Las claves de la 'guerra' Hamilton-Vettel

Vettel-Hamilton, las razones de la 'guerra'

Vettel-Hamilton, las razones de la 'guerra' / EFE

Josep Viaplana

Josep Viaplana

El GP de Azerbaiyán fue una carrera caótica, una auténtica locura, repleta de alternativas e incidentes. Sin embargo, hubo tres momentos cruciales que marcaron el desarrollo del gran premio: La sanción a Sebastian Vettel por golpear a Lewis Hamilton en la pista, la colisión del Ferrari por detrás al Mercedes con el coche de seguridad en la pista y la parada obligada del inglés en boxes para que le sustituyeran el reposacabezas. Aquí tratamos de analizar el qué, el cómo y el por qué de estas situaciones que generaron gran polémica

¿Por qué obligaron a parar a Hamilton?

Lewis Hamilton perdió la carrera al tener que hacer una inesperada parada en el tramo final de la misma para que le cambiaran el reposacabezas del monoplaza. Cuando ves tantos trozos de desperfectos esparcidos por la pista se hace difícil entender que un piloto tenga que parar porque una pieza del coche se mueva, pero para Charlie Whiting y la FIA cuando se habla de seguridad del piloto son inflexibles. Cuando se detectó que la pieza se movía después de arracar tras la bandera roja que se mostró para limpiar la pista, se preguntó al equipo de qué se trataba y si podía volar por los aires. La contestación no fue convincente y después de ver a Lewis conduciendo por la recta a 360 km/h con una mano se les requirió que pararan al piloto. Además, la FIA estimó que si el reposacabezas se rompía solo parcialmente podía quedar atrapado en la cabeza del piloto, dificultando sus movimientos o incluso privándole de la visión. En esta tesitura, el pitstop se hacía incuestionable. De hecho, el único que lo cuestionó fue Hamilton, consciente de que con ello perdía una victoria segura y pensando que podía aguantar lo que quedaba de carrera.

¿Fue justa la sanción a Vettel?

El alemán, a mi entender, podía estar cabreado por el frenazo que le dio Lewis Hamilton en una curva ciega cuando se iba a relanzar la carrera tras el coche de seguridad, con el único objetivo de restarle velocidad y que no le pudiera atacar en las siguientes curvas. Pero una cosa es cabrearse, que, insisto, era totalmente lícito, y otra muy diferente tomarse la justicia por su mano. Tras embestir por detrás al Mercedes, rompiendo el alerón delantero del Ferrari, Seb se colocó en paralelo a Lewis y, llevado por la ira, dio un golpe de volante provocando que sus ruedas impactaran en plena recta contra las de su rival.

La acción fue sancionada, posteriormente, por la FIA como un ‘stop&go’ de 10 segundos, pero a mi entender fue extremadamente blanda porque la acción fue antideportiva y en cualquier otro deporte hubiese sido excluído o descalificado. La maniobra pudo generar una situación de gran peligro en un deporte que de por sí ya tiene mucho riesgo. Charlie Whiting y los comisarios, sinceramente, no estuvieron a la altura.

¿Antideportivo o juego sucio?

Analizando la maniobra de Lewis Hamilton que provocó que Sebastian Vettel le diera por detrás tengo claro que fue legal, que le ampara el reglamento, pero a su mismo entiendo que jugó sucio, muy sucio, al límite. La FIA asegura que no levantó bruscamente el acelerador, pero sí reconoce que pasó de tercera a primera, con lo que la velocidad y fue muy evidente disminuyó drásticamente. En esta situación, con el coche de seguridad en pista, el que lidera el grupo puede hacer prácticamente lo que quiera, marcando el ritmo que más le convenga y más cuando el safety car ha apagado las luces -como fue el caso- que indica que en esta vuelta se relanza la carrera. Vettel estaba tan concentrado en sorprenderle que se lo 'comió' materialmente.