'Enjoy' Laudrup: La elegancia del Dream Team

El danés representaba la belleza del juego; sus croquetas y pases sin mirar cautivaron a una generación entera

Laudrup fue el falso nueve de Cruyff. Con el holandés vivió una historia de amor-odio que tuvo un final devastador

Laudrup, una leyenda del Dream Team

Laudrup, una leyenda del Dream Team / SPORT.es

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Si quieren saber cómo es una persona, pregúntenle por su jugador favorito. Encontrarán pistas sobre sus inquietudes, manías y temperamento. En el ‘Dream Team’ había dónde escoger, pero ninguno representaba la belleza del juego como Michael Laudrup.

El danés llegó sin hacer ruido tras un periodo gris en la Juventus, y pronto convirtió el Camp Nou en su particular pasarela. El culé lo abrazó como una oportunidad para el disfrute. Así nació el famoso ‘Enjoy Laudrup’. La pancarta -fondo rosado, letras blancas- rozaba el césped y era motivo de orgullo del barcelonismo. El jugador más elegante del planeta jugaba en su equipo. 

Laudrup no era un interior, tampoco un extremo y mucho menos un ariete, pero se convirtió en el falso nueve del ‘Dream Team’. Cruyff tenía clarísimo los motivos: “Los dos centrales, si no tienen una marca, no saben qué hacer”. Y así fue como Laudrup se convirtió en el gran enigma de los rivales. Su fútbol dejó gestos que no prescriben, los dos más recordados: la croqueta y el pase sin mirar. El danés seducía a compañeros y rivales con un fútbol envolvente. Su aspecto de dandy engañaba: su fútbol era una tortura, un juego de engaños paralizante. Laudrup jugaba con el balón cosido al pie; anunciaba una cosa y hacía la contraria

En el Barça vivió una historia de amor-odio con Cruyff, el técnico que más lo apretó, convencido de que le faltaba calle. “Si Michael hubiera nacido en un gueto pobre de Brasil o Argentina, con el balón como única salida de la pobreza, hoy sería reconocido como el genio más grande este juego”, llegó a decir. 

“Tenia todas las habilidades para lograrlo, pero no tenía este instinto asesino del gueto que le habría permitido llegar a ese nivel”. Laudrup también se hizo grande a base de sociedades. Las más sugerentes con Stoichkov o Romario. Irónicamente, la llegada del brasileño lo relegó a un papel secundario que agrió su relación con Cruyff. Laudrup encontró una salida en el Madrid y acabó con la inocencia de una generación