Subir a la cima en un visto y no visto

No solo se puede ir a esquiar en coche; el tren es un alternativa eficaz y sostenible

El tren, la mejor alternativa para ir a esquiar

El tren, la mejor alternativa para ir a esquiar

Christian Martínez

Con el frío invernal acechando en cada esquina, las redes sociales experimentan su particular evolución yuxtapuesta con un cambio de temperatura que vivimos en nuestro día a día. Quedando obsoletas y en cierta medida chocantes, las imágenes en bañador, en la playa o en las que aparezca algún atisbo de rayo solar, lugares de encuentros virtuales como Instagram o Twitter empiezan a ser partícipes del auge de instantáneas donde predominan los abrigos, la poca luminosidad y, primordialmente, la nieve.

Con el blanco como color más característico y preciado, no son pocos los aventureros que deciden aprovechar algún resquicio del calendario para poner rumbo a cualquier punto nevado aprovechando la apertura de las principales estaciones de esquí. Abierta la veda, es el momento de obtener la fotografía deseada mientras se desliza, se pasea por parajes naturales o simplemente se aleja de una rutina que parece perseguirnos hasta los rincones más inhóspitos.

Con el puente de la Purísima como disparo de salida a la temporada invernal, estaciones tan afamadas como La Molina o Vall de Núria abren sus puertas ofreciendo experiencias singulares que suelen obtener un lugar destacado en el imaginario de sus usuarios. Clientes que llenan los hogares, hoteles y apartamentos de la zona haciendo de dicha visita un must invernal.

INICIATIVAS

Ante el alud de gente que suele optar por este tipo de ocio, las habituales preocupaciones en relación al estado de las carreteras, las retenciones o el posible tráfico que se puede originar en los días previstos para realizar la escapada se habían convertido en algo habitual e insalvable. Hasta la fecha. Ya han quedado atrás. Son historia. La intranquilidad o el nerviosismo propio de las visitas a la nieve dan paso al afán y deseo de pasarlo en grande con amigos o familiares en cierta medida por las iniciativas de Renfe.

Conocedores de la problemática que genera en muchas ocasiones visitar la capital de la Cerdanya por carretera en estas fechas tan señaladas, siendo una de las actividades de ocio predominante año tras año, el servicio ferroviario junto a los Ferrocarrils de la Generalitat apuestan, una temporada más, por la promoción y el uso del Tren Blanc o el Skriten.

Dichas iniciativas unen la capital catalana con Puigcerdà a través del servicio R3 de Rodalies, hasta el 22 de abril durante los fines de semana y festivo, consiguiendo consolidarse como una alternativa a tener en cuenta a la hora de pasar unos días en la nieve sin la necesidad de utilizar el coche.

CONEXIÓN

Con salida en lugares tan céntricos como la plaza de Catalunya o la estación de Sants, el servicio ofrece diferentes alternativas horarias para facilitar la apuesta por este tipo de desplazamiento hacia la Cerdanya. Con billetes hacia las estaciones de La Molina o Vall de Núria, cada una de ellas cuenta con opciones muy diversas según el tipo de público.

Mientras el Skitren La Molina permite que desde 42 euros, 32 en el caso de los niños, podamos desplazarnos en tren y autobús hasta la propia pista de esquí con el abono incluido; en el caso de Vall de Núria existen dos alternativas distintas. La primera consiste en un paquete básico con el billete de tren, el cremallera y el abono de un día, por 37,60 euros los adultos y 31,40 los niños; la segunda, conocida como Tren Natura, permite contar con un tíquet de tren hasta Ribes de Freser unido al uso del cremallera, todo por 33,50 y 25,50 euros, este último para jóvenes hasta los 16 años.

Variedad sin límite, con infinidad de opciones y aventura, con el único y exclusivo fin de poder desconectar de los quehaceres habituales, dejar de lado el coche y sus quebraderos de cabeza, y tan solo preocuparse por disfrutar y obtener esa foto –en modo postal navideña– que tan bien lucirá en el perfil de Instagram.M

ENLACE INMEDIATO

Con las iniciativas del Tren Blanc y Skitren, Renfe y Ferrocarrils de la Generalitat ponen las máximas facilidades a todos aquellos que quieren experimentar unos días en la nieve eludiendo las características incomodidades del coche particular.

TREN BLANC

Barcelona y La Molina nunca han estado tan cerca. Los 144 kilómetros de distancia entre ambos puntos son historia gracias al proyecto del Tren Blanc de Renfe. Dejando en el olvido las habituales retenciones, incómodas preguntas como la característica del “¿cuánto queda?” y algún que otro imprevisto que suele acompañar las salidas con vehículo, este servicio ferroviario une ambos puntos con un tren especial que circula hasta el 22 de abril durante los fines de semana y festivos.

Mejorando la comunicación con la capital de la Cerdanya en su época más pujante, el ferrocarril parte de Sants, Plaza Catalunya o La Sagrera antes de poner rumbo a Puigcerdà en un trayecto de dos horas y media. A un precio económico, más de 16.700 usuarios aparcaron sus vehículos la pasada temporada para subirse a una iniciativa que ha experimentado un crecimiento del 17% y que espera consolidarse durante la presente campaña.

Skitren y ‘forfait’

Si más allá de acercarse a Puigcerdà lo que se quiere es experimentar una vivencia singular complicándose lo menos posible y con todo perfectamente organizado, Renfe y Ferrocarrils de la Generalitat se juntan, un año más, para ofrecer el Skitren. Este billete combinado permite esquiar por lugares tan reconocidos como La Molina o Vall de Núria a través de un pack que ofrece el viaje de ida y vuelta a la capital de la Cerdanya, el desplazamiento hasta las pistas de esquí y el forfait –término que se utiliza para hablar del pase o abono a recintos deportivos de invierno– de un día. 

Con una oferta específica según si se accede a La Molina o a Vall de Núria, adaptada a las necesidades del diferente tipo de público que experimenta dicha aventura y con toda la información disponible en la página web de Renfe, la pasada temporada se vendieron más de 14.000 billetes –un aumento del 22% en relación al año anterior– con precios asequibles.