Las claves de la crisis del Barça femenino

El Barça sufrió un duro golpe ante el Atlético

El Barça sufrió un duro golpe ante el Atlético / LALIGA

Miki Soria

Miki Soria

La Liga y la Copa. Esos eran los dos grandes objetivos del Barça femenino esta temporada. Y en solo cinco días, los que van del miércoles pasado al domingo, se han evaporado para el conjunto azulgrana tras las dos derrotas consecutivas sufridas ante el Sporting de Huelva en Liga –dejando a las azulgranas a seis puntos del Atlético a nueve jornadas del final- y ante el propio Atlético de Madrid en semifinales de Copa.

Dos golpes duros para la plantilla azulgrana que deberá volver a replantear sus objetivos de aquí a final de temporada. Ahora ganarlo todo ya no garantiza el doblete, sino que como mucho permitiría seguir luchando por la liga hasta el final y acabar con más puntos que el año pasado en el campeonato doméstico. No es suficiente, pero sí una obligación para el equipo con mayor presupuesto y mejor plantilla del campeonato español.

Es más, la Champions, que siempre ha sido un “regalo” para el Barça –puesto que el conjunto azulgrana todavía no está en condiciones de pelear realmente por el título- queda ahora como un clavo ardiendo al que agarrarse. La opción de llegar a una hipotética final existe, por más que el camino no vaya a ser tan sencillo como se intente vender desde algún lado,  y llegar a ella no salvaría la temporada, pero sí que haría ver las cosas de manera muy diferente en el balance global del curso.

¿Qué le pasa al Barça?

La realidad es que los problemas del Barça son los mismos que ha mostrado el equipo durante la etapa de Fran Sánchez. El cambio de técnico no ha conllevado muchos cambios y el juego bajo las órdenes de Lluís Cortés no ha mejorado sustancialmente. Contra el Sporting de Huelva se podría aducir que el equipo rotó en exceso y que los goles llegaron por errores puntuales, pero contra el Atlético este domingo se vio la triste realidad: un equipo excesivamente plano, que no era capaz de mover con soltura el balón, maniatado y sin poder jugar con la osadía y la convicción que debería tener el Barça. Un equipo plagado de buenas jugadoras, pero sin alma ni el espíritu que sí tiene su gran rival.

¿Cómo solucionarlo?

Es la pregunta del millón. Se ha demostrado que el cambio de técnico no ha sido la solución esperada y, por tanto, se podría deducir de la misma manera que ese no es el único problema. Eso no quita que en el futuro pueda haber otro cambio para tratar de enderezar el rumbo de cara a la próxima temporada.

Lo mismo podría suceder con la estructura deportiva de la sección y con muchas de las futbolistas que hay en la plantilla azulgrana. Hay jugadoras que llegaron con vitola y sueldo de estrella y no han cumplido las expectativas. Otras, las que podrían revertir la situación –por calidad y mentalidad- no encuentran la manera de hacerlo. Quizá plantearse poblar el centro del campo con más futbolistas no sería una mala opción para reencontrarse con el balón, recuperar la identidad y utilizar eso como un nuevo punto de partida de aquí a final de temporada.

Está claro que de cara al futuro hacen falta muchos cambios en toda la estructura, -empezando quizá por un nuevo entrenador y una importante renovación de una plantilla en la que hay muchas jugadoras que claramente ya han cumplido su ciclo- pero ahora la prioridad debe ser acabar la temporada de la mejor manera posible y eso pasa por ganar los nueve partidos y llegar lo más lejos posible en Champions.