistas en melé, touch o pateo. Todo lo que aprecia desde la altura de la tribuna le permite ver con más nitidez las claves tácticas del encuentro para afinar más en la charla del descanso a sus jugadores. Para después saltar al césped con ellos y ocupar, ahora sí, su lugar en el banquillo por estar más cerca de los jugadores para dar órdenes antes de la finalización del encuentro.
Reglamentación en contra
Hasta el momento es algo que solo ha podido hacer en Francia, porque en otros paises la reglamentación no se lo permite. En España, por ejemplo, esta práctica está prohibida. El artículo 173 del Reglamento de la Real Federación Española de Fútbol estipula que "salvo fuerza mayor, el/la entrenador/a titular deberá estar presente en los entrenamientos y en los partidos que su equipo dispute en cualquier competición, figurando como tal en el acta correspondiente y ocupando su puesto en el banquillo durante el partido".

Reglamentación de la RFEF sobre los banquillos / RFEF
Y en la Champions se encuentra con la reglamentación de la UEFA, que sin llegar a tipificar como falta la ausencia en el banquillo durante una de las partes de un partido, realiza una descripción detallada: "Los 15 oficiales del equipo y los 12 jugadores suplentes indicados en la hoja de partido, es decir, un total de 27 personas, pueden sentarse en el banquillo del equipo. Si el banquillo tiene menos de 27 asientos, el número restante de asientos debe acomodarse a un lado de cada banquillo (o detrás, si los banquillos están en las gradas), con acceso a los vestuarios. Deben estar separados del público general y, preferiblemente, cubiertos. La disposición debe ser la misma para ambos equipos. Todos los suplentes y el médico del equipo indicados en la hoja de partido deben estar sentados en el banquillo durante el partido”.
Esta decisión de Luis Enrique de emular a los entrenadores de rugby es una de más de la corriente de normas y hábitos que el fútbol está copiando del deporte oval en los últimos tiempos. Recientemente se ha pedido a los equipos que sea solo el capitán quien se dirija al árbitro, como ocurre desde siempre en el rugby, al igual que se está sondeando la posibilidad de introducir las expulsiones temporales, una acción que está implantada desde hace mucho tiempo en el deporte que nació en el colegio de Rugby en 1823. Las tarjetas amarillas en rugby suponen diez minutos de expulsión temporal, que se pasan en lo que se llama 'sin bin', mientras que ahora se ha probado con expulsiones de 20 minutos a las tarjetas rojas, tras los cuales puede entrar otro jugador diferente para no lastar al equipo todo el partido con la desventaja de la inferioridad. Entre las normas que el fútbol sí ha implantado a imagen del rugby está la de microfonar al árbitro, para que se puedan escuchar las conversaciones con los jugadores y con los compañeros de la sala de videoarbitraje, en este caso con el TMO y la llamada en rugby 'sala búnker'.
La International Football Association Board (IFAB), entidad que se encarga de definir y modular el reglamento del fútbol, sigue evaluando la incorporación de nuevas normas que aplicar al fútbol internacional procedentes de la práctica oval. Fútbol y rugby separaron sus caminos allá por 1823 cuando un estudiante del colegio de Rugby, para los ingleses fue William Webb Ellis y para los escoceses James Mackie, cogió la pelota con las manos "con fina desobediencia de las reglas" y aquel día nació el deporte del rugby como alternativa al fútbol.
El TMO llegó en 2001
Una de las reglas más reconocidas del rugby adaptada al fútbol es el TMO, Television Match Official, que se implantó en 2001. Comenzó siendo una herramienta que sólo se utilizaba para jugadas relacionadas con los ensayos, una tecnología de gol. Y con el tiempo se ha extendido a todas las situaciones de juego poniendo más énfasis en proteger la integridad física de los jugadores. El fútbol lo copió con la integración del VAR, tecnología que, sin embargo, ha generado más controversia por la forma en que se utiliza y su protocolo de uso. En el rugby desafortunadamente el protagonismo del TMO ha llegado a condicionar el desarrollo del juego como hemos visto en el último Mundial.
El fútbol también ha tratado de incorporar sin éxito otros hábitos rugbísticos como el pasillo final o los terceros tiempos. En Italia intentaron que a la conclusión de los encuentros los equipos hicieran pasillo al rival como se hace en rugby. Primero el equipo ganador hace pasillo al derrotado, un pasillo en el que agradece al rival su esfuerzo y se le felicita por ello, para inmediatamente después el derrotado hacer lo propio con el ganador. La Serie A trató de implementarlo durante un par de temporadas, pero la iniciativa no fructificó. Y el tercer tiempo, ese momento de confraternización que viven los dos equipos al acabar el partido compartiendo unas cervezas y una comida tras los partidos de rugby, ha sido otra costumbre que el fútbol ha barajado implementar sin que se concretase finalmente.
Vía: El Periódico
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