El sueño de un loco

El Levante de la 2000/01 cerró la Liga con pleno de victorias, récord que el Barça quiere igualar

Antonio Descalzo fue el artificie de un equipo que marcó 240 goles en 28 partidos y que encajó solo 5

Levante 2000/01

Levante 2000/01 / Fotografía cedida por Tere Saurí

Laia Cervelló

Laia Cervelló

Algunos le tildaban de loco. Con el tiempo, dijeron que fue un visionario. Y como todo lo bueno en esta vida, posiblemente tuviera un poco de las dos. Antonio Descalzo estaba en el Instituto Politécnico San Vicente Ferrer (Valencia) entrenando un equipo masculino en el epílogo de la década de los 90’s cuando un grupo de mujeres se le acercó y le pidió si las podía entrenar.

“Estábamos en una época de machismo total y me lo tomé a cachondeo. Pero cuando vi a dos jugadoras me quedé helado. Pensé que podían llegar a ser fueras de serie, técnicamente eran una maravilla. Empecé a indagar sobre el fútbol femenino, cómo estaba el tema… Vi que no se había hecho nada” y decidió hacer algo. Pero no cualquier cosa. Se convirtió en el artificie de un Levante sin precedentes que encontraría en la temporada 2000/01 su clímax.

Ganaron la Liga con pleno de victorias y goleando en algún partido 27-0 como hicieron con el Terrassa, con récords que todavía nadie ha superado como marcar 240 goles en una misma campaña. Se coronaron campeonas de la Copa de la Reina y también de la Supercopa. “Quería dominar primero España y después Europa”, reconoce el entrenador. En lo primero cumplió. Y en lo segundo, puso los cimientos para que otras lo pudieran hacer más tarde. Porque ese equipo se clasificaría para la primera Champions femenina de la historia.

Celebrando la Copa

Tere levantando la Copa / Alberto Estévez

El entrenador estuvo presente en la absorción del San Vicente Valencia y desde entonces peleó contra viento y marea para conseguir un equipo competitivo con condiciones semiprofesionales para hacer historia. Un cuadro con un centro neurálgico hecho de jugadoras valencianas y reforzado con lo mejor del panorama español, con el núcleo duro de la Selección Española que quedó tercera en la Eurocopa del ‘97. A las que integró de forma casi familiar al grupo local.

Fue el primer equipo en pagar a sus futbolistas, en entrenar 4 o 5 días a la semana, en concentrarlas siempre la noche antes de un partido cuando jugaban fuera, en abrir estadios de Primera División, en tener preparador físico y fisioterapeuta. En definitiva, el primer cimiento del fútbol femenino profesional. “Ningún club te pagaba suficiente como para desplazarte de tu ciudad, tener para comer y para tus gastos. Mi primer sueldo fue de 75.000 pesetas, y con el cambio al euro en el 2000 fue 1.000€”, añade Alicia Fuentes, uno de los fichajes estrella de Descalzo.

El Dream Team de Antonio Descalzo

Quizás sí que solo un loco podía conseguir todo eso en unos tiempos en los que hablar de fútbol femenino parecía pura ciencia ficción: “Siempre he defendido que la mujer a nivel técnico puede llegar a ser mejor que el hombre porque tiene más elasticidad”, asegura sin tapujos.

Él entendió que para que se hablara de fútbol femenino había que hacer algo muy grande. Como marcar 240 goles en 28 partidos y solo encajar cinco. Conseguir que una misma jugadora, Auxi, metiera 12 en un mismo encuentro. Fue un tipo que cerró la plaza del Ayuntamiento de Valencia para que su equipo entrenara, provocando que llegaran incluso los antidisturbios, para exigir un campo para poder entrenar. Se apostó que llenaba el Ciutat de València con 7.000 aficionados para verlas y llevó a las jugadoras a la playa a repartir entradas, aprovechando que era el día de San Juan, para asegurarse que así fuera.

