La debacle de Estados Unidos sitúa a los dirigentes del soccer norteamericano en el punto de mira

El rostro de Michael Bradley refleja la decepción del equipo estadounidense

El rostro de Michael Bradley refleja la decepción del equipo estadounidense / AFP

Rut Vilar

Rut Vilar

Perplejo y avergonzado. Así se ha despertado el mundo del fútbol estadounidense tras la derrota de su selección ante Trinidad y Tobago (2-1) que deja al conjunto de las barras y estrellas fuera del mundial de Rusia. Desde 1986 que Estados Unidos no se perdía una fase final de la Copa del Mundo. El golpe ha sido tremendo.

“La peor noche de mi carrera”, aseguró el defensa Omar González tras el duelo. “Todo lo que podíamos hacer mal, lo hicimos mal”, añadió el capitán Tom Brady. “Decepcionante”, resumía el técnico Bruce Arena.

La prensa especializada habla, por su parte, de "vergüenza" y pide cambios. Veremos si la federación respeta el contrato del entrenador, que expira después, precisamente, del Mundial de Rusia. Y qué responsabilidades asume el presidente del organismo futbolístico, Sunil Gulati, que, anoche, coincidió en que la derrota ante Trinidad y Tobago y la no clasificación para el mundial es "una decepción enorme para todos; los jugadores, el personal, los entrenadores y la federación”.

Se espera que Gulati enfrente sus primeras elecciones para la presidencia en febrero. Desde 2006, que fue elegido presidente, no ha necesitado comicios porque no ha tenido oposición.

El buen partido de Estados Unidos ante Panamá el pasado viernes había provocado reacciones eufóricas en cuanto a las posibilidades de la selección de Bruce Arena de jugar incluso un papel destacado en el Mundial. Los estadounidenses amantes del soccer aplaudían y se agarraban orgullosos a la explosión del joven Christian Pulisic, jugador del Borussia de Dortmunt. El mediapunta, con sólo 19 años, ya ha sido encumbrado por los analistas locales como uno de los mejores jugadores del mundo.

“La realidad es que lo teníamos todo para clasificarnos. No podemos culpar de lo ocurrido a nadie más que a nosotros mismos”, concluyó Bradley tras caer en Couva.