El Barça B se agiganta en Málaga

El golazo de Monchu que permite seguir al Barça B seguir aspirando al ascenso

El golazo de Monchu que permite seguir al Barça B seguir aspirando al ascenso / FC Barcelona

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Suele parecer una lotería, pero solo si así lo plantean los equipos que afrontan el 'play-off' de ascenso. La realidad es que solo logran el éxito quienes tienen fe y saben cómo afrontar lo que les viene. Así jugó el Barça B su primer encuentro ante el Valladolid Promesas en Málaga, el primer peldaño hacia Segunda División. Y lo saldaron con nota. Con muchas bajas, sí, pero con dos montones de orgullo y dignidad. García Pimienta planteó el partido a la perfección y sus jugadores lo interpretaron mejor

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PLAY-OFF SEGUNDA DIVISIÓN

3
2
Alineaciones
BARCELONA B
Iñaki Peña, Cuenca, Mingueza, Akieme, Morer, Jandro Orellana (Ludovic Reis, 72'), Ilaix, Monchu, Matheus Pereira (Nils Mortimer, 86'), Manaj y Konrad.
VALADOLID PROMESAS
Samuel, Miguel Ángel, Jaime, Corral. Raul Navarro, Diego Alende, Rey (Corral, 69'), Carlos Doncel, Víctor García, Zalazar y Miguel (Vilarassa, 69').

El Barça B arrancó fuerte. García Pimienta, sin Collado, apostó por Ilaix Moriba, toda una declaración de intenciones, sin filtro. Porque Ilaix apunta alto y así lo demostró durante el primer tiempo, asentado al lado de Monchu, que es quien, a día de hoy luce galones en el filial.

Arriba, Konrad, Mataj y Matheus Fernandes, la gran sorpresa de la alineación, inesperada. El ténico del Barça B fue a por todas y la apuesta le salió bien porque, nada más arrancar el encuentro, sus jugadores se impusieron al Valldolid Promesas. De hecho, a los quince minutos ya habían llegado varias veces, sobre todo con Dani Morer como protagonista. El de Mataró estuvo siempre intenso. El 1-0 llegó por esa zona. Con un centro del lateral derecho que acabó en el área. Solo se habían jugado dos minutos cuando Konrad logró batir la meta de Samuel. Luego, a los siete minutos llegó la réplica.

Fue un inicio frenético, sobre todo por parte del Barça, que sorprendió a un rival que sacaba aguas a cubos. El gol de konrad, sin embargo, lejos de suponer ningún contratiempo, por lo menos temporal, para los pucelanos, espoleó al equipo de Baraja. Iñaki Peña ya dio el susto antes, cuando rechazó mal un balón bastante plano desde la frontal del área y dejó que su defensa trabajase a destajo. Luego no pudo hacer nada ante la llegada de Miguel, que le superó dócilmente, aunque con un disparo algo violento. 

Antes Mataj pudo ser objeto de penalti, aunque el colegiado no lo vio así. El encuentro pasó a una intensidad de segundo plano, algo menos de la que se había vivido en el primer cuarto de hora. Parecía que ambos equipos se empezaron a conocer mejor, a saber dónde podían atacarse y dónde era mejor que se respetaran. Y ahí murió el primer tiempo, con empate a uno tras media hora clásica en un 'play-off' de ascenso a Segunda, nunca fácil, nunca sencillo de jugar.

Pero este equipo, pese a las ausencias destacadas, tiene oficio y tiene entrenador. Así que no hay nada perdido. Porque, además, tiene alma, sin la que un equipo no puede competir. De ahí que llegara Morer, un puñal por la derecha, a la línea de fondo y centrara, suave y acolchado, un balón para que Monchu, llegando desde atrás, fusilara a Samuel con placidez. Volvía a colocarse el Barça B por delante.

En esos momentos Morer se convirtió en un estilete y el filial mereció matar el partido, pero merecer, en fútbol, es un verbo que no existe, que nadie sabe qué significa. Así que tocaba sufrir porque, poco a poco, los blaugrana cedían terreno y el Valladolid Promesas iba a más. Aunque hubo alguna intención de comerse el encuentro, era todo ilusión. Así lo demostró en una contra Doncel, que se plantó solo ante Iñaki Peña y, esta vez sí, evitó el empate. ¡Qué paradón!

Las cosas, cuando parece que están algo complicadas, se solucionan a base de solucionarlas, que es lo que hizo Ilaix cuando, presionando, alcanzó un balón que puso con un pase rápido y preciso a Konrad. El estadounidense no erró. Doblete para finiquitar el partido. Que pase el siguiente. O eso parecía hasta que Iñaki Peña, una de cal y una de arena, se comió un córner que Miguel Rubio remató a placer. ¡A sufrir!