Celebrando la Copa

Celebrando la Copa / Alberto Estévez

Antonio era un loco del fútbol. Apostó por la mujer como nadie antes había hecho. Si hubiera sido otro con los pies más en la tierra no me hubiera arrancado de mi ciudad y de todo lo que dejaba atrás. Tenía que convencerte un loco de eso”, recuerda Auxi Jiménez, fichaje del entrenador y pichichi por antonomasia. En la misma línea, Alicia Fuentes asegura: “Muchas veces decíamos que Antonio estaba loco. Nos decía: Esta temporada quiero 100 goles. El siguiente objetivo son 150. Así era, siempre estaba inventando. Buscaba cosas para retarnos. Nos vendía que era la única manera de que toda España se enterase de que éramos el Dream Team”. “Antonio fue un visionario, un adelantado a su época. Vio que las mujeres podíamos dar espectáculo y se lanzó”, añade Teresa Saurí, la capitana granota de entonces.

Un fútbol de dibujos animados

“Recuerdo alguien que dijo que era un juego de dibujos animados”, explica Tere. “Las defensas éramos espectadoras privilegiadas a ras de campo. Era lo que trabajábamos en los entrenamientos. Nunca trabajábamos el despeje. La orden era bajar balón y, a partir de ahí, jugar. La idea que Cruyff tenía de preferir perder 5-4 que 1-0 era la nuestra, salvando las distancias”.

“Un día jugamos en el Ciutat de Valencia y nos tocaba después de los chicos. Entramos al campo lo más rápido que pudimos con la mentalidad de hacerlo muy bien, de que la gente quisiera quedarse para ver como mínimo nuestra primera parte. La única forma que teníamos de hacerlo era hacer un fútbol bonito, rápido, con muchas ocasiones y presencia en área contraria. Teníamos jugadoras para poder hacer eso”, sigue la capitana.

Ese juego les llevó a ser las primeras españolas en competir en la primera Champions de la historia. “Cuando veo a las jugadoras del Barça disfrutar del fútbol, me acuerdo mucho de nuestro equipo. Me acuerdo de nuestro Levante. El nivel físico no tiene nada que ver y la velocidad en la ejecución no sería la misma pero, futbolísticamente hablando, la idea de espectáculo y tratar bien el balón, es la misma. Si alguien se parece al actual Barça era ese Levante”, asegura Tere.

Mismo equipo, distinto tiempo

Pocos pueden mirar de tú a tú al Barça de Jonathan Giráldez y salir ileso en la comparación. Ese Levante es uno de ellos. Por eso Tere no duda en reafirmarse en las similitudes de un equipo sin parangón: “He visto mucho fútbol y, hasta que no he visto a este Barça, no había visto ningún equipo que hiciera el fútbol que hacíamos nosotras”. "Lo del Barça es lo mismo pero en otro tiempo. Están como nosotras, insaciables. Tienen ganas de ser las mejores, y eso se ve", sigue Alicia.

Sin competición ninguna en LaLiga, desde hace tiempo el rival del FC Barcelona es su propio reflejo, el que le mira a los ojos con el triplete del curso pasado retándole a mejorar una gesta insuperable. Y en ese espejo en el que se contempla se asoma otro equipo también vestido de azulgrana que puso las primeras piedras desde donde comenzó el camino hacia los éxitos del fútbol femenino español.

El Levante en la 2000/01

El Levante en la 2000/01 / Fotografía cedida por Antonio Descalzo

Ahora el Barça llena el Camp Nou y no para de escribir nuevas páginas en la historia, algo que las propias jugadoras ven desde fuera de los terrenos de juego con orgullo y cierta nostalgia: “Para conseguirlo, alguien tuvo que poner la primera piedra en el camino, los cimientos. Sabíamos que el pastel no nos lo íbamos a comer, que lo iban a hacer las generaciones venideras. Pero no lo cambiamos por nada porque fue tan bonito y tan intenso, que solo se puede conseguir habiendo vivido todas aquellas experiencias. El Barça sigue poniendo esos cimientos, y las que vengan después harán cosas aún más grandes. Pero sí que piensas que con nuestro equipo, si hubiéramos tenido la mitad de recursos económicos, humanos, mediáticos, donde hubiéramos podido llegar”. Han pasado 20 años y el sueño de ese loco sigue vivo al igual que aquel récord de imbatibilidad. De momento.