Maradona: El fichaje del Siglo XX

Diego nunca se sintió como en casa en el Camp Nou y sus dos temporadas fueron un vía crucis para el jugador y para el club

El Barça firmó, previo pago de 1.000 millones de pesetas, un traspaso que rompió todas las barreras de la época

Maradona, el fichaje del siglo XX

Maradona, el fichaje del siglo XX / SPORT.es

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Todo salió mal desde el primer día. El Barça, a través de las gestiones del agente FIFA Josep Maria Minguella logró un acuerdo con Argentinos Juniors en 1980, pero la dictadura militar argentina evitó su marcha hasta 1982. La operación que trajo a Maradona al Camp Nou es, sin duda, el fichaje más sonado del siglo XX, un traspaso cuantificado en unos 1.000 millones de pesetas.

La cifra causó estupor incluso en el Barça, donde Quini aseguró que “ningún jugador del mundo vale tantos millones”. También Pablo Porta, presidente de la RFEF, definió el acuerdo de “desorbitado”, añadiendo que “el fútbol español es muy diferente al argentino, aquí los marcajes son muy duros y esto hay que tenerlo en cuenta a la hora del rendimiento del jugador”.

La premonición acabaría haciéndose realidad porque Maradona estuvo tres meses de baja por una entrada salvaje del jugador del Athletic Andoni Goikoetxea. Ambos equipos disputaron también la final de Copa de 1984, que acabó en una batalla campal. Todo aquello ocurrió durante la segunda temporada, la última, de Maradona en el Barça. En la primera, sufrió una hepatitis que le mantuvo mucho tiempo de baja. En total, de los 700 días que el argentino fue blaugrana, estuvo fuera de circulación unos 300. 

Sí dejó obras de arte como el gol que marcó al Real Madrid o al Estrella Roja, pero Diego nunca se sintió en casa jugando en el Camp Nou y ante una afición cuya personalidad distaba mucho de la argentina y la suya propia. No mezclaban. Ni dentro ni fuera del terreno de juego, como demuestra el hecho de que los vecinos de la urbanización Supermaresme de Sant Vicenç de Montalt le vetaron cuando quiso comprarse una casa en aquella zona.

Su desordenada vida privada y un entorno complicado no le permitieron integrarse nunca en una sociedad que tampoco hizo demasiado para acogerle. Su paso por el Barça fue efímero (estuvo dos temporadas y no ganó ningún título importante, más allá de la Copa de 1983 al Real Madrid) y acabó traspasado al Nápoles por 1.200 millones. Allí se sintió en casa.