La cárcel de las futbolistas con los derechos de formación

Athletic y Levante encabezan la lista de clubs que más piden por derechos de formación

Athletic y Levante encabezan la lista de clubs que más piden por derechos de formación / ATH

Patricia Martínez

Patricia Martínez

Nos encontramos en un momento claro de auge del fútbol femenino. Cada vez hay más nivel en Primera Iberdrola y eso se demuestra con una selección que planta cara a las grandes potencias de Europa. Por suerte, los aficionados muestran un interés creciente que permite aumentar la visibilidad en este deporte. En general, se sigue el camino correcto, pero sigue habiendo factores que torpedean este tan necesario crecimiento.

Una de las piedras que sigue habiendo en el camino es el artículo 20 del nuevo Convenio Colectivo para el fútbol femenino. Este recoge los derechos de formación que pueden solicitar los clubs por las jugadoras menores de 23 años y no establece una regulación económica. En resumen, los equipos pueden pedir lo que quieran por sus futbolistas cuando acaben contrato, hecho que ha ocasionado situaciones absolutamente injustas. Algunos clubs llegan a pedir por sus futbolistas hasta 500.000 euros al equipo que quiera ficharlas una vez hayan terminado su contrato. En algunos casos, las cifras son de 250.000 euros por jugadoras muy jóvenes que a duras penas llegan a percibir un sueldo de 24.000 brutos anuales. Un documento de la ACFF pone nombres y apellidos sobre la mesa:

Los casos más sonados los encontramos en el Levante (500.000 euros por Eva Mª Navarro y Ona Batlle) y en el Athletic Club (250.000 euros por Damaris Egurrola y Maite Oroz). El testimonio de Pedro Egurrola, padre de Damaris, en 'El Larguero' ha sido clave en el destape de esta injusticia. Estas cifras totalmente injustificadas se alejan mucho de las que recomienda la FIFA, que oscilan entre los 9.000 y los 83.000 euros. Además, la realidad actual del futbol femenino, así como las cantidades económicas que en él se mueven, distan enormemente de estas cantidades desproporcionadas que muchos clubs piden al finalizar el contrato de sus 'perlas'.

Todo esto dificulta muchísimo el crecimiento de jugadoras por las que cualquier club debería realizar una inversión económica desmedida para poder incorporarlas. Unas cifras incomprensibles que frenan la carrera de futbolistas cuando cumplen su contrato. En lugar de renovarlas o dejarlas ir, se exige por ellas unas cantidades que muy pocos estarían dispuestos a asumir.

En resumen, los clubs acaban convirtiéndose en auténticas cárceles para jóvenes futbolistas talentosas que se ven obligadas a quedarse en sus equipos de orígen por unas medidas absolutamente injustas que no le hacen ningún favor al fútbol femenino español.