Un mercado de fichajes que muestra la devaluación del fútbol argentino

Carlos Zambrano ha fichadopor Boca Juniors

Carlos Zambrano ha fichadopor Boca Juniors / Boca Juniors

Vero Brunati

Vero Brunati

La ventana de enero del mercado de pases baja la persiana y el fútbol argentino lo hace envuelto en un halo de parálisis y sorpresa. Las dificultades financieras de la mayoría de los clubes, consecuencia directa de la aguda crisis económica que vive el país, y la devaluación de la moneda nacional permitían suponer que las compras serían escasas, prudentes y baratas. Pero los mismos motivos auguraban una salida en masa de jugadores hacia ligas con cuentas corrientes más poderosas, algo que finalmente estuvo muy lejos de ocurrir.

El resumen del capítulo de compras es breve y basta con observar lo ocurrido en los clubes grandes para entender la situación. River, subcampeón de América y líder de la Superliga, no incorporó a nadie. Boca sumó al central peruano Carlos Zambrano, que estaba marginado en el Dínamo de Kiev; y a Pol Fernández, volante surgido de la cantera xeneize que vivía una situación similar en el Cruz Azul mexicano y llega cedido por un año. Las deudas que arrastra la institución dejaron sin refuerzos a Independiente; y solo Racing y San Lorenzo pudieron presentar un puñado de jugadores, todos ellos reclutados del medio local.

En ese contexto, los regresos al país de Javier Mascheranoy Marcos Rojo, ambos al Estudiantes de La Plata, acabaron siendo las notas más destacadas. De la mano de Juan Sebastián Verón, presidente del club, el ex del Barça llegó con la intención de culminar su carrera e iniciar a continuación su actividad en los banquillos. El defensa del Manchester United, sin continuidad en Old Trafford, lo hace cedido por un año para cumplir con el sueño de volver a vestir la camiseta de su club de origen.

Más difícil resulta explicar las razones por las cuales la emigración fue mucho menor de la esperada. La transferencia del volante Exequiel Palacios, del River al Bayer Leverkusen, fue la más sonora. Los alemanes pagarán 13,5 millones de euros por un jugador que en su momento figuró en el radar del Real Madrid y cuya cotización parecía estar un par de peldaños más arriba. Otros dos jugadores viajaron a algunas de las ligas europeas más poderosas aunque a equipos de la parte baja de la tabla: Alexis Mac Allister fue al Brighton inglés y Nicolás Domínguez al Bologna italiano, pero ambas operaciones habían sido hechas con anterioridad.

“En los últimos años, la cantera argentina ha perdido prestigio en cuanto a la formación de jugadores. Si uno mira, la mayoría de los chicos llega con deficiencias conceptuales que complican su adaptación inmediata”, aseguran los encargados del scouting en los clubes europeos de élite. 

Sobran los ejemplos para demostrarlo. Desde Matías Kranevitter a Lucas Alario pasando por Santiago Cáseres, Emiliano Rigoni o Darío Benedetto, las figuras de la Superliga albiceleste demoran varias temporadas en ganarse un sitio en sus equipos (como Ángel Correa, por ejemplo), naufragan en la medianía o directamente fracasan en su intento por destacar en las grandes ligas del continente. No les sucede solo en los clubes top, también en los que tienen aspiraciones mucho más modestas. 

El mercado, entonces, prefiere mirar hacia otras latitudes. El Real Madrid ha convertido a Brasil en objetivo predilecto. Vinicius Junior, Rodrygo y Reinier ocupan los lugares que alguna vez estuvieron destinados a jóvenes promesas argentinas. Juveniles franceses, holandeses, ingleses y alemanes pueblan los planteles de las principales ligas, y solo casos aislados como Lautaro Martínez, el delantero del Inter, mantiene viva la llama de los cracks llegados de la orilla occidental del Río de la Plata.

Otro número 9, Adolfo Gaich, estuvo a punto de ser el otro protagonista fuerte de este mercado. A sus 20 años apenas ha disputado una veintena de partidos en el San Lorenzo, pero sus goles en las diferentes selecciones juveniles (ahora mismo se encuentra disputando el Torneo Preolímpico sub23) le hicieron trascender. El Brujas belga pareció dispuesto a abonar 17 millones por su pase, pero a último momento no hubo acuerdo y el espigado artillero (1,90 metros) seguirá al menos un semestre más en Boedo. 

Un ejemplo más de que casi nadie está dispuesto a gastarse sus ahorros en el devaluado fútbol argentino.