Alejandro Balde, un atleta virtuoso

El lateral izquierdo ya ha debutado con el Juvenil B y reúne todas las cualidades para triunfar

Alejandro Balde superó una grave lesión y ya ha recuperado su mejor nivel

Alejandro Balde superó una grave lesión y ya ha recuperado su mejor nivel / David Ramirez

Albert Rogé

Albert Rogé

Correr es muy importante. Más lo es correr con sentido. Si además, puedes correr con el balón pegado al pie y creando peligro, ya es lo máximo. Y el Barça tiene suerte porque en su cantera tiene un claro ejemplo de ello. Juega de lateral izquierdo en el Cadete A y su nombre es Alejandro Balde. 

Para los seguidores de la Masia no es ningún desconocido ya que hace varias temporadas que su nombre destaca en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. Tampoco lo es en las oficinas del club. Alejandro Balde es uno de los jugadores señalados en rojo y que se quiere renovar sí o sí para evitar su fuga al cumplir los 16 años. Partiendo desde el lateral izquierdo, es rapidísimo y llega muy bien a línea de fondo. Sus precisos centros son una de las armas ofensivas del Cadete A y también tiene mucho gol. Durante esta temporada, su progresión es espectacular y este sábado ya debutó en el Juvenil B de Franc Artiga. Y lo hizo haciendo lo que más le gusta: dando la asistencia del gol de la victoria

Balde tiene una mezcla explosiva en sus venas. Su padre Saliu es de origen africano (Guinea Bissau) y su madre es dominicana. Ellos querían que Alejandro arrancara su carrera en el atletismo. También lo querían así en el colegio donde los profesores, en las carreras que se realizaban, hacían salir a Alejandro más tarde que el resto de compañeros. Les daban ventaja. Eso sí, el primero en llegar siempre era él. Sin embargo, a Balde le gustaba el fútbol. Parte de “culpa” la tiene su hermano Edy, que en la Plaça dels Porxus (Barcelona), donde sus padres tenían un local, daban patadas al balón. Además, Edy, jugaba en el Sant Marti Condal con siete años. Alejandro siempre lo iba a ver y en un encuentro les faltaba un jugador. El entrenador llamó al pequeño de la familia, que solo tenía cuatro años, para que entrara a jugar. Alejandro lo hizo muy bien y allí ya vieron que el fútbol era lo suyo. Arrancó en la escuela de Sant Gabriel, con seis, pero a mediados de año ya le subieron al Prebenjamín. Esa campaña jugaba de delantero y marcaba muchos goles. El Barça y el RCD Espanyol iban detrás de él. Balde quería jugar de azulgrana pero en el club demoraron mucho su respuesta y prefirieron aceptar la del conjunto blanquiazul. Allí, también de delantero, volvió a destacar y ya se disiparon todas las dudas. Tenía que ser del Barça sí o sí. Y así fue.

Ahora ya hace ocho años de eso y Balde se ha convertido en ese jugador que ya prometía ser. Eso sí, una de las cuentas pendientes que tiene es la de ayudar a su familia cuando pueda. Su padre no puede asistir a la mayoría de los partidos por cuestiones laborales y su madre se recorría el metro de arriba abajo para llevarlo a los entrenamientos. Su familia, con su hermana Nersi, y la lesión que sufrió la temporada pasada le ayudan a mantener los pies en el suelo. Alejandro Balde tiene todas las cualidades técnicas y físicas para triunfar aunque sabe que la clave es la cabeza. Si lo mantiene, lo verán triunfar.