Migueli: un central de raza

Miguel Bernardo Bianchetti, Migueli, ha sido uno de los mejores centrales de la historia del Barça. ‘Tarzán’ era todo pundonor

Jugó la final de la Recopa de Basilea con la clavícula rota y mítica es su foto saliendo ensangrentado de Villa Park

Migueli: Un central de raza

Migueli: Un central de raza / sport

Ferran Correas

Ferran Correas

En el Cádiz que entrenaba Domènec Balmanya destacaba a inicios de la década de los setenta un joven y fornido central ceutí conocido como Migueli. El técnico catalán no dudó en recomendar al Barça su fichaje, advirtiendo que la puja sería dura porque el Real Madrid le tenía bloqueado. Finalmente, se llevó el club blaugrana el gato al agua pagando 12 millones de pesetas y la participación en el Carranza. El central, de 21 años, firmaba por tres temporadas, cobrando 700.000 pesetas la primera, 100.000 más la segunda y 900.000 la tercera.

Aquel fichaje acabó siendo uno de los más rentables de la historia del club. Jugó en el Barça durante quince temporadas. Disputó 549 partidos oficiales, siendo durante mucho tiempo el blaugrana con más partidos hasta que fue superado por los Messi, Xavi, Iniesta, Busquets, Piqué y Puyol. Ganó dos Recopas, dos Ligas, cuatro Copas, dos Copas de la Liga y una Supercopa.

Una trayectoria espectacular con un inicio movido. En su primera temporada de blaugrana, cumplía Migueli el servicio militar en Ceuta. Aprovechando un permiso de un mes, se trasladó a Barcelona a entrenar y Rinus Michels le hizo debutar en Zaragoza. Su partido fue flojo, pero lo peor llegó tras el encuentro. Una pareja de la Guardia Civil le esperaba porque el permiso no le permitía jugar partidos. De regreso a Barcelona, pasó la noche en el calabozo. Solo jugaría aquel partido de la Liga de Cruyff para ser ya después siempre indiscutible para todos los entrenadores menos para Udo Lattek.

TARZÁN

Conocido como ‘Tarzán’, era un central duro que lo daba todo. Ejemplos de su compromiso hay muchos. Es legendaria su imagen saliendo ensangrentado de Villa Park tras perder la Supercopa ante el Aston Villa. Recordada su entrada a Bonet en la final de Copa contra el Real Madrid en 1983 o el esfuerzo que hizo jugando la final de la Recopa de Basilea con la clavícula rota. También su partidazo en la final de la Recopa de 1982 contra el Standard de Lieja. Lattek no contaba con él, pero le hizo titular. Hizo volar a Tahamata, estrella del rival, y el Barça ganó. Una lesión le retiró en 1989 y tuvo partido de homenaje contra la Bulgaria de un tal Stoichkov.