El Corinthians se abona a los milagros

El equipo de Sylvinho derrotó agónicamente a un buen Fortaleza (1-0) con un gol de Cantillo en el minuto 86

El Timao, que refuerza sus opciones de ir a Libertadores, ya venía de ganar a la Chapecoense en el descuento

El colombiano Cantillo marcó el gol de la victoria del Timao

El colombiano Cantillo marcó el gol de la victoria del Timao / Rodrigo Coca/Ag. Corinthians

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Misión cumplida para el Corinthians. Tenía dos partidos en la Neo Química Arena en seis días y sumó los seis puntos en juego aplicando el mismo guion. Con la Chapecoense, el Timao se impuso con un gol de Roger Guedes en el minuto 97, con el que se salvó la cabeza de un Sylvinho muy contestado, y, en esta ocasión, hubo otro 1-0 agónico, con un tanto del colombiano Cantillo en el minuto 86.

Son dos triunfos siguiendo el modus operandi tradicional del Timao (o sea, con dramatismo y sufrimiento) que refuerzan sus opciones de estar en la Libertadores 2022.

Los paulistas se aferran a la sexta posición, que dan acceso a la fase previa del torneo continental, y, ahora, abrirán un tramo de competición complicado en el que en sus dos próximos desplazamientos visitarán el líder, el At. Mineiro, y el Flamengo, vigente campeón y finalista de la Libertadores.

El Timao fue de menos a más. En el primer tiempo, volvió a ofrecer una imagen de equipo errático, que, en algunas fase, fue superado por un Fortaleza muy ordenado y con criterio que demostró por qué es el quinto clasificado.

Sylvinho movió el banquillo con criterio después del descanso. Y la entrada del extremo Mosquito, del volante Cantillo y del veterano Jo cambiaron la cara al equipo del pueblo, que, con una mejor circulación del balón, se fue decididamente a buscar el triunfo.

La presión final de los locales dio sus frutos. En el minuto 80, Renato Augusto avisó enviando un balón al palo y, en medio del vendaval del Timao, Cantillo finalizó una jugada colectiva en la que participaron Roger Guedes y Jo, para marcar el gol del triunfo que llevó al delirio la fanática torcida corinthiana... y a un Sylvinho que lo celebró por todo lo alto.