FÓRMULA 1-GP DE JAPÓN

Sebastian Vettel, en horas bajas

Sebastian Vettel no atraviesa por el mejor momento de su carrera y necesita hacer un ‘reset’ para recuperar su nivel lo antes posible. 

Vettel no logra salir del túnel en Ferrari

Vettel no logra salir del túnel en Ferrari / EFE

Josep Viaplana

Sebastian Vettel es una sombra de sí mismo. El alemán, cuatro veces campeón del mundo con Red Bull -del 2010 al 2013, consecutivamente- está viviendo el peor momento de su carrera. Afrontó el reto de su vida yéndose a Ferrari tras la fuga de Fernando Alonso, pero su luz se está apagando poco a poco.

El coche no va, Kimi Raikkonen le supera y él ha perdido la eterna sonrisa que le precedía. En Japón el propio Maurizio Arrivabene, director de la Gestión Deportiva de la Scuderia, se ha atrevido a criticarle en público, aunque veladamente: “Todos, incluso Vettel, tienen que ganarse el sueldo cada día”.

¿Está en crisis? 

En Italia se reparten palos en todas las direcciones. Los disparos van en dirección a Sebastian Vettel, Ferrari y también dan alguno al aire buscando culpables de una situación difícil de explicar.

A la hora de buscar un culpable no lo tienen claro. “Ahora ya no se ríe tanto Sebastian. ¿Ha hundido Ferrari al piloto mejor pagado de su historia o ha sido Vettel quien ha perdido su talento y velocidad? Cuanto más evoluciona Red Bull, más irreconocible está Sebastian”, señala ‘La Repubblica'.

El ‘Corriere della Sera’ es más directo: “Ferrari necesita a un piloto de éxito”. Y la Gazzetta más reflexiva: “Seb está en crisis, pero también es culpa de Ferrari”. Hace dos meses, en el ‘Corriere dello Sport’, cuando Vettel no había entrado en esta “crisis”, respaldaban el trabajo del alemán con un “Vettel no puede hacer nada con ese coche tan lento”, pero Raikkonen estaba por encima en la clasificación de Pilotos tras 16 carreras.

Después de que el finlandés le volviera a ganar en entrenamientos en Suzuka, donde además ha recibido una penalización de tres puestos en la parrilla por el accidente que tuvo en Sepang la pasada semana -pasando de cuarto a séptimo- las preguntas sobre dónde está el Vettel que deslumbraba a los tifosi son recurrentes.

Ha perdido la chispa y muchos, muchísimos, echan en falta ya a Fernando Alonso, que con un coche que no era competitivo -como es el caso del actual Ferrari- hizo auténticos malabarismos para pelear por el título, un éxito que acarició el asturiano y contra todo pronóstico en 2010 y también en 2012.

La complicidad entre Sebastian Vettel y Maurizio Arrivabene se resquebraja. El jefe le atizó, veladamente, y le recordó que para renovar -acaba contrato a finales del 2017- primero tiene que ganarse el sueldo. ¿Una afrenta al alemán? La prensa alemana le ha respondido con dureza: “Arrivabene tiende a humillar a sus pilotos; Vettel no se lo merece”. 

La presión que significa pilotar para la Scuderia parece que le ha afectado y uno se pregunta cuánto resistirá el alemán este viciado ambiente. Y es todo este entorno, que Fernando Alonso mira de reojo, cuando el asturiano reconoce a sus íntimos que la decisión que tomó de irse fue la acertada.