TENIS - FINALES ATP 2016

Andy Murray se ganó su primera final del Masters... y defender el número uno

Andy Murray luchará por primera vez por el título de 'maestro'. Y lo hará tras una victoria sufrida, agónica, ante un Milos Raonic que este año ha dado un paso al frente: 5-7, 7-6 (5) y 7-6 (9)

Victoria agónica de Andy Murray para estar en su primera final de un Masters... y defender su número uno

Victoria agónica de Andy Murray para estar en su primera final de un Masters... y defender su número uno / EFE

Neus Yerro

Andy Murray disputará mañana su primera final del Masters. Y lo hará después de una agónica victoria, extenuante, ante Milos Raonic: 5-7, 7-6 (5) y 7-6 (9).

Tres horas y 38 minutos de batalla titánica, de resistencia por ambas partes. De agotamiento, físico y mental. Porque no sólo hicieron kilómetros sino que su lucha contra las emociones fue agotadora.

Tuvo que remar Murray… y mucho. Ante un rival que en este 2016 ha dado un paso adelante en su progresión, un Raonic al que, si respetan las lesiones, tiene que estar dando réplica a sus predecesores en el ranking semana tras semana la próxima temporada. 

Desde el inicio era Milos quien disponía de las ocasiones. Y tanto fue el cántaro a la fuente que con un juego para olvidar, con cuatro errores seguidos del escocés, Andy cedía la primera manga (7-5).

Raonic le puso contra las cuerdas

A partir de ese momento el británico ya no podía permitirse más errores. Pero, demasiado 'tocado' por la pérdida del set inicial, pronto se vio en desventaja (2-1 y saque de Raonic). 

Si Milos quiere conseguir ese gran triunfo en su carrera debe cerrar la puerta cuando tiene la ocasión. Y no lo hizo. Al contrario, le dio una botella de oxígeno a Murray.

Cuando el escocés estaba más apurado, más ansioso y menos preciso… logró ‘break’ en blanco para igualar el segundo set (2-2) y seguir soñando con luchar por el título de ‘maestro’, que aún no figura en su palmarés, y por acabar el año en lo más alto del ranking mundial. 

Andy no se movía tan bien, no se anticipaba tanto ni era tan agresivo como en las últimas semanas, fruto, probablemente, de la fatiga. Porque acumula ya 23 victorias consecutivas y a ello se añade la presión de defender el número uno, al que accedía la semana antes de llegar a Londres, partido tras partido.

Volvieron los gritos del escocés en la pista, las quejas… Pero, incluso así, Andy pudo haber cambiado la dinámica del partido si hubiese convertido uno de los tres puntos de ‘break’ de que dispuso en el sexto juego del segundo set. Sin embargo, esa manga acabaría resolviéndose en la 'muerte súbita'.  Y Murray no tenía más opciones que ganarlo. 

Se colocó en clara ventaja (4-1) que estuvo a punto de perder (5-4) pero el tenista de Dunblane no tenía otra que responder y lo hizo forzando un tercer parcial que acabaría siendo un calvario para los tenistas y un deleite para los aficionados. 

Y es que Murray llegó a servir dos veces para partido (con 5-4 y 6-5). Con lo que le había costado llegar hasta ese momento y no lograba sellar el triunfo. Andy se desesperaba. Gritaba.

Otro 'tie break'

También lo hacía Raonic, quien, por primera vez, mostraba sus emociones. Además de demostrar que no se le encoge el brazo en momentos importantes. Salvó esos dos saques del británico y  de nuevo, de cabeza al 'tie break'. 

Un cara o cruz iba a decidir no sólo al primer finalista de este Masters sino que podía poner el número uno en manos de Novak Djokovic, quien se enfrenta a Kei Nishikori en la segunda semifinal (21.00 horas, Movistar+ Deportes 2) 

Murray llegó a disponer de tres puntos de partido que no concretó. La tensión era evidente. Y aumentó cuando Milos se situó con 'match ball' (8-9). Ya no ganó más puntos el pupilo de Riccardo Piatti y Carlos Moyà. 

Andy, exhausto en su silla, despedía al rival entre aplausos. El tenista de Dunblane se está ganando a pulso el derecho de cerrar 2016 en lo más alto de la clasificación mundial. Y es que incluso puede tener que defenderlo ante el hombre al que se lo arrebató.

Una final Murray-Djokovic significaría que, por primera vez en la historia (desde 1970), el último partido de las Finales ATP decidiría el número uno. ¡Qué mejor modo de despedirse hasta 2017..!