Una huelga inevitable desde el principio del fútbol femenino

Todo lo que debes saber sobre la huelga de fútbol femenino

Ramón Fuentes

Habrá huelga finalmente este fin de semana en la Primera división del fútbol femenino después del intento fracasado de mediación del Ministerio de Trabajo en el día de ayer para tratar de presentar una propuesta que satisfaga a todas las partes. Propuesta que si aceptan las jugadoras y el sindicato AFE pero no en cambio de los clubes que saben que, en tanto no haya ingresos extras, es inasumible por su parte cualquier escenario distinto al propuesto inicialmente de 16000 euros y 50% de jornada. Y estos ingresos, salvo que llegara un patrocinio salvador, sólo pasan porque la RFEF atienda a la propuesta de los clubes de adherirse al Programa Élite que les asegura unos ingresos a cada club de 500000 euros.

Así pues el fútbol femenino está abocado, salvo que las presiones que está ejerciendo el CSD a la RFEF para que de luz verde al Programa Elite, a una huelga este próximo fin de semana y con carácter indefinido.

Una huelga que era inevitable prácticamente desde el principio y que pone de manifiesto que, pese a su crecimiento, está a años luz del fútbol masculino. Ahora mismo sería inconcebible imaginar algo así en el fútbol profesional español.

Pero debemos partir de un elemento clave que diferencia al femenino del masculino. Aquí no existe una liga profesional sino una competición que se rige bajo el paraguas de la Federación Española de Fútbol a quien, en cierto modo, no le viene mal esta huelga. En tanto escenifica la necesidad de contar con su subvención para poder lograr los requisitos que exigen las futbolistas que permitan la firma del convenio y por tanta la desconvocatoria de huelga. La RFEF tiene la sartén por el mango.

Luego están los sindicatos que, una vez que han dado el paso, el ejecutar esta huelga les respalda en cuanto escenifica el apoyo que tienen de las futbolistas, partidarias de la misma, y fortalece su posición en la defensa de sus exigencias mínimas (16000 euros y 75% de jornada) para desconvocarla.

La tercera pata implica a los clubes que están inamovibles en su postura, en tanto entienden que sólo en sus reivindicaciones es posible la viabilidad de los mismos. En tanto en cuanto no haya dinero no se van a mover de su propuesta. Y a quien, en cierto modo, esta huelga tampoco les perjudica. Es más habrá quien piense que les evita gastos en los viajes, arbitrajes, puesta en marcha del estadio etc...propios de cada jornadas y además les permite descontar esta jornada del sueldo de las futbolistas. Los dos días que se ausentan de su obligación laboral.

Así que, llegados a este punto, al único que verdaderamente le urge frenar este parón es al gobierno y al CSD. De ahí sus intentos desesperados por hacerlo, por encontrar vías que eviten lo que parece inevitable: el fútbol femenino español sufriendo una huelga. De ahí todas las iniciativas que están adoptando, propuestas de mediación, "presiones" a la RFEF para que acepte las condiciones etc...

Porque además, y es otro gran factor a tener en cuenta, esta huelga no tendrá una enorme repercusión en la afición. El fútbol femenino, aún el enorme crecimiento experimentado estos últimos años, sólo en situaciones puntuales ha gozado de una enorme llegada. Esto sería inimaginable en el fútbol masculino. El ruido que se generaría desde el punto de vista de peñas, aficiones por el daño de no jugarse una jornada, sería inimaginable.

Una huelga que además, al afectar a los dos días, esto implica que las jugadoras no sólo no jugarán esta próxima jornada, tampoco tienen previsto acudir al entrenamiento del sábado en todos aquellos equipos que tienen inicialmente el horario prefijado por la RFEF de su partido para el domingo 17 de noviembre. De hecho dos partidos se celebran el sábado quedando para el domingo los seis compromisos restantes de la novena jornada de la Liga Iberdrola de Primera división.