La censura a los colores prohibidos en el fútbol brasileño

El Corinthians retiró el verde, alusivo al Palmeiras, incluso en la bandera arcoiris de una campaña contra la homofobia

Los gremistas llegan a boicotear cualquier producto de una marca con el logotipo rojo, que identifica al Internacional

El Corinthians veta el color verde, que identifica a su archirrival Palmeiras

El Corinthians veta el color verde, que identifica a su archirrival Palmeiras / Rodrigo Coca/Ag. Corinthians

Joaquim Piera

Joaquim Piera

El verde, identitario del Palmeiras, es un color maldito para el Corinthians y la ‘Fiel’, o sea sus más de treinta millones de fanáticos torcedores. Cualquier espectador que comete el sacrilegio de presentarse a ver un partido en la Neo Química Arena con alguna pieza verde, la presión gradería, que siempre es soberana, le ‘invita’ a despojarse de ella.

Hasta aquí uno podría pensar que todo se encuadra dentro de comportamientos más o menos aceptables de una de las mayores rivalidades no solo locales sino continentales. Y el comportamiento militante se traslada a la vida cotidiana, en el armario de cualquier corinthiano no hay nunca cualquier ropa o complemento verde, incluso piezas íntimas o zapatillas deportivas.

Sin, embargo, la rivalidad ha salido de madre ya hace demasiado tiempo. Diez días atrás, los responsables de redes sociales del Timao, en su homenaje al Día Mundial del Combate a la Homofobia, no tuvieron otra ocurrencia que sustituir el verde de la bandera arco iris de la comunidad LGBTQIA+, por una pigmentación grisácea.

Y, claro, hubo polémica, y de las gordas, porque en una jornada en la que se condenaba la intolerancia no hubo miramientos para aniquilar el verde (palmeirense) poner en su lugar un sucedáneo.

El Corinthians no se anda con chiquillas cromáticas. En junio del año pasado, el club paulista anunció que había impuesto una multa a su delantero Jo (en su día escudero de Ronaldinho Gaucho en sus aventuras nocturnas) por usar unas botas verdes en un partido del Brasileirao contra el Bahía.

La decisión fue tomada como respuesta a la indignación de la ‘torcida’ e, incluso, se anunció en una nota oficial en la que se detallaba “el jugador fue advertido, multado y no utilizará más las botas en entrenamientos o en partidos”.

El atacante, que salió de las categorías de base, pidió perdón a quien se sintió ofendido e insistió que su calzado era “azul turqués”. Y las tertulias ya tuvieron tema por una semana. Nunca se debatió tanto en un foro reservado para especialistas futbolísticos si las botas de la discordia eran realmente azules o verdes.

EL GREMIO Y LA COCA-COLA

La dictadura de los colores no es patrimonio único del club de la Democracia Corinthiana. En Porto Alegre, el Gremio aún se enorgullece de haber cambiado el color del logotipo de Coca-Cola cuando la marca patrocinaba una quincena de equipos en los 80.

El Inmortal se negó a estampar el fondo rojo (que asociaban al Internacional) en su camiseta y acabaron poniendo las letras blancas sobre negro, lo que se celebró como un triunfo en un Gre-Nal, el clásico más caliente del país.

El boicot al rojo por parte de los gremistas no se reduce solo a vestimentas cotidianas sino a consumo de marcas que optan por este color. No son pocos los episodios de ‘torcedores’ que evitaban viajar con la compañía aérea TAM, ahora reconvertida en Latam, porque sus letras eran rojas. Se desconoce si ocurre lo mismos que nos los colorados y Azul, una aerolínea que nombre y toda su identidad corporativa en este color.

Puede parecer una broma, pero incluso hay la versión en Porto Alegre y Río Grande do Sul del Papa Noel gremista, vestido, claro, de azul